Teatro

El héroe vuelve al camino. La CNTC estrena en Zamora su nuevo montaje

La formación celebra los ocho siglos del 'Cantar del Mio Cid' con la adaptación teatral de sus romances

22 febrero, 2007 01:00

El actor Jesús Hierónides con el halcón de la obra

La Compañía Nacional de Teatro Clásico se suma a la conmemoración de los ocho siglos del Cantar del Mio Cid. La formación estrenará mañana en Zamora Romances del Cid, una obra para la que la Compañía Nacional ha contado con el mismo equipo que en Viaje del Parnaso. Eduardo Vasco es el director de un montaje -convertido en teatro por Ignacio García May- en el que combina historias reales con legendarias.

Trasladar una obra no teatral a un escenario es un asunto delicado. Convertir en teatro unos romances antiguos, cuya data es de varios siglos, más aún. Y subir a los escenarios las historias de un personaje tan fuera de foco por muchos motivos, como es El Cid, es más complicado todavía. Pero si se suman todos esos elementos en un mismo montaje, la cosa ya puede rondar la temeridad.

Tamaña osadía no ha asustado a Eduardo Vasco ni a Ignacio García May, que han convertido en teatro los Romances del Cid, como ya hicieron con el cervantino texto de Viaje del Parnaso. El montaje es la nueva producción de la Compañía Nacional de Teatro Clásico que dirige Vasco y con la que la formación pública se suma a las conmemoraciones de los 800 años del Cantar del Mio Cid que se celebran este año. El regreso del Caballero a los caminos tendrá como primera plaza el Teatro Principal de Zamora, donde estará desde mañana al 25 de febrero. Posteriormente emprenderá una nueva andadura cuyas etapas más importantes serán el Festival de Almagro, en verano, y Madrid, ya para próxima la temporada. La idea de los dramaturgos fue hacer "un acercamiento cronológico a los romances", según García May.

Pero una vez empezada la selección descubrieron que el resultado podía ser "un poco pesado", reconoce el adaptador del texto y columnista de El Cultural, por lo que optaron por presentar los textos agrupados por temas que sirvieran para revelar a este personaje medio real, medio de leyenda, que forma parte de los mitos españoles .

Diversas hazañas
La decisión ha hecho que la obra presente un aspecto más cuajado al reunir diversas hazañas del Cid en torno a asuntos como "el amor, la violencia o el honor entresacadas de los centenares de romances dedicados a su figura". La mayoría de estas composiciones proviene del "siglo XV y XVI frente a la idea de que son medievales", puntualiza el adaptador. Este hecho es importante, pues aunque en esos momentos el punto de vista literario empezó a mudar para ofrecer la particular visión del autor, los romances mantienen "el antiguo referente simbólico del que hay que echar mano" para entenderlos.

Episodios célebres
Ignacio García May cita episodios célebres, como el caso de la fuga del león, cuya doma y captura por parte del Cid permite descubrir la traición de los infantes, o el mucho más incierto viaje a Roma, ciudad en la que según la leyenda, el caballero amenazó al Papa. También ese elemento simbólico es fundamental para entender la famosa victoria del Cid sobre los moros después de muerto. El adaptador emparenta el episodio con otros referidos a reyes o nobles de los que se espera su regreso para salvar a sus pueblos frente a los tópicos folclóricos existentes o la versión de Hollywod que encarnó Charlton Heston en la célebre versión de Anthony Mann.

García May destaca del montaje, asimismo, la importancia del idioma. Romances del Cid ‘habla’ "un español arcaizante" al que sólo ha modernizado algunas palabras que ahora serían de difícil entendimiento. El resto conserva "la riqueza y música de un idioma que estaba configurándose entonces" y que suenan con la cadencia rítmica del romance en las voces de Francisco Rojas, Muriel Sánchez y Jesús Hierónides. Sus personajes hablan del Cid real y del legendario en un montaje donde, a diferencia de Viaje del Parnaso, la materia prima por encima de otros elementos. "Hemos querido mostrar un mundo que no llegara a ser tan oscuro como nos presentan la Edad Media", afirma García May, "que era mucho más luminoso de lo que siempre nos cuentan".