Image: Paul Lauter

Image: Paul Lauter

Letras

Paul Lauter

"Las antologías no deben ser como museos"

31 enero, 2001 01:00

A vueltas una vez más con el canon, hace unos días pasó por España el profesor y crítico norteamericano Paul Lauter, editor y máximo responsable de la Heath Anthology of American Literature, cuya primera edición de 1990 revolucionó el ámbito académico y literario mundial. Revisada cada cuatro años y constantemente actualizada, la Heath cuestiona la raíz misma de la concepción literaria norteamericana, al dar voz a autores tradicionalmente ignorados. En sus páginas, escritores de la talla de Hawthorne, Whitman, Twain, Pound... ceden su posición de privilegio a otros narradores, al tiempo que se descubre el feminismo de Hemingway o se censura el carácter antiobrero de Faulkner. Y su influencia comienza a dejarse sentir en Europa... Ahora, y frente al de Bloom, Paul Lauter defiende en España su canon.

H ay quien asegura que su publicación fue determinante para que Harold Bloom escribiera su Canon Occidental. Unos odian la Heath y la acusan de ser responsable de la degradación literaria norteamericana; para otros representa la renovación que se necesitaba con urgencia. Lo que sí es cierto es que su publicación ha establecido dos frentes críticos irreconciliables y que también en Europa comienzan a escucharse las primeras voces que propugnan la revisión "a lo Heath" del canon de cada nación. El editor general de la Heath, Paul Lauter, ha estado en España como conferenciante de la Asociación Española de Estudios Anglo Norteamericanos y para impartir un semi-
nario en la Universidad de Alcalá. También ha conversado con EL CULTURAL y ha defendido "su" realidad literaria, la de su canon.

Globalización de la crítica

-¿Por qué la Heath ha revolucionado los estudios literarios norteamericanos y comienza a influir en las antologías europeas?

-Es parte del proceso. No se puede analizar como un hecho aislado, sino que es parte de un movimiento, de forma que la Heath es un componente más de la globalidad para cambiar los estudios literarios y los modelos educativos. En ese sentido ha sido un proyecto exitoso. Legitimó la idea de que se puede y se debe enseñar también a los autores no canónicos. Las antologías no deben ser como museos.

-Cuestiona la canonización de autores pero usted canoniza a otros.

-En cierta forma es inevitable, aunque yo no hablaría de canonizar, sino de legitimar. Eso es parte de la naturaleza de una antología. Uno tiene que seleccionar a un número de autores determinado porque no hay forma posible de incluirlos a todos. Se puede hacer, pero el problema es que debes tener en cuenta las leyes del copyright, lo que quiere decir que existe una serie de restricciones. Ahí tiene usted el caso de Salinger, por ejemplo, un autor interesante del que no te permiten incluir ninguno de sus escritos en una antología. De Fitzgerald sólo puedes utilizar un número determinado de palabras... Eso te mediatiza mucho las elecciones que puedes hacer para una antología. Se canoniza porque en muchos casos no puedes hacer otra cosa.

-Al leer la Heath se tiene la impresión que en todos y cada uno de los casos usted ha buscado una alternativa independientemente de cuál fuera el autor canónico.

-Queríamos incluir a los autores tradicionalmente canónicos, como Melville, que es el que tiene más extensión en la antología. También los más representativos aunque en algunos casos fueran aborrecibles, como algunos de los escritores sureños racistas de los años 40 y 50.

Hemingway feminista

-¿Pero representativos de qué?

-Representativos de un criterio determinado, de cierta tendencia. ése es un criterio fundamental. Por ejemplo, escogimos como lo más representativo de Hemingway Hills like White Elephants (Colinas como elefantes blancos), que es una historia maravillosa para ser enseñada en clase. Pero al mismo tiempo nos interesaba enfatizar la faceta feminista de Hemingway, que ha sido acusado tradicionalmente de misógino: por esas dos razones escogimos esa historia de Hemingway y no cualquier otra que pudiera resultar más popular. Además queríamos impulsar una visión más feminista de la literatura norteamericana.

-Se esté o no de acuerdo con la Heath, lo cierto es que ha influido en antologías tradicionales como la Norton...

-Desde luego. La Heath ha influido, incluso condicionado, la forma en que otras antologías como la Norton han diseñado sus últimas ediciones. De todas formas hay diferencias, que van más allá de la inclusión de autores determinados. Por ejemplo, en la última edición la Norton ha optado por incluir las obras largas de autores, novelas como Mientras agonizo, de William Faulkner, que, sin embargo, yo jamás incluiría en una antología, porque tal vez no resulte conveniente para estudiantes de los primeros años de carrera. Además esa novela expresa una visión desagradable de la gente trabajadora. Otro problema al incluir obras extensas es que por problemas de espacio se debe dejar fuera a otros autores fundamentales para entender la literatura norteamericana. Y por si fuera poco los estudiantes odiancon todas sus fuerzas leer una novela entera en una antología.

-Volvemos de nuevo al tema económico en la elaboración de su antología: parece que es más importante que el artístico....

-Sí y no... No sé... Bueno... No exactamente. Le daré un ejemplo... El caso de la Harper... Los editores de la Harper me dijeron que la casa editorial ponía la condición de que no se desviaran más de un veinte por ciento de lo que incluían otras antologías anteriores. Nosotros nunca fuimos sometidos a ese tipo de presión. Podemos incluir lo que queramos. Si decidimos no incluir La letra escarlata en el primer volumen, pues no se incluye y la casa editorial no plantea ningún problema. Las decisiones que tomamos son respetadas en un 95 por ciento. Lo que nos preocupa es qué queremos enseñar y qué le puede interesar enseñar a otra gente. En definitiva, hemos tenido una relativa libertad. Pero al mismo tiempo debo reconocer que no somos libres de escoger todo lo que queremos o nos hubiera gustado. Está el tema de los derechos de autor y lo que algunos autores cobran por permitir que se incluyan sus obras. Desde ese punto de vista sí es cierto que el tema económico puede influir. Al mismo tiempo no es menos cierto que también existen muchísimos intereses económicos institucionales para que las cosas sigan en su sitio. Las editoriales, como los marchantes de arte, también invierten en autores y deben rentabilizar su inversión.

Políticamente correcto

-También llama la atención su preocupación por resultar "políticamente correcto", o, dicho de otra forma, auspiciar y apoyar lo que en Estados Unidos se conoce como "affirmative action".

-Sí, efectivamente. Eso es así. En primer lugar en lo relativo a las personas que iban a formar el Consejo Editorial. ésa era una decisión fundamental que hicimos desde el primer momento. La mitad debían ser hombres y la mitad mujeres, la mitad blancos y la mitad pertenecientes a grupos étnicos. Esa configuración ha cambiado en sucesivas ediciones pero continuamos con el mismo espíritu.

-O sea, que que los criterios de género y raza primaron más que los académicos.

-Bueno, antes de que apareciera la Heath nunca hubo ningún profesor de color en el consejo editorial de ninguna de las antologías precedentes y tan sólo un par de mujeres. Pero de nuevo lo que primaba es que fuera lo suficientemente representativo en el sentido de reflejar la multiculturalidad de la literatura norteamericana y considero que eso es académico.

-Pero a la vista del índice de su antología uno tiene la impresión que si se es mujer, perteneciente a una minoría étnica, u homosexual, se tiene más oportunidad de ser "representativo".

-No, no. No creo que se pueda ser tan drástico. Lo que nosotros hacemos es incluir, no excluir y por eso incluimos a autores que no habían aparecido en antologías anteriores sin que nos importe el sexo, la raza... Tan sólo que sean representativos de su momento.

-¿Cuáles son sus cinco autores norteamericanos fundamentales?

-Harriet Beecher Stowe; Edith Wharton; Langston Hughes; Ernest Hemingway; Tillie Olsen.

-Me imagino que alguien como Bloom opondría nombres más "canónicos" como Mark Twain, Henry James, Wallace Stevens; William Faulkner y Thomas Pynchon, por citar contemporáneos de su elección.

-Podemos ir uno por uno comentando por qué los he escogido... Algunos colegas también escogerían a James en vez de Wharton... No sé, me imagino que tiene que ver con gustos y experiencias.

-¿Se considera usted una de las siete cabezas de ese monstruo que, según el profesor Bloom, encorseta y manipula la crítica literaria actual?

-[Ja,ja,ja...] Te refieres al multiculturalismo, feminismo, deconstruccionalismo, ...

-Efectivamente.

-Las teorías de Harold se basan siempre en una idea fundamental: los autores blancos tienen una importante deuda con los autores blancos que les han precedido. Todo lo que ha hecho, desde su tesis sobre Blake hasta The Anxiety of Influence está alumbrado desde esa idea. ¿Es ése realmente el paradigma de la literatura? Personalmente no creo que sea tan importante.

-¿Qué piensa de El Canon Occidental?

-Un periodista le preguntó una vez a Gandhi: "¿Qué piensa de la civilización occidental?" y Gandhi contestó: "Sería hermosa". Algunas partes están muy bien, pero otras son realmente horribles. Creo que Bloom debería leer otros autores que no se ajustan a su paradigma.

-El denominado "Nuevo periodismo" de Mailer o Wolfe parece ser lo que más interesa en estos momentos a los lectores norteamericanos. ¿Qué valoración le merecen?

-Bueno, no sé si decir que es lo que más interesa es acertado, son algunos de los autores que más venden, pero sólo eso. De Mailer me interesaron sus primeros escritos políticos, que fueron muy influyentes en su tiempo, pero poco a poco se fue centrando más en la persona que en los temas sociales. Wolfe tampoco me interesa mucho, no he leído nada de lo que ha escrito últimamente. De los autores actuales los más interesantes, para mí, son Grace Paley, Alice Walker...

-¿Cómo podría hacerse una revisión del canon en el caso de la literatura en español?

-No conozco suficientemente bien la literatura que se escribe en español, así que no puedo responder. Conozco a Lorca y me parece muy bien. El realismo mágico, sin embargo, no me gusta. Y no me gusta por la misma razón que tampoco me atrae la ciencia ficción. Proponen una forma sencilla de aproximarse a algo que no es sencillo, sino muy complicado. Lo que me interesa de la literatura es que ilumine el mundo, la realidad en que vivimos; sin embargo el realismo mágico recrea un mundo que no es el que vivimos. Me imagino que la revisión canónica tendría que venir por ahí.

Shakespeare y el Quijote

-¿Y Cervantes y el Quijote? ¿Cuestionaría su importancia como cuestionó la de Shakespeare?

-Habría que matizar mucho mi cuestionamiento de Shakespeare, no es tan sencillo como parece expresarlo. Respecto al Quijote, me parece una obra maravillosa, excelente. Precisamente por lo que hablábamos hace un momento, porque pese a que Don Quijote viva en su propio mundo, la novela está siempre con los pies en el suelo, refleja la realidad tal como es. Eso es lo que me interesa a mí, el realismo.

-En algunas universidades vemos cómo se está poniendo más énfasis en la crítica que en la obra literaria. ¿No es un despropósito?

-Desde luego, tiene toda la razón. No sé como será la situación en España, pero en los Estados Unidos eso se está convirtiendo en una constante, y no me parece una postura acertada. Veo como algunos de mis colegas más jóvenes estudian y explican a Derrida o Foucault y sus alumnos leen todas las obras de estos críticos olvidando las novelas que analizan. Me gustaría que hubiera mayor concentración en las fuentes primarias. Ya ve, en esto sí que soy conservador.