Teatro

'El Gran Inquisidor' resurge en Sevilla

Peter Brook escenifica el texto de Dostoievsky

22 febrero, 2007 01:00

Bruce Myers, en el papel de 'El Gran Inquisidor'

El enfrentamiento sevillano del superior del Santo Oficio con Jesucristo, que Fedor Dostoievsky trazó en Los hermanos Karamazov, llega a la capital andaluza de la mano de Peter Brook. El director estrena El Gran Inquisidor en el escenario del Teatro Lope de Vega el 27 de febrero.

Sevilla es una ciudad bien relacionada con el arte y sus creadores. Muchos escritores, coreógrafos y compositores han escogido la ciudad como espléndido marco para sus obras. Entre los novelistas figura Fedor Dostoievsky, quien tomó Sevilla como escenario para Leyenda del Gran Inquisidor, el quinto capítulo de Los hermanos Karamazov. Ahora, la Sevilla de papel y la real se unen de la mano de Peter Brook con la representación en la ciudad de El Gran Inquisidor, la traslación al teatro que el director ha hecho del texto del novelista. La obra estará en cartel el 27 y 28 de febrero en el Teatro Lope de Vega.

Dostoievsky situó el centro de la acción en Sevilla, durante "una noche española, cálida y olorosa a limoneros y laureles". En ese tiempo y espacio, El Gran Inquisidor manda encarcelar a un Cristo reaparecido la víspera, tras regresar al mundo 15 siglos después de su marcha. Para el cardenal, la vuelta de a quien se supone debe obediencia es "inoportuna" y una molestia que Jesús pagará con la muerte al día siguiente. Pero hasta que llegue ese momento, deberá soportar la pena accesoria de las increpaciones del máximo defensor de la Fe. Con el texto, el escritor ruso buscó confrontar la naturaleza humana con el mensaje salvador de Jesucristo. Dostoievsky aparece como un pesimista absoluto que ve a los hombres como unos seres carentes de grandeza a los que basta darles un trozo de pan para alejarles de todos las ideas de libertad y responsabilidad que les proporcionó la llegada de un Cristo elevado y justo. El Gran Inquisidor,por lo tanto, es la persona que sabe valorar las posibilidades humanas, aunque parezca un ser injusto y terrible.

Así es como aparece en el montaje de Brook. El director ha contado para El gran inquisidor con uno de sus actores de siempre, Bruce Myers, quien lleva cerca de 40 años trabajando con el maestro. Como es habitual en Brook, el montaje se desarrolla en un escenario huérfano, donde la palabra y la expresión de todo el cuerpo sobresalen por encima del resto de elementos escénicos. A esos elementos, se unen los silencios con los que Brook pidió al intérprete que pespuntara los graves e inteligentes razonamientos del Inquisidor en los poco más de 60 minutos del montaje. Con silencio absoluto responde el personaje de Jesús, interpretado por Joachim Zuber, que sólo se permite la respuesta de un gesto final, tanto en el original de Dostoievsky como en la adaptación escénica de Brook.