Image: Una afición peligrosa

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Letras

Una afición peligrosa

Patricia Highsmith

10 julio, 2003 02:00

Patricia Highsmith

Traducción de Isabel Núñez. Anagrama, 2003. 307 págs, 16 euros

Hace exactamente un año reseñaba en estas páginas el volumen de relatos Pájaros a punto de volar de la autora de suspense Patricia Highsmith (Fort Worth, Texas, 1921-Locarno, Suiza, 1995) . Ahora se publica la ya entonces anunciada segunda entrega (en la edición inglesa aparecieron en un solo volumen con el título Nothing That Meets the Eye; cuyo epílogo, de Paul Ingendaay, también se incluye en esta reciente traducción).

Si los incluidos en Pájaros a punto de volar pertenecían a la primera época de la autora, estos se sitúan temporalmente entre la década de los 50 y 70 y son la mayoría inéditos. No es tarea fácil adivinar porqué la autora decidió no publicarlos. Según Ingendaay se trata de cuentos que "ayudaron a Patricia Highsmith a abordar conflictos personales que sacudieron su vida, aparentemente serena y recluida" y al mismo tiempo "pueden interpretarse como una liberación de las dudas que la asediaban como escritora y las condiciones en que se ganaba la vida". Para otros críticos estos relatos eran una suerte de "borradores prácticos", de pruebas con la vista puesta en aquellas novelas que tienen a Mr. Ripley como protagonista. Tal apreciación se antoja un tanto forzada, pero no es menos cierto que el manejo de situaciones, como en "Una afición peligrosa", o el diseño de personajes caracterizados por un inigualable componente psicológico, por ejemplo en "Música que mata", evocan poderosamente situaciones y tipos que encontraremos en sus novelas más alabadas. Alguno de estos relatos, como "El problema de la señora Blynn" -uno de los más hermosos del volumen- sería utilizado más tarde como referente en el libro de ensayos Suspense.

Estos catorce relatos son tremendamente heterogéneos. Junto a los dominados por el componente sicótico encontramos otros de matiz psicológico, e incluso es posible descubrir la singular vena satírica de Highsmith en "Un completo fracaso" o las inquietudes sociopolíticas en "El retorno".

Pese a la diversidad de temas encontramos en todos ellos un hilo conductor que sirve para engarzarlos: Patricia Highsmith se muestra especialmente interesada en mostrar los recovecos más recónditos del alma humana cuando el fracaso y la desesperación, es lo único que le queda al individuo. La autora parece proponer dos resoluciones distintas. En algunos relatos el protagonista lo logra superar su desgracia, como en "Las cosas salieron mal", probablemente el relato que mejor expone la tragedia. Robert Lottman ha matado a su esposa, "Nunca debería haberte pedido que te casaras conmigo. De alguna forma te estoy destruyendo" (pág. 187) y ahora, prisionero en la celda, se suicida lanzándose de cabeza contra una de las paredes.

En otros casos, por el contrario, la catarsis es posible y la determinista actitud de Robert se ve cuestionada por la de Edmund Fenton en "El mejor amigo del hombre" quien puede recuperarse de un desplante amoroso -el de la viuda de su amigo-; también por el entrañable personaje de Winthrop, "un fracasado de nacimiento" (pág. 73) en "Un completo fracaso", quien solo tras tirar literalmente por la borda ochenta mil dólares "Se sentía -casi le daba vergöenza pensarlo de sí mismo- un triunfador" (pág. 92). No se deduzca de ello una supuesta intencionalidad moralizante, nada más lejos de la realidad. Lo que se manifiestan son distintas posturas, modelos o actitudes sobre como los hombres y mujeres se enfrentan a un mundo hostil e inmisericorde llevándonos al extremo de revelar nuestros valores y miserias.