Teatro

Grandes Almacenes

5 octubre, 2006 02:00

Cada año, desde hace 23, se reproduce en Madrid, con la caída de la hoja, idéntica polémica: la que rodea al Festival de Otoño. Los empresarios privados aducen que se trata de una competencia desleal. Los profesionales madrileños alegan que el Festival les presta una atención mínima precisamente a ellos, que son del Foro, abriéndole las puertas, en cambio, a todos los demás. Los que creen en la frugalidad como norma de vida se quejan del escaparatismo inherente a este acontecimiento; también dicen que la acumulación de espectáculos por metro cuadrado hace imposible asistir a ellos: demasiadas cosas, demasiado dinero. Los que no consiguen entradas se lamentan de la cantidad de cargos públicos a los que se les regalan y no las usan, dejando asientos vacíos en muchos estrenos. El público, por su parte, acude de forma irregular. Como dicen en La regla del juego: ¡Todos tienen sus razones! Y las tienen. No hay nada intrínsecamente falso en las alegaciones aquí anotadas y sí algunos reparos más que razonables. Pero también sería injusto olvidar que el Festival de Otoño fue, en su momento, la puerta extraordinaria por la que entró en este país, como el agua en los establos de Augías, toda la modernidad teatral de la que, durante décadas, se nos había privado. ¡Cuánto le debe el teatro madrileño a aquellos primeros años! Y si bien este primer impulso se ha diluido con el tiempo, el Festival continúa siendo uno de los principales movilizadores de la vida escénica madrileña. Quizá la fórmula agote ya un poco y haya llegado el momento de hacer un cambio profundo; y esto no debería tomarse como crítica destructiva, sino como una invitación a la reflexión esencialmente positiva. Me van a perdonar lo prosaico de la comparación, pero esto es como lo que sucedía cuando los turistas españoles viajaban, en los años setenta, a Londres, y veían los grandes almacenes. Volvían a casa hablando de Harrod´s y no del Museo Británico. Hoy es Charlize Theron la que hace anuncios para el Corte Inglés. Le regalo la metáfora a la Comunidad; por si le sirve de algo...