Antoni Gaudí
GIJS VAN HENSBERGEN
9 mayo, 2001 02:00Este libro se convierte en un hito, al ser el más completo y ambicioso de los publicados hoy. En él se desarrolla un completo retrato del personaje, y se analizan sus edificios más significativos
Al carácter polémico de su obra, añadamos el del personaje. Algunos de sus proyectos tienen un componente socialmente reformista, aunque estuviera por lo general al servicio de personajes que, como Eusebi Göell, representaban la oligarquía o la defensa del clero. Católico, célibe, ascético hasta el punto de que al auxiliarle tras el atropello que le causó la muerte le tomaron por un mendigo. Catalanista hasta el punto de que cuando Alfonso XII visitó las obras de la Sagrada Familia no dejó de hablarle en catalán. Venerado, pues, en Cataluña, pero literalmente, por la Associació pro beatificació d’Antoni Gaudí. Todo ello unido a que durante la guerra civil se quemaran sus archivos personales y de trabajo, dio como consecuencia que la casi totalidad de lo publicado sobre Gaudí sean estudios estrictamente arquitectónicos o superficiales hagiografías. Por esa razón, el libro que comento se convierte en un hito, al ser el más completo, ambicioso y documentado de los publicados hasta hoy. En él se desarrolla un completo retrato del personaje, siguiendo su biografía, y además se le inscribe en un contexto que nos permite comprender mejor su proyecto. Van Hensbergen le presenta como una manifestación del renacimiento católico que se experimentó a finales del XIX, en simetría con el sensualismo finisecular, ambos como reacción a un materialismo que impregnaba la cultura como fuerza de cambio. Rechazo que sabemos cómo derivó también hacia una búsqueda en el pasado de cuyos mejores frutos se dieron en Viollet le Duc, Ruskin o Morris. Gaudí se nutrió de esas fuentes desde sus años de formación. En Gaudí esa búsqueda orientó sus planes adolescentes de reconstruir el Monasterio de Poblet, símbolo de la religiosidad catalana, y en su madurez, el proyecto de la Casa Milá como un homenaje a la naturaleza, y la Sagrada Familia como homenaje a Dios. Su originalidad, en este sentido, fue volver a los orígenes. No sólo cuando decía: "Creo como Da Vinci, que la decadencia hace su aparición en cuanto el hombre se olvida de contemplar la naturaleza". También cuando utilizaba recursos del arte popular, o cuando haciendo realidad su afirmación "Con dos reglas y un cordel se genera toda la arquitectura", construyó la extraordinaria cripta Göell invirtiendo los arcos que formaban cordeles y pesos colgados del techo de su estudio.
Gijs van Hensbergen analiza uno por uno los edificios más significativos del arquitecto, acudiendo siempre a fuentes primarias para ofrecernos una visión de su génesis y repercusión. En el libro hay también buenas síntesis de la situación histórica y cultural de la España de la época, con explicaciones que pueden resultarnos prescindibles, pero no a un lector anglosajón, que es su destinatario natural. El libro está escrito desde una distancia amable que nos permite acercarnos al personaje por nosotros mismos. Se agradece la falta de retórica, a veces empañada por la traducción, pero más aún la solicitud con el lector, proporcionándole bibliografía, cronología y mapas. No debe éste desconfiar de que esta biografía de Gaudí haya sido publicada en España con motivo de su 150 aniversario. No es un libro de encargo al uso: fue encargado sí, pero tras un concurso realizado por la editorial Harper and Collins hace los años suficientes como para que no fuera necesario acudir al plagio para acabarlo. No es un libro dedicado a especialistas en arquitectura, pero sin duda disfrutarán leyéndolo. Para el resto es un texto apasionante, lleno de información y sugerencias que nos conducen a otros territorios.