El juramento hipocrático concebía al enfermo como una persona compuesta por una realidad física y otra emocional. La medicina actual tiende a eludir la dimensión afectiva, pese a que los trastornos psicológicos están adquiriendo rango de epidemia. Roy Porter prescinde de tecnicismos para elaborar una amenísima crónica que reconstruye la peripecia de una disciplina sujeta a la influencia de los cambios sociales y políticos. Louis Pasteur o Alexander Fleming forman parte de esta historia, pero también la eugenesia y las campañas de esterilización. Foucault ya nos advirtió que la medicina es una ideología más.