Laureano López Rodó (izquierda), Marcello Caetano (derecha) detalle de la versión portuguesa de 'Cartas entre Laureano López Rodó y Marcello Caetano: Una amistad para la historia'

Laureano López Rodó (izquierda), Marcello Caetano (derecha) detalle de la versión portuguesa de 'Cartas entre Laureano López Rodó y Marcello Caetano: Una amistad para la historia'

Libros para comprender

Historia

Una amistad ibérica: la correspondencia entre Caetano y López Rodó, reunida en un nuevo libro

Pablo Pérez López y Paulo Miguel Martins traen en este recopilatorio una visión íntima de la relación entre estos dos hombres de Estado.

4 septiembre, 2024 02:11

Durante décadas, las cartas que se escribían dos amigos viajaron a través de La Raya, aquella frontera entre España y Portugal que se confeccionó a lo largo de siglos y pactos diplomáticos. Fue una correspondencia cuya naturaleza cambió conforme los hombres que la escribían también lo hacían, desde que se conocieron en 1944 hasta que uno de ellos falleció 36 años después.

Título: Cartas entre Marcello Caetano y Laureano López Rodó: una amistad para la historia

Autor: Pablo Pérez López y Paulo Miguel Martins

Editorial: Ediciones Universidad de Navarra (EUNSA)

Año de edición: 2024

Disponible en EUNSA 

Disponible en Unebook 

Fue una amistad que nació de la urgencia. El español, un joven que apenas pasaba la veintena y acababa de licenciarse en derecho administrativo, había decidido viajar al país vecino junto a un grupo de académicos para cumplir una extraña y fundamental misión: proveerse de bibliografía académica, escasa en España durante los primeros años de posguerra. Allí congenió con un hombre mayor que él que ya era una eminencia en su campo de estudio. 

El español era Laureano López Rodó (Barcelona, 1920), un catalán que en 1945 obtendría la cátedra de Derecho Administrativo en la Universidad de Santiago de Compostela. Miembro del Opus Dei, desarrollaría una carrera preeminente durante la dictadura que culminó con su nombramiento como Ministro de Asuntos Exteriores en 1973. El asesinato de Carrero Blanco, al que había vinculado estrechamente su carrera, desembocó asimismo en el fin de sus aspiraciones políticas. 

Marcello Caetano (Lisboa, 1906) fue el portugués con el que trabó aquella singular amistad. Se doctoró en 1931 y seis años después publicó su Manual de derecho administrativoobra que fue de referencia en su campo académico.

A partir de 1940 Caetano encadenó cargos importantes dentro de la estructura del Estado Novo salazarista, desde Comisario Nacional de la Mocidade Portuguesa hasta Ministro de Colonias. Tras la muerte del dictador en 1968, tomó las riendas del régimen. Sin embargo, aquello terminó cuando un 25 de abril de 1974 los capitanes de la Revolución de los Claveles le tendieron un puente de plata que lo llevó a Brasil, donde falleció seis años después. 

El catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Navarra Pablo Pérez López y el historiador Paulo Miguel Martins han publicado Cartas entre Marcello Caetano y Laureano López Rodó: una amistad para la historiaun recopilatorio en orden cronológico de la correspondencia que mantuvieron estos dos hombres durante más de treinta años.

Aquellas cartas, que el luso escribía en portugués y López Rodó respondía en español, no es un reflejo de la relación diplomática que mantuvieron dos figuras de Estado. Al preguntarle al respecto, Pablo Pérez López aclara que cuando estas dos figuras políticas se cartean no le hablan al mundo, sino a un amigo y, por tanto, no es el cargo el que habla, sino el hombre.

Pregunta. Conocemos al Caetano heredero de Salazar, el que siguió con las guerras coloniales y la represión política en Portugal, pero usted, con estas cartas, nos trae un hombre completamente diferente. ¿Quién era, entonces, Marcello Caetano?

Respuesta. Para responder a esa pregunta hace falta realizar un ejercicio de historia comparada. Por un lado tenemos al líder, el que aparece en los libros de historia, acusado de continuar una dictadura represiva y brutal en la que se realizaban torturas sistemáticamente. Es un hombre dedicado al derecho que está convencido de que en su puesto es necesario proceder de esa manera en el proceso de la desconolonización.

»Si los contrastamos con hombres de Estado de otros países en ese mismo período, por ejemplo, los líderes de la cuarta y la quinta República Francesa, que estuvieron dominando una Argelia sublevada cometiendo auténticas atrocidades, vemos que en este caso nadie dice que la esencia de la democracia francesa tiene un origen represivo y brutal. 

