Teatro

Homero según Vargas Llosa, Baricco y Grande

Espectáculos basados en sus dos grandes poemas épicos en Mérida y Barcelona

13 julio, 2006 02:00

Ensayo de Ítaca, versión de Félix Grande de La Odisea para Mérida. Foto: Paco Suárez

El espíritu humano sigue alimentándose con las hazañas de los héroes y de los dioses que narró Homero. De ellas dan cuenta un buen número de espectáculos basados en sus dos grandes poemas épicos. Bajo el paraguas del Festival de Mérida, La Odisea ha servido de inspiración al ya estrenado Calipso, a Itaca, adaptación de Félix Grande que se presenta el día 20, y Odiseo y Penélope, diálogo escrito por Vargas Llosa que protagonizará en agosto. El Festival Grec de Barcelona reúne Ilíada, Homero, adaptación de Alessandro Baricco, y el clásico catalán Nausica.

En la Antiguedad clásica era práctica habitual entre los griegos memorizar los dos grandes poemas épicos de Homero y recitarlos en las fiestas en honor de la diosa Atenea. Hoy La Odisea y La Ilíada ya no es ni lectura obligatoria en las escuelas, pero siguen siendo un material extraordinario de inspiración, como demuestran las variadas versiones teatrales que de ellos se estrenan este verano. La mayoría de estos espectáculos se van a concentrar en el Festival de Mérida. Y en buena lógica, ya que el hilo argumental de esta edición es el viaje y si hay uno por excelencia es el protagonizado por Odiseo, llamado Ulises por los latinos. Entre las adaptaciones hay para todos los gustos y de todos los géneros. La versatilidad es otra de las cualidades de los clásicos.

Itaca es la más libérrima de todas las versiones de La Odisea que aquí se cuentan. Ha sido ideada por el poeta Félix Grande y el director de escena Francisco Suárez, nombres que ya presuponen un espectáculo de aires flamencos.

Ulises baila flamenco
Y así es, en Itaca se dan la mano el teatro, la danza y la música. "No se pretende hacer un espectáculo", dice Grande, "sino mostrar y demostrar que si hay un lenguaje que puede poner en pie a los clásicos griegos es el flamenco". Desde su punto de vista, éste no es el primer experimento que lo va a probar. "El flamenco comparte con los clásicos griegos un conocimiento de lo trágico y la fatalidad constante del destino". Con esta idea de partida, era lógico que a Grande y Suárez les saliera una tragedia. Han llevado la acción a la Europa del nazismo, cuando una familia de gitanos es deportada en un tren de mercancías y llegan a una estación de ferrocarril donde el jefe les narrará algunos cantos de La Odisea. "Pido excusas por colaborar con Homero", explica el poeta. "Fue Paco Suárez quien tuvo la idea de transitar por el texto de Homero para poner en escena una metáfora sobre los perseguidos, los pobres, los inmigrantes de las pateras, los refugiados, toda esa gente que como Ulises anda buscando un lugar paradísiaco, su ítaca". Además, Suárez tenía especial interés en recordar a los 500.000 gitanos que, junto con los judíos, homosexuales y comunistas, fueron asesinados en los crematorios nazis. Y para este triste episodio, Grande dice "que no se puede encontrar una metáfora igual en la tradición literaria occidental como la bajada al Hades de Ulises, cuando allí se encuentra con su madre y con tantos compañeros de la guerra de Troya. Nosotros lo hemos elegido para compararla con la llegada a los crematorios de las víctimas". Protagonizada por Esperanza Roy (Circe), Miguel Molina (Ulises), Alicia Agut (Homero) y Guillermo Montesinos (Hermes), entre otros, al espectáculo se añade un cuerpo de baile y un conjunto musical y se representará en Mérida del 20 al 23 de julio.

Después de su experiencia teatral con La verdad de las mentiras, Mario Vargas Llosa repite y con la misma actriz, Aitana Sánchez Gijón, ambos tutelados por el director Joan Ollé. Protagonizan del 3 al 6 de agosto en Mérida Odiseo y Penélope, un diálogo del novelista en el que ha resumido La Odisea en 80 folios y once episodios. Odiseo, que estará interpretado por el propio autor, ya está en ítaca y narra a su esposa Penélope la travesía de diez años que protagonizó. Odiseo asumen la voz narradora pero también sus voces pretéritas; Penélope la propia así como todas las de aquellos seres reales, fantásticos y divinos que acompañaron a su marido. Es una puesta en escena que alterna la lectura, la interpretación y la improvisación, al igual que en el anterior espectáculo, y cuya acción se desarrolla en once ámbitos (un atardecer mediterráneo, las profundidades del Hades...)

Vargas Llosa destaca del poema homérico "el mundo de apetitos en libertad" que narra, donde todos gozan comiendo, danzando y escuchando las historias de los aedos. También subraya del relato la mezcla de fantasía y realidad: "El arte de contar -de fantasear- es practicado por doquier y por todos, empezando por Odiseo y Penélope. Ambos se inventan a sí mismos, atribuyéndose personalidades y biografías imaginarias, e incluso los dioses incurren en esta costumbre, como si en aquella tierra no estuvieran claramente diferenciadas la realidad y la ficción, la vigilia y el sueño, la vida de mentiras y la vida de verdad".

Joan Ollé opta para la puesta en escena por un único elemento escenográfico, un tapiz (metáfora del tiempo que Penélope ha ido tejiendo y destejiendo) y que se transforma en una gran pantalla en la que se proyectan imágenes que acompañaron a Odiseo en su andadura y en su imaginación.

La Ilíada en 187 páginas
También el gran autor italiano Alessandro Baricco se ha sentido atraído por Homero. Pero él prefirió adaptar hace dos años La Ilíada, seducido por la idea de hacer una lectura pública sobre las historias de Aquiles y la guerra de Troya. Baricco sabía que una lectura tal cual del texto resultaba larga e ilegible. Su versión, que tituló Homero, Ilíada, condensa en 187 páginas el largo poema y está editada en España por Anagrama. Ahora acaba de estrenarse en catalán en Barcelona, dentro del Festival Grec, dirigida por Antonio Calvo. Esta lectura llega precedida del éxito que tuvo en el otoño de 2004 en Roma y en Turín, donde unas diez mil personas acudieron a oírla, además de ser retransmitida en directo por la radio. La versión de Baricco elimina las repeticiones, el lenguaje arcaico, así como todas las intervenciones de los dioses: "No las habría quitado si hubiera estado convencido de que eran necesarias...", explica el autor, "suprimir los dioses de La Ilíada posiblemente no es un buen sistema para comprender la civilización homérica, pero me parece un sistema óptimo para recuperar esa historia, trayéndola hasta la órbita de las narraciones que nos son contemporáneas". Otra de sus intervenciones hizo desaparecer al narrador homérico para que sean los personajes los que hablan en primera persona.

Caso para hermenautas
Por último, añadió fragmentos que aparecen señalizados, en algunos casos procedentes de otros textos, que ayudan al espectador de hoy a seguir la narración. De todo este proceso, Baricco dice que"es añadir paradoja sobre paradoja. Un texto griego traducido al italiano que es adaptado en otro texto italiano y, al final, traducido pongamos al chino. Borges se habría frotado las manos. La posibilidad de perder aunque sólo sea la fuerza del original homérico es indudablemente elevada. No sé imaginarme qué va a pasar". Pues bien, esta bola de nieve ha seguido creciendo, la obra se ha traducido a numerosas lenguas y la lectura que se ha visto en Barcelona duraba una hora y cuarto, ya que se trata de una adaptación de la versión de Baricco en la que ésta ha sufrido recortes. El proceso merecería la atención del hermeneuta. Como también lo merece el montaje que se estrenará en Barcelona el 2 de agosto, Nausica, tragedia de Joan Maragall inspirada a su vez en la Nausikaa de Goethe, que narra el encuentro de Ulises con una princesa adolescente. Jordi Coca la dirige y la escenografía es de Iago Pericot.

Vargas Llosa coincide con Alessandro Baricco (autores ambos de la versión de La Odisea y La Ilíada, respectivamente), en destacar la fuerte osamenta laica de los dos poemas homéricos. "Aunque la presencia de los dioses -sobre todo la de Atenea- es imprescindible para el desarrollo de ciertos episodios, nunca se tiene la impresión de que Odiseo y los demás seres sean meros títeres de los seres sobrenaturales que a menudo los ayudan o los hostilizan. Siempre parecen conservar un margen de libertad que los dioses no se atreven a transgredir", señala el escritor peruano. Baricco añade que "aún cuando los gestos divinos remitan a lo inconmesurable que se asoma a menudo en la vida, La Ilíada muestra una sorprendente obstinación en buscar, sea como sea, una lógica de los acontecimientos que tenga al hombre como último artífice".