Teatro

Wim Vandekeybus

“A los bailarines no les enseño pasos, les indico trayectorias”

9 noviembre, 2006 01:00

Wim Vandekeybu

La invitación de la Compañía Nacional de Danza a Wim Vandekeybus para idear una coreografía supone una importante apertura del repertorio de la formación. Riesgo y trabajo físico definen la danza de este artista que estrena el 10 de noviembre en la Zarzuela de Madrid Quiebro.

Durante los dieciséis años que Nacho Duato lleva como director de la Compañía Nacional de Danza (CND) ha forjado una identidad definida por la excelente calidad de sus bailarines y la elección de los coreógrafos. En este sentido, la CND desarrolla un lenguaje corporal basado en el alto nivel técnico de los bailarines, quienes han trabajado hasta ahora a las órdenes de Nacho Duato, Jiri Kylián, Mats Ek, William Forsythe, Hans van Manen, Ohad Naharin; son coreógrafos que guardan una línea reconocida, comparten muchos de ellos escuela, ofrecen garantía de un buen nivel dentro de unos parámetros ya conocidos y apreciados. Todo esto viene a decir que uno no espera sorpresas de la CND.

Sin embargo, el estreno esta semana en el Teatro de la Zarzuela de Madrid de Quiebro, del coreógrafo belga Wim Vandekeybus, supone una importante apertura del repertorio de la compañía y un reto que los trece bailarines elegidos por Vandekeybus afrontan con gran compromiso, conscientes de pisar territorio nuevo para ellos con los riesgos y alicientes que supone.

Danza de riesgo
Es, a la vez, un reto para Vandekeybus, que tiene que adaptar su manera de trabajar al engranaje de una gran compañía donde se ensayan varias coreografías a la vez, donde hay un horario establecido por convenio y hay sustitutos en caso de lesión. Vandekeybus y su compañía -última Vez- son conocidos por un tipo de trabajo de gran fisicidad y riesgo, una tensión escénica que sus intérpretes mantienen en todo momento, de gran variedad de físicos y personalidades. Desde la creación de su primera obra What the Body Does Not Remember en 1987, en la cual los bailarines se desplazaban en el escenario entre un milimetrado juego de lanzamiento de ladrillos en el aire que mantenía en vilo al público, Vandekeybus sigue explorando con sus intérpretes mundos propios, ajustándose a las cualidades de estos, cada uno con una personalidad indeleble en escena pero compenetrados al máximo. El interés por el cine influye también en su forma de construir sus coreografías y la interacción entre los intérpretes.

En cuanto al movimiento, hay más intencionalidad que estética en comparación con el vocabulario más anclado en la técnica clásica que caracteriza a la CND. Las obras de Vandekeybus te envuelven con una fisicidad aparentemente cruda que requiere gran preparación física, resistencia y fe en sus compañeros y en el coreógrafo. La imagen del cartel de esta temporada en La Zarzuela con un bailarín lanzado al aire, paralelo al suelo donde está echada una bailarina mirando hacia arriba, es fiel a la dinámica que maneja Vandekeybus y que los 13 bailarines de la CND están en el proceso de adquirir. "Una vuelta al movimiento ‘genuino’, que más adelante otra gente ha llamado danza," según ha dicho el coreógrafo. "Tenía que hacer una pieza de una hora, pero no todos los bailarines están disponibles a la vez así que tenía claro que la obra debería partir de una entidad formada por el conjunto. Cuando la entidad se desintegra hay un conflicto y cada componente empieza a buscar su propia identidad," explica. "Poco a poco la obra cambia de tonalidad, del negro hacia los colores, hay solos, y empieza una confrontación entre ellos, pues se conectan, o se enfrentan y eso lleva a una entidad algo distinta. Es muy abstracto pero también es una estructura completa".

Sobre la forma de trabajar, el coreógrafo también señala sus diferencias: "Los bailarines están acostumbrados a entrar en el estudio y aprender pasos. Yo me niego a darles pasos, les dirijo y les explico la trayectoria que tienen que hacer en el espacio, pero esta manera de trabajar es muy nueva para ellos y les requiere otra manera de acercarse a la obra. Empiezan a hablar, a investigar cosas, y a probar si son capaces de hacerlo. Tiene que haber una sensación de compromiso y apoyo mutuo entre ellos para que la obra salga bien. Hay momentos en los cuales aparentemente no ocurre nada, pero la tensión y la atención está en niveles muy altos. Es algo sencillo pero de eso depende si se percibe una magia en escena o no."

Ambientes electroacústicos
La música es de Charo Calvo y Marc Robot, ambos colaboradores en obras anteriores de Vandekeybus. Los ambientes electroacústicos creados por Calvo, que se acercó a la música a través de la danza, en combinación con los pasajes intensos de marcado carácter rítmico del conocido guitarrista neoyorquino funcionan bien en tándem para crear el contraste entre lo colectivo y lo individual que es la esencia de Quiebro.

"Están emocionados con el reto, un poco nerviosos, pero les resulta novedoso porque les acerca de una manera distinta al material coreográfico," dice antes de volver al estudio.

Quiebro se acompaña en el programa por las coreografías de Nacho Duato Por vos muero (del 10 al 12) y Gilded Golbergs (del 15 al 19).