Letras

Pere Gimferrer

“A los quince años nadie debería leer el Quijote”

25 noviembre, 2004 01:00

Pere Ginferrer. Foto: Santi Cogolludo

Ha terminado el primer tomo de sus memorias, y con esa precisión y reincidencia con la que habla Pere Gimferrer asegura que "tal como están no podrán publicarse, es decir, que serán censuradas o tendrán que ser póstumas". Tampoco es cuestión de hablar, dice, de sus dos próximos libros, verso y prosa, que verán la luz "en el momento adecuado, pero pronto". De lo que habla Gimferrer con erudición e incluso sorna es del catalán-valenciano, del tripartito, de la Academia, del Persiles superior a su juicio que El Quijote, de la cultura catalana... El pretexto está servido: el próximo sábado se abre la Feria del libro de Guadalajara (México) dedicada este año a la lengua catalana.

Alrededor de cincuenta escritores desembarcan el sábado en Guadalajara. Todos catalanes pero no necesariamente en catalán. Pere Gim- ferrer, tal vez el más representativo de todos ellos, estará virtualmente: a través de videoconferencia, el escritor hablará de la poesía de Ramón Xirau, pero se presta muy gustoso a comenzar esta entrevista hablando de la cultura hoy en catalán, de la edición, de los lectores.

-En la literatura en catalán se dan dos fenómenos distintos. Por una parte, desde fines del 80 y comienzos de los 90 desaparecen por ley de vida los autores que durante la preguerra civil y la dilatadísima posguerra aseguraron la continuidad de la literatura en catalán basándose en la idea de que su supervivencia dependía de que siguiera siendo, como lo era en el siglo XV, lengua de alta cultura y crearon así un canon de excelencia. Por otra parte, la irrupción del catalán en los medios de comunicación de masas, y muy particularmente en la radio y en la televisión, ha dado lugar a otro fenómeno distinto, aunque no antagónico: el uso del catalán encaminado no a postular la máxima excelencia literaria sino a asegurar su continuidad en la vida cotidiana para evitar que se convirtiera en algo semejante a lo que fue el latín en la Edad Media y el Renacimiento, posibilidad que en la época de Verdaguer ni parecía poder plantearse dada la extraordinaria proporción de hablantes autóctonos.

-¿A quiénes tenemos hoy que seguir la pista?
-Como en cualquier literatura, a los grandes clásicos, en este caso a Llull, Ausiàs March o a Carner y, en la literatura actual, junto a grandes autores de muy reciente desaparición como Brossa, Perucho o el padre Batllori, poetas como Feliu Formosa o el muy recientemente recuperado Xavier Bru de Sala o narradores como Ramón Xirau, Carme Riera o Quim Monzó, sin olvidar que Martín de Riquer es quien escribe la mejor prosa catalana.

-¿Confía en que la Feria de Guadalajara sea otra cosa que mera propaganda de Cataluña? ¿Cómo rentabilizará la Generalitat culturalmente el millón de euros invertidos?
-Es casi imposible que sea mera propaganda porque la elección no responde a un azar, dado el papel importantísimo del exilio cultural catalan en México, representado por algunas de sus figuras más excelsas, empezando por Carner. Por otro lado, a la vista del programa de actos mi impresión es que la posibilidad de rentabilidad política es casi nula y la de rentabilidad cultural, en cambio, es bastante elevada.

-Sigamos en la política, ¿cómo está afectando a la cultura catalana y en catalán el gobierno tripartito?
-Es muy difícil que cualquier gobierno, salvo que sea de signo totalitario, afecte en un año a la cultura de modo sustancial y hasta tengo mis dudas de que cualquier gobierno no totalitario pueda afectar sustancialmente a la cultura; por ahora, veo matices e indicios perceptibles que apuntan a una gestión cultural parecida a la del Ayuntamiento de Barcelona desde la época de Narcis Serra, en la que la coexistencia de las dos lenguas literarias es más visible que en la anterior etapa autonómica.

-¿Qué matices, por ejemplo?
-En el caso de la Feria Guadalajara, la presencia de escritores en lengua castellana, por ejemplo.

-¿Quiere decir que de gobernar Convergencia hubiera habido menos escritores en castellano?
-Sí, pero es una especulación.

-¿Y qué pasa con Juan Marsé?
-Es una persona a la que tengo mucho respeto y, por lo que yo sé, también una persona que culturalmente adopta posturas que no siempre son cómodas para ciertos sectores de la sociedad, pero ello no deriva de la lengua sino de su actitud.

-Pero ¿es cierto que no se atreve a aceptar un sillón de la Academia Española?
-Tanto como no atreverse... Me parece que es un ejemplo más de los muchos que ha habido, Valle-Inclán o Juan Ramón entre ellos, de escritores que creen que su sitio no está en la Academia.

-Usted comenzó su carrera literaria en castellano y la continuó en catalán. ¿A qué fue debido al cambio? ¿Es necesaria la elección?
-El cambio fue debido a razones personales que coyunturalmente guardaban relación con un problema político general en una situación histórica anómala, de dictadura. Pero dicho eso, la elección no es necesaria, sino simplemente posible, como es posible y de hecho ha ocurrido y ocurre, el empleo sucesivo o simultáneo de dos y tres lenguas literarias, que en mi caso, pueden ser castellano, catalán y francés, como lo fueron en el caso de Eugenio d ‘Ors. Un ejemplo extremo es el de Samuel Beckett, que llegó a escribir los mismos libros en francés y en inglés.

Tres libros inéditos
-Pero hábleme de las diferencias entre el Pedro Gimferrer y el Pere Gimferrer escritores...
-Literariamente no me toca a mí decirlo, ahora bien, no he dejado nunca de escribir en castellano. Ahora tengo tres libros inéditos, unas memorias, en catalán, y dos libros en castellano, uno en prosa, Interludio azul, y otro en verso, cuyo título no puedo hacer público todavía. No son distintos a todo lo que he escrito hasta ahora, pero están escritos desde mi perspectiva actual.
Se detiene ahora Gimferrer en los porqués de la espera para su publicación, en los posibles títulos y en algunos párrafos de sus explosivas memorias, que "o serán censuradas o tendrán que ser póstumas por la cantidad de nombres y verdades que hay dentro" y algunas otras maldades literarias, que permanecerán ocultas hasta bien entrado el 2005 . Así que hablamos del Nobel. De la comentada posibilidad de que le den el premio de la Academia Sueca, más pronto que tarde.

-¿Sabe si la Generalitat ha hecho alguna gestión al respecto?
-Lo desconozco; ahora, hay algo que sé muy bien: ante la Academia Sueca las únicas gestiones relevantes son las que llevan a cabo universidades, academias, asociaciones de escritores, autores que ya tengan el Nobel, no las que lleve a cabo una institución política o gubernamental.

-Usted sabe que efectivamente se maneja su nombre...
-Hombre, saber no lo sé, me lo dicen pero no tengo constancia.

-¿Pero le parece llegada la hora de ese reconocimiento al catalán?
-Bueno, hay muchas lenguas importantes que no han tenido todavía un Nobel, por ejemplo el húngaro, y hace muy pocos años no lo tenía una lengua tan extensa y tan importante como el portugués. El catalán puede tenerlo con el mismo derecho que cualquier otra lengua, e incluso con el mismo que otras menos logradas que el catalán, como el yiddish o el occitano, que sí lo tienen.

-Hemos asistido estos días a la polémica sobre el catalán y el valenciano. ¿Qué le sugiere esta interferencia de lo político en el debate lingöístico?
-Desde el punto de vista filológico, me remito al Diccionario de la RAE. El conflicto deriva de la política y no de la filología. Tiene su raíz, no en los años de la UCD, como suele creerse, sino mucho antes. La conciencia de valencianidad o valencianía ya se manifiesta en el siglo XV, pero es una cosa de carácter vivencial, no tiene fundamentación filológica estricta.

-¿Y se puede hablar de literatura valenciana realmente?
-Sí, de la misma manera que se puede hablar de literatura extremeña, pero no en otro sentido. Otra cosa es la denominación general de la lengua porque en cierto período se creyó equivocadamente que se llamaba lemosín, que es el nombre con el que los filólogos románticos anteriores a Gastón París y a Milá i Fontanals creían denominar una lengua que suponían era a la vez el catalán y el provenzal, pero que es una pura invención romántica, y no existió nunca como tal lengua.

"No suelo ir a Congresos"
-Hablemos de la lengua española y del Congreso de Rosario. ¿Por qué no ha ido?
-Porque no suelo ir a congresos.

-Pero éste no era un Congreso más... ¿Para qué habrá servido, fundamentalmente?
-Entre otras cosas, para aclarar la situación de las Academias, que cada vez están más coordinadas. Respecto al español que hablamos, como el catalán y como la mayor parte de idiomas, sufre un deterioro y un empobrecimiento evidentes que no se debe a la menor enseñanza del idioma en cuestión sino a la desaparición de la enseñanza de las lenguas clásicas, del griego y del latín.

-¿La RAE es cada vez más permisiva normativamente?
-La Academia lo que hace es registrar un uso, fijarlo, y no imponerlo. Una cosa es la ortografía y otra el vocabulario. La Academia no tiene que decir cómo se acentúa, sino registrar cómo hablamos.

-¿Quién va a ser por cierto el próximo académico?
-No sé quién será. Sé que el próximo 16 de diciembre yo voy a votar a Luis Alberto de Cuenca.

Gimferrer tiene con Cervantes y el Quijote una relación particular.Le parece inmejorable, pero al mismo tiempo no le parece la mejor obra de Cervantes. Así lo explica:
-Ya dije en El agente provocador que el Quijote no puede ser mejor de lo que es, pero al mismo tiempo no tiene nada que ver conmigo, con lo que yo soy. Y en cambio, es también inmejorable en mi opinión, y en la del propio Cervantes, el Persiles, y tiene mucho que ver conmigo.

Mejor el Persiles
-¿Y lo prefiere al Quijote?
-Me temo que sí, y es lo que opinaba Cervantes también. Lo dijo en la prólogo de la segunda parte de El Quijote. Yo me siento más afín a uno que a otro. No puedo leer una obra que sea mejor que el Quijote, pero que nada tiene que ver con lo que soy, y en cambio tampoco puedo leer nada mejor que el Persiles, pero sí tiene que ver con lo que soy.

-Déme una razón para que un chico de 15 años lea el Quijote.
-El Quijote, como el Lazarillo, es un libro que a esa edad nadie debería leer, si lo lees a esa edad es difícil que lo aprecies. Es mejor descubrirlo a los veinticinco. Como el Persiles. Empezar por los clásicos, salvo casos especiales, es muy difícil para un adolescente.

-Sin embargo, en los planes de estudio no es así.
-Bueno, no los he trazado yo. Yo creo que tanto el Quijote, como el Lazarillo, Lope, Góngora... son para
leerlos con más edad.

-¿Por quién habría que empezar?
-Hay muchos, Vicente Aleixandre, Rubén Darío...

Versos a los once años
-Usted empezó a escribir con trece años. ¿Qué hubiera sido de Pere Gimferrer sin la escritura?
-No, nada, pero tampoco sin el cine. Empecé a escribir antes, a los once ya escribía versos.

-El cine fue una influencia fundamental en su formación. ¿Sigue siendo tan aficionado como antes?
-Quizá el cine de ahora no es tan aficionado a mí. Quizá sería más espectador de cine si viviera en una ciudad como París o Nueva York, donde hay más posibilidades de acceder a una programación más variada y extensa. Ahora me siento más espectador de salas de repertorio especializadas o de filmoteca que del día a día del cine comercial, lo que no me ocurría en los años 70, pero en los 70 el cine no era lo que es hoy. De todas maneras, el gusto cinematográfico se forma a los 20 ó 30 años y luego no varía, aunque luego el cine varíe y siempre hay una falta de sintonía con el cine posterior. Les ha ocurrido a todas las generaciones de cinéfilos.

-Además del gusto, ¿influye hoy como antes el cine en su literatura?
-Bueno, mi literatura ha sido siempre muy de imágenes, pero no siempre por influencia cinematográfica, también por convicción. Joao Cabral de Melo me dijo un día que un poeta puede, como ocurre en el caso de Gonzalo de Berceo, escribir cosas que un lector no creyente pueden pensar que no han ocurrido, pero un poeta no puede decir jamás algo que un lector no pueda visualizar. Esa frase tuvo una influencia enorme sobre mí y admite poquísimas excepciones. Hay una buenísima, de Lorca, hablando de Harlem: "Tu violencia granate, sordomuda en la penumbra". Sí, tengo un libro especialmente influido por el cine: La muerte de Berlín. No es el único, aunque La muerte de Berlín sin el cine no se entendería.

-En sus primeros libros había una indudable intención rupturista. ¿Qué queda de aquello?
-En mí, todo; otra cosa es que todos mis libros no sean igualmente rupturistas, pero treinta años después de Mascarada, y en mis libros aún inéditos, hay cosas rupturistas. Alguna vez, como el propio Rubén, he sentido la tentación de hacer algo parecido al neoclasicismo, pero siempre acaba dominando el deseo de ser muy antiguo y muy moderno.

-¿De quiénes se siente realmente contemporáneo?
-Eso me hace recordar unos versos: "un extraño brillo de esos cuerpos contemporáneos"... Hay dos clases de contemporáneos, mis amigos, maestros y compañeros de armas por así decirlo, y , todos los que tienen relación con el núcleo de poesía hispánica. Le he citado antes a Paz, Aleixandre, García Baena, Brines, Carlos Edmundo de Ory, poetas de mi generación y más jóvenes, como Carnero, Siles, Carvajal, Leopoldo María Panero. Pero no me siento menos contemporáneo de Lorca, de Góngora o del Romancero.

-¿Qué libros revisita más?
-¿De verdad, de verdad? La poesía de Ausiàs March. Góngora, principalmente el Polifemo y las Soledades. El Romancero, tanto viejo como nuevo. Y Rubén Darío. Baudelaire y Rimbaud. Esos en cuanto a los autores que no he tratado personalmente. Luego están los que sí he tratado. No puedo leer de la misma forma a Paz y a Baudelaire.

-Dígame lo primero que se le ocurra sobre estos autores: Saint-John Perse.
-Un gran poeta, menos leído hoy de lo que debiera, que influyó en autores aparentemente muy lejanos como Eliot, Ungaretti o Tennesse Williams. Y es también un gran autor de cartas.

-Racine.
-El autor más perfecto en verso francés.

-Lautréamont.
-Extraordinario. La subversión total .

-Wallace Stevens.
-El mayor poeta norteamericano. El más sorprendente y sutil poeta contemporáneo en lengua inglesa.

-Borges.
-Tuvo una enorme influencia sobre mi prosa en castellano, y siento muchas afinidades -aunque no todas- con su actitud ante la literatura, aunque yo siento una fascinación menor por la literatura anglosajona. Y compartimos, sobre todo, la admiración por Baudelaire.

-Octavio Paz.
-La persona de Octavio Paz está tan vinculada a mí que daría para una entrevista entera. Nunca olvidaré el deslumbramiento que sentí ante los primeros libros suyos que leí.

-Aleixandre.
-De la Generación del 27 me quedo sobre todo con Aleixandre También Alberti, Salinas y Lorca. Hay otros, pero no a un nivel tan alto.

-Gimferrer.
-La respuesta más fácil y más brillante, aunque tal vez no sea la mejor, es lo que decía Borges sobre sí mismo: "es al otro, a Borges, al que le ocurren las cosas". Yo siempre he tenido, como escritor, el nivel más alto de exigencia.

-Si tuviera que resumirse en una de las líneas que ha escrito...

-Tal vez alguno de los versos todavía inéditos. O en el primer verso de "Oda a Venecia ante el mar de los teatros", de Arde el mar: "Tiene el mar su mecánica como el amor sus símbolos".