Los inmigrados
Lojze Kovacic
3 abril, 2008 02:00Alojz se familiariza en seguida con la escasez material, sin caer en la desesperación de sus padres. Con una prosa torrencial, que se fragmenta y se recompone, de acuerdo con el ritmo irregular de la conciencia, Kovacic reproduce el estupor de la infancia ante la brutalidad y la injusticia: ancianos abandonados, huérfanos orgullosos de sus actos delictivos, intolerancia. Alojz se horroriza al visitar un matadero y contemplar el sacrificio de los animales. La imagen de la carne colgada de ganchos profetiza la matanza que se avecina. En un mundo saturado de crueldad, Alojz sólo concibe la huida. Ser puente o río. Cualquier cosa menos conciencia.
Los inmigrados nos recuerda una vez más el profundo caudal de la literatura centroeuropea, lugar privilegiado para el arte y el sufrimiento, ejemplar en su resistencia contra el totalitarismo y esperanzador en su capacidad de reelaborar el dolor para convertirlo en testimonio.