Cuando la realidad supera a la tragedia: Hécuba clama venganza en defensa de los niños maltratados
- La voz de la reina de Troya llega a los Teatros del Canal en la última obra de Tiago Rodrigues, que mezcla la tragedia clásica con una historia real.
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Hécuba, convertida en perra con mirada de fuego, aúlla fuerte. Su voz es una voz herida, con rabia, que clama justicia y venganza por las muertes de sus hijos. Ella, que fue reina y mujer libre, ahora es esclava. Son sus palabras las que retumban en las voces de otras madres que lloran a sus vástagos. El mismo murmullo que resuena hoy en la última propuesta del dramaturgo y director de escena portugués, Tiago Rodrigues, Hécube, pas Hécube, que, de la mano de la Comédie-Française, podrá verse en Teatros del Canal del 3 al 5 de enero.
Teatro sobre teatro, mito y realidad, esta obra, estrenada con éxito en el Festival de Aviñón, cuenta la historia de Nadia, una actriz que, en mitad de los ensayos de la obra de Eurípides, se enfrenta a un juicio por los malos tratos que ha sufrido su hijo autista en un centro de acogida.
Basada en una historia real que sucedió en Suiza, Rodrigues, actual director del festival francés, traslada al teatro la lucha en los tribunales de una actriz que él mismo conoció en el país helvético, mientras realizaba Dans la mesure de l'impos-sible.
“Empezó como empiezan todas mis obras –cuenta sobre el origen de esta pieza–, con la voluntad de entablar un diálogo con la realidad y con los títulos y autores que me inspiran. Cuando hace dos años trabajé en Ginebra se produjo un caso de malos tratos a niños autistas en un centro de acogida público”.
“Yo entonces –continúa– trabajaba con la madre de uno de esos niños, que vivía entre ensayar una obra y sufrir ese drama. Inmediatamente tuve la voluntad de contestar con el teatro, de hacer justicia simbólica y tratar esa cuestión de por qué todavía hoy en un país como Suiza –o España, Portugal o Francia–, donde, a pesar de las desigualdades, hay acceso a los bienes esenciales, derechos y libertades, podemos ser tan negligentes hacia los más vulnerables”.
"Contesto con teatro a cómo es posible que hoy seamos tan negligentes con los más vulnerables". Tiago Rodrigues
Del juzgado a la sala de ensayos, los intérpretes se mueven por un decorado minimalista: una mesa alargada permite a los personajes-actores hacer la lectura dramática del texto de Eurípides, y le sirve al fiscal para realizar sus interrogatorios sobre el escándalo de los malos tratos.
Su actriz principal, una maravillosa Elsa Lepoivre en el papel de Hécuba, salta de la madre ficticia a la real, traspasa su propia tragedia a la de Hécuba, en un juego que, a medida que se acerca la fecha del juicio y del estreno, hace que las líneas entre ficción y realidad, pasado y presente, se vayan desfigurando.
Un magnífico Denis Podalydès da la réplica a Lepoivre como imponente Agamenón y fiscal, en un reparto que completan Éric Génovèse, Loïc Corbery, Gaël Kamilindi, Élissa Alloula y Séphora Pondi.Mientras, Hécuba, tras el asesinato de su hijo más pequeño, exige a los griegos que ganaron la uerra de Troya justicia y derecho a venganza.
“Este texto de Eurípides tiene discursos muy bellos y con mucha fuerza sobre la cuestión de la justicia y del amor de una madre y eso me daba pie a mezclar ambos mundos”, comenta Rodrigues.
Nadia no es Hécuba. Es solo una actriz –interpretada a su vez por otra actriz– que la interpreta. Pero, como todas las Hécubas, ella también grita con furia. “Estoy lista. Meses, años. No me importa. Estoy lista para ladrar, ladrar, ladrar. Ladraré por el resto de mi vida si es necesario. Ladraré hasta... ¿Cómo te lo puedo decir? Sé que puede que no funcione, pero ¿cuál es la alternativa?”.