Jesús Mosterín entiende que no es el raciocinio, sino la capacidad de sufrir, lo que en última instancia confiere derechos. Lo cierto es que no parece fácil hablar de derechos de los animales en un país, el nuestro, que ha convertido las corridas de toros en icono cultural. La tauromaquia no es tradición, sino un anacronismo que refleja, por desgracia, la escasa influencia de la Ilustración en nuestro país. No es sencillo encontrar un criterio aplicable a todas las especies, es cierto, pero es posible hablar de mal moral cuando se inflige un sufrimiento innecesario. Desde este punto de vista, nada puede justificar la caza, la vivisección o la estabulación.