Teatro

Patrice Chéreau vuelve a Sevilla

29 noviembre, 2013 01:00

Un momento de la obra ...du printemps! ya con actores españoles dentro de su elenco. Foto: Esther Lobato

Danzas geométricas, eternos retornos, seguir y ser seguido. Thierry Thieu y Jean-Pierre Mouléres llevan a Sevilla este viernes ...du printemps!, un montaje que pasó por Aviñón y que se ha convertido en homenaje al desaparecido Patrice Chéreau.

  • La muerte el pasado mes de octubre de Patrice Chéreau conmocionó el mundo de la creación. Su inabarcable legado dejó rastro en el cine y en todos los rincones de la escena internacional. En Sevilla se hizo casa y cuentan que no se perdía una Semana Santa, momento que aprovechaba también para ir en bicicleta al Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Su muerte frustraba De noche justo antes de los bosques, de Koltès, que debería haber estrenado la próxima temporada. Como un homenaje a esta pasión de Chéreau por la ciudad de Velázquez llega al Teatro Central ...du printemps!, una obra de los coreógrafos Thierry Thieu Nang y Jean-Pierre Moulères que iba a contar con la presencia sobre el escenario del propio Chéreau. La obra rinde tributo también al centenario de La Consagración de la Primavera, de Stravinsky, tomando su música como punto de partida para envolver a las cerca de veinte personas que se mueven por las tablas. Una de las peculiaridades del montaje de Thieu y Mouléres es que para su ejecución han contado con actores amateurs de entre 60 y 87 años.

    "Necesitaba considerar el envejecimiento, hablar de él y oír hablar de él en otros términos", explica Mouléres. En ...du printemps! aparece la influencia de Pina Bausch, de Nijinski (del que se reproducen textos de su diario, Cahiers), de las grandes figuras de la danza Butoh, de los haikus, de Marina Abramovic e incluso de la astrofísica. "Tras haber estudiado todas estas apasionantes formas -añade Mouléres- hemos conseguido construir una forma bastante radical y concentrada basada en el andar y el correr, en el círculo y en las energías complementarias y contradictorias". Durante los 34 minutos que dura la música dirigida por Pierre Boulez con la Cleveland Orchestra los improvisados bailarines vestidos de negro, algunos de ellos reclutados en Sevilla, parten de un núcleo central para irse alejando de la matriz. Estas respuestas geométricas son, para Mouléres, huellas de un tiempo anterior, antiguo: "Se van deshaciendo poco a poco de las pieles del invierno para entrar en una carrera de vitalidad, de crecimiento, de una expansión que acaba con alegría, con una victoria. Uno de ellos, no el elegido, sino el más resistente, el más determinado, lleva hasta el final la fuerza que cada uno le cede hasta que llegue la primavera".

    Thieu Nang encuentra en esta espiral una manifestación de movimiento a través del espacio y del tiempo materializado por el cuerpo: "Simbólicamente también es el lugar en el que uno puede enfrentarse a los demás, seguir y ser seguido. Puede designar tanto un comienzo como una vuelta a empezar, tanto una ida como un regreso". Sin ser el propósito inicial, nos encontramos ante un homenaje a Chéreau, cuyo legado permanecerá vivo en el teatro contemporáneo.