»Otro ejemplo es la represión al movimiento independentista malayo perpetrada por el Reino Unido. Los británicos ganaron una guerra de contrainsurgencia durísima con el empleo de métodos de represión también brutales que, por alguna razón, no anula ni mancha la figura de los políticos que desde Londres aprobaron este tipo de conductas. 

»Conviene tener en cuenta todo esto para comprender a Marcello Caetano. Es un hombre que lideraba lo que en España muchas veces llamamos "dictablanda" para referirnos a la distensión de los métodos represivos que seguían sucediendo pero no con tanta intensidad como años anteriores. También es el heredero de una república dictatorial, curiosamente, de profesores, que nace como respuesta a los procesos revolucionarios de los años 30. 

»Caetano es una persona que cree que puede hacer una buena política de gestión para consolidar a su país frente a una amenaza revolucionaria. En estas cartas conocemos a un hombre al que se le ha presentado tradicionalmente como una caricatura de lo que era en realidad: un tecnócrata que quería contribuir a que su país funcionara. 

P. ¿De qué modo el género epistolar nos puede ayudar a descubrir todos estos aspectos que nos ha ocultado la caricaturización de la que usted habla?

R. Hay dos elementos clave que existe en la correspondencia escrita que no se da en otros géneros. El primero es que el destinatario original del mensaje es alguien en quien se tiene absoluta confianza y se asume que la carta no va a ser objeto de consideración pública. Por eso, hay una cierta desnudez en lo que se dice. Es una fuente totalmente distinta a un discurso o, incluso, unas memorias. Es una fuente totalmente privada y primaria de dos hombres con un profundo relieve público.

»Al mismo tiempo se está queriendo aprender. Resulta curioso porque mientras que España es un país que siempre parece estar dando lecciones a Portugal, en este caso sucede lo contrario: es el portugués el que cumple la función de maestro y el español la de discípulo. 

»Evidentemente, como ambos tienen un claro perfil público, acaban por hablar de cuestiones de Estado. Esta parte también es interesante porque permite ver qué piensan ellos de los asuntos de la vida política que están sucediendo en aquel momento. 

P. ¿En qué se sustentaba la amistad entre estos dos hombres?

R. En un primer término nace por la admiración que siente López Rodó hacia un colega que ya tiene un recorrido académico brillante cuando él está apenas empezando. Se cimienta en este interés profesional pero, a partir de esto, se produce una relación de tipo personal. Comparten cuestiones íntimas. Se interesan por la vida del otro y su progresión en todos sus aspectos vitales. En las cartas se percibe la connaturalidad y el descanso que supone hablar con un amigo. 

P. ¿Por qué se ha optado por el orden cronológico de las cartas?

R. Es lo que normalmente nos ofrece más luz a los historiadores. Una vida es siempre un tiempo. En este caso nos encontramos con dos personas fallecidas que han cohabitado un período concreto. Por eso, el recorrido cronológico nos permite ver la progresión de esa vida, cómo ha devenido en lo que ha terminado siendo y por qué. 

»Fundamentalmente lo que podemos ver en este caso es cómo evoluciona esa relación tal y como hemos comentado antes. Asistimos a los diferentes cargos que ocupa cada uno y la opinión que les sugieren los acontecimientos políticos de cada momento.

"Por mucho que nos preparemos para el futuro siempre acaba ocurriendo lo más inesperado". 

P. Es interesante ver en las cartas cómo se acercan al crepúsculo de sus carreras políticas sin saberlo. 

R. Sí. Ninguno de ellos sospecha lo que está a punto de ocurrir. Eso nos enseña que por mucho que nos preparemos para el futuro siempre acaba ocurriendo lo más inesperado. Es consecuencia de la existencia y la libertad humana. 

»Es tan inesperado que para Marcello Caetano es como si se le hundiera el mundo bajo sus pies, hasta el punto de que pierde su fe religiosa. No sucede lo mismo con López Rodó, que también cae en desgracia pero se mantiene firme en sus creencias. Asistimos entonces a unas conversaciones muy interesantes sobre ciertos aspectos de la duda y la fe. 

P. Es llamativa una relación de amistad tan fuerte entre hombres de dos países que, pese a la proximidad geográfica, parece que vive de espaldas el uno con el otro. 

R. Esta relación es, lamentablemente, una excepción. Es más España la que vive dando la espalda a Portugal. Ellos nos miran mucho más, pero al mismo tiempo nos tienen miedo. Temen un afán de anexión, ya tuvieron la experiencia en el pasado con Felipe II. Incluso los procesos revolucionarios españoles han visto en el pasado a Portugal como la parte de una federación ibérica. 

»Desde Portugal siempre ha habido un enorme interés por España. Es una pena que en nuestro país nunca se enseñe nada de Portugal. Ni de la lengua, ni de su historia, ni de su cultura.