Teatro

Espriu llega al Teatre Nacional de Catalunya

'Primera història d’Esther' revisa el mito bíblico

25 enero, 2007 01:00

Una escena de la obra de Espriu

Salvador Espriu debuta en el Teatre Nacional de Catalunya con Primera història d’Esther, una revisitación del tema bíblico que ya dirigió, en 1962, Ricard Salvat. La nueva versión lleva la firma de Oriol Broggi.

Salvador Espriu es el gran poeta catalán, el que va a los orígenes y hace de Cataluña un símbolo que preside toda su poesía. Apenas incidió en el teatro, género donde empezó en 1939 con una Antígona que se publicó en los años cincuenta, en una edición que incluía su traducción de la Fedra de Llorenç Villalonga pero en cuya portada sólo aparecía el nombre de Espriu.

El hecho no gustó a Villalonga quien, cuando a principios de los años 60 publicó su obra completa, incluyó su Fedra, pero con traducción propia. De ahí que al pedir Nuria Espert a Espriu una Fedra para ella, le solicitó, como recoge el prólogo de la obra, "una altra Fedra, si us plau", que la actriz estrenó con escenografía de Fabià Puigserver, en 1978.

Pero el conocimiento teatral de Espriu se debe sobre todo a Ricard Salvat. El director, con la compañía de Adrià Gual, estrenó Primera història d’Esther, en 1962 y tres años después, Ronda de mort a Sinera, una dramaturgia de Salvat con la poesía de Espriu. Esta obra volvió a los escenarios hace cuatro años, a petición de Manuel Montanyés, de nuevo al Teatre Lliure con una gran puesta en escena.

Aunque el verdadero debut teatral de Espriu partió de una iniciativa amateur, dirigida y protagonizada por Jordi Sarsanedas, para la Associació Dramàtica de Barcelona, que representó Primera història d’Esther en el Palau de la Música de Barcelona de hace exactamente medio siglo. Su singularidad como puesta en escena fue tal, que todo el mundo se sorprendió de su éxito. Como ocurrió con la nueva versión de la obra que Salvat hizo, en 1968, otra vez en el Romea, un éxito que llevó a Jacques Lang a requerir el montaje para clausurar el Festival de Nancy.

Desde entonces han pasado casi 40 años, pero Espriu sigue siendo un gran autor catalán poco conocido en sus escenarios. En julio de 2005, Pere Planella, Jordi Mesalles y Salvat, visitaron a Sergi Belbel para ofrecerle su colaboración en el TNC. Salvat -que aún no ha dirigido en ese teatro ni en el CDG de la Generalitat pero sí en sus homólogos de Budapest y Galicia, respectivamente- le propuso representar Primera història d'Esther en el teatro catalán.

Belbel recogió la sugerencia, pero decidió dar la dirección del espectáculo a Oriol Broggi, un excelente director joven que cuenta con puestas en escena de gran dignidad, sobriedad y creatividad y que ha tratado con éxito el mito en el teatro, como sucede en esta obra de Espriu.

Primera historia d’Esther presenta el mito de una Sinera soñada, de una Cataluña amada que Espriu no pudo plasmar con realismo, puesto que su realidad, en aquellos años, sólo se erigía en la profundidad ancestral del mito. Broggi se enfrenta hoy con el mundo de sus abuelos. Es un reto. Las puestas en escenas de Salvat -también la primerísima de Jordi Sarsanedas- se hicieron siempre en grandes escenarios. Oriol Broggi, por el contrario, estrena en la Sala Petita del TNC. Acaso esta ocasión sea la de la normalización del gran autor y poeta catalán que fue Salvador Espriu.