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Letras

Cuentos completos

Leopoldo María Panero

31 enero, 2008 01:00

Carlos Barajas

Edición de Túa Blesa. Páginas de Espuma, 2007. 362 páginas, 19 euros

Un vistazo a los textos de Leopoldo María Panero (Madrid, 1948) recogidos en 1970 por Castellet en Nueve novísimos confirman hoy la originalidad del escritor novel, su voz diferente de las otras antologadas y el anuncio de un núcleo duro de inquietudes y planteamientos artísticos al que sigue fiel. Igual de distinto, es decir, volcado en obsesiones privadas ajenas a las inquietudes comunes y con una escritura anticonvencional, se ha manifestado en su escueta prosa narrativa, la cual reincide en temas, figuras y referentes morales y culturales de los poemas, donde ya alguno, por ejemplo "Imperfecto", puede considerarse con todo derecho un cuento.

Como narrador, Panero sólo ha publicado un par de libros, El lugar del hijo (1976) y Dos relatos y una perversión (1984), más unos pocos relatos sueltos. No se le tiene apenas en consideración, por otra parte, en este terreno. Así que es buena iniciativa recoger su prosa de invención en un tomo de Cuentos completos y acompañarla, además, con un prólogo de Túa Blesa que nos encamina en el mundo inquietante y excéntrico del escritor con un comentario de minuciosidad filológica y sutileza interpretativa.

Se detiene Blesa en sus páginas de iluminador título, "Relatos de muertos", en las "liberalidades" o "libertades" que se toma Panero al traducir o fagocitar páginas de otros autores. El dato me parece clave para asomarse al recóndito escritor novísimo. Tiene éste en su ser íntimo un cerrado ámbito de inquietudesy utiliza la escritura para darles salida, quizás como un mecanismo pacífico de autoliberación de temores o conflictos torturantes. Y a ese fin le sirven materiales de múltiple origen: relatos ajenos, arquetipos libremente reutilizados (los Peter Pan, Garfio y País de Nunca Jamás también presentes en los versos), referentes del malditismo, la transgresión o los alucinógenos (Thomas de Quincey, en quien Panero basó su poética) y en ocasiones los fantasmas de su mente. Se trata de variantes de vivencias privadas fundidas en un mundo interior lindante con la locura y que forma parte de su biografía pública porque nunca lo ha ocultado.

En este bucle de estímulos se enredan tanto los temas como las anécdotas visionarias y revulsivas de los relatos de Panero, que, por cierto, no son con propiedad en su mayor parte cuentos sino narraciones de mediana extensión e incluso novelas cortas. La recopilación es un compendio de muertos y muerte, violencia y sadismo, antropofagia, aquelarres, fantasía que se materializa y ensancha los límites de la realidad, pesadillas, desapariciones y reencarnaciones, satanismo, horror…

Panero crea imágenes que revuelven el estómago por la frialdad de la exposición, la dureza de los detalles, la impasibilidad del fondo y su nihilismo defensivo contra una moral repudiada. A la vez lanza expresiones provocadoras en las que alguna vez vuela como un dardo la blasfemia. Este partir del autor de su propio fondo atormentado y el utilizar fábulas como medio de razonarlo, algo previo al deseo de hacer literatura válida por sí misma, explica también las deficiencias expresivas y estilísticas que aquejan a las narraciones de Panero. Se hallan casos de puntuación arbitraria, claros errores y no transgresiones creativas. Hay términos cuyo sentido se ignora o se confunde. Y, sobre todo, abusa hasta la negligencia censurable de los adverbios acabados en "mente", feísimas formas que acumula en cantidades enormes por pura desidia.

Panero escribe con muy poco cuidado, no busca la perfección, no le interesan ni el brillo ni la expresividad verbales, sólo va a contar lo suyo, esos terrores y fantasmagorías abracadabrantes, según le sale. Sin embargo, como tiene alma de poeta también ocurre lo contrario: genera una prosa magnética que atrapa tanto con oraciones cortas y vivaces como con morosos discursos encabalgados. Los descuidos empobrecedores se diluyen en pasajes de gran estilo con el cual es capaz también de crear atmósferas absorbentes donde palpitan el miedo, el misterio, la extrañeza, lo repulsivo. Este Panero inspirado produce momentos de dolorosa intensidad.

Tramas muy distintas conviven en los Cuentos completos: una prolija incursión en la mitología vikinga, una historia de enterrados en vida en la Toscana renacentista, una fábula de intriga y pesadillas en un Amazonas con hechiceros, un guión cinematográfico espectral, anécdotas que hablan de la locura, se interrogan por la frontera de lo real y lo imaginario, asocian la ciencia y el diablo… Los fulgores de la imaginación atormentada de Panero, gran aliciente de sus cuentos, unifican esa llamativa diversidad.