La privatización de las masas
50 años sin Ortega y Gasset. Vitalidad de su pensamiento
13 octubre, 2005 02:00El filósofo en 1953
Curtido por propia experiencia y por tradición familiar en el oficio periodístico, Ortega sabía de la importancia de un buen titular para captar la atención de sus lectores. Muchos de sus libros suscitan un inmediato interés por la viveza que transmiten sus títulos: meditar sobre el Quijote para intentar recomponer el valor de nuestro patrimonio cultural; alertar sobre los riesgos de un nacionalismo insolidario en una España invertebrada; constatar la tendencia deshumanizadora del arte de vanguardia o sentenciar el ascenso del hombre-masa a primer plano de la vida pública son cuestiones que no dejan de ser objeto de debate en nuestros días, aunque no parece tan fácil conceder que las soluciones propuestas por el pensador mantengan plena vigencia.éste es el caso de La rebelión de las masas, comenzada por Ortega en 1927 y publicada en 1930. Hay elementos perdurables en el diagnóstico orteguiano: su perspicacia para evidenciar "el advenimiento de las masas al pleno poderío social" como el hecho más importante de la época o la rotundidad de su crítica al progresivo adocenamiento de la sociedad. También resulta rescatable su apuesta por una confederación de estados unidos europeos. Pero hay otros factores difícilmente asumibles. En La rebelión de las masas, Ortega transplanta el tan manido "problema de España" a un contexto cultural más amplio. Europa deja de ser meramente la solución a nuestro déficit de modernidad y pasa a ser escenario de una única crisis occidental de los valores. Sólo que, en esta reformulación, Ortega queda atrapado entre su aspiración filosófica a definir un nuevo modelo de razón y el ambiguo recurso a una minoría selecta como clase dirigente redentora de la masa.
La insuficiencia de esta solución, que no acierta a conciliar aristocratismo y democracia, y que deja en barbecho el programa filosófico orteguiano, se patentiza en su inadecuación al presente. Con mayor justicia se diría hoy que no es la violencia de la muchedumbre, sino su desmovilización política lo que caracteriza el horizonte problemático de nuestro mundo globalizado. No es la rebelión de las masas, sino la privatización de sus rebeldías lo que urge hoy repensar.
Leer "Vigencia de Ortega", por Jacobo Muñoz