Image: Escribir, 'El juego favorito' de Leonard Cohen

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Letras

Escribir, 'El juego favorito' de Leonard Cohen

Edhasa recupera con nueva traducción la novela más popular del cantante, coincidiendo con su gira española. ELCULTURAL.es adelanta el primer capítulo

3 agosto, 2009 02:00

Leonard Cohen, durante el concierto que ofreció la semana pasada en León. Foto: EFE

ELCULTURAL.es
Leonard Cohen pasea España este verano, como un regalo para sus seguidores y fieles -los hay de toda índole-, que ya corrieron a abrazarlo en su regreso el pasado viernes. Fue en la plaza de toros de León donde el cantante ofreció un intenso y celebrado recital de tres horas, el primero de nueve que le llevarán también a Palma de Mallorca (11 de agosto), Vigo (13), Girona (15), Madrid (12 de septiembre), Granada (13), Zaragoza (15), Bilbao (17) y Barcelona (21). Al público le ha tocado el sorteo de verano; a él, un regreso obligado de nombre bancarrota.

Coincidiendo con esta amplia visita, la editorial Edhasa recupera El juego favorito, título inolvidable del novelista y poeta que en varias ocasiones se ha comparado con El guardián entre el centeno. Con nueva traducción, esta obra de culto regresa a las librerías para que el lector o el fan reviva la historia de Lawrence Bravman, hijo único de una vieja familia judía de Montreal que atraviesa esa época de formación siempre un poco a destiempo, ligeramente desenfocado, acumulando sabiduría y desamparo. Su padre ha muerto y él no termina de entender bien cómo ni por qué; los juegos adultos del amor y la guerra, con sus infinitas posibilidades de fantasía y crueldad, lo excitan y lo turban; experimenta secretamente con el hipnotismo. Durante las noches de aventura en el riesgo con Krantz, su camarada y confidente.

Su vida cambia en la universidad, pero la intensidad con que vive no disminuye ni un instante. La ansiedad y el deseo tampoco, como se hace evidente cuando huye a Nueva York. Y en rigor podría decirse que su vida comienza allí, cuando conoce a Shell, una muchacha que le hace descubrir el amor y sus exigencias, los trabajos que la felicidad exige.

ELCULTURAL.es les avanza las primeras páginas:

1-
Breavman conoce una muchacha llamada Shell cuyas orejas fueron perforadas para permitirle usar largos aros filigranados. Las puncionesse infectaron y ahora tiene una diminuta cicatriz en cada lóbulo. él las descubrió detrás de su cabello.

Una bala irrumpió en la carne del brazo de su padre cuando se alzaba para salir de una trinchera. Para un hombre que padece trombosis coronaria, es consolador llevar una herida producida en batalla.

En la sien derecha, Breavman tiene una cicatriz que Krantz le otorgó con una pala. Problemas con un hombre de nieve. Krantz quería usar escorias para los ojos. Breavman estaba, y sigue estando, contra el uso de materiales foráneