Relatos y poemas para niños...
Harold Bloom
15 mayo, 2003 02:00Harold Bloom. Foto: Julián Martín
"Soy lo bastante anticuado y romántico como para creer que muchos niños, dadas las circunstancias adecuadas, son lectores por naturaleza hasta que su instinto es destruido por los medios de comunicación", afirma Harold Bloom.Muchos, sobre todo si tenemos hijos pequeños, suscribiríamos esta afirmación de Bloom incluida en la Introducción de sus Relatos y poemas para niños extremadamente inteligentes de todas las edades, fruto de la constatación diaria. Más cuestionable resulta que los 40 relatos y 85poemas incluidos sean exclusivamente para "niños extraor- dinariamente inteligentes". Para disfrutar de esta selección de lecturas no es necesario ser niño; tampoco parece requisito imprescindible ser "extremadamente inteligente"; sólo curioso -¿hay algún niño que no lo sea?-. La "aclaración" se antoja más un reclamo publicitario o comercial que una condición sine qua non; incluso el propio Bloom parece sugerirlo implícitamente: "Cualquier persona de cualquier edad que lea este volumen se dará cuenta enseguida de que no acepto la categoría de Literatura para niños, que hará un siglo poseía alguna utilidad y distinción, pero que ahora es más bien una máscara para la estupidización que está destruyendo nuestra cultura literaria".
Como quiera que fuere se trata de un asunto menor si de aprehender la auténtica intención y dimensión del libro se trata: "Si los lectores han de abrirse camino hasta Shakespeare y Chéjov, Henry James y Jane Austen, les será más fácil si antes han leído a Lewis Carroll y Edward Lear, Robert Louis Stevenson y Rudyard Kipling." El volumen se divide en cuatro partes correspondientes a las cuatro estaciones con una clara preponderancia de autores anglosajones del siglo XIX. Los lectores hispanos echarán en falta la inclusión de algún autor que escribiera en español. Imagino que el, llamémosle, "reduccionismo" temporal y lingöístico suscitará similares censuras a las de su polémico "Canon Occidental". Críticas que no compartí entonces ni ahora, pese a la matización referente a la exclusión de autores hispanos. Se trata de la selección de Bloom y como tal debe entenderse; además en ningún momento induce a pensar que su intención sea totalizadora ni intencionadamente excluyente. Bloom, como pocos, entiende en su justa medida la dimensión universal de la literatura huyendo de cualquier condicionante reduccionista, como la mencionada oposición a la categorización de "literatura para niños". Incluye desde luego autores irrenunciables: los hermanos Grimm -que aparecen de forma separada-, Lewis Carroll, o Kipling y tiene el valor de incorporar autores que a primera vista parecen encontrarse en las antípodas de la literatura juvenil, por ejemplo Poe, Guy de Maupassant o Ralph Waldo Emerson. En otros muchos -Melville, Wharton, Tolstoi…- nos descubre al público adulto una faceta literaria en la que, probablemente, no habíamos reparado. Reitero mi oposición al condicionante de ser "niño extremadamente inteligente" para zambu- llirse en esta particular selección; se trataría más bien -y en todo caso- de ser "lector extraordinariamente dotado", un requisito siempre imprescindible cuando tenemos que vérnoslas con Harold Bloom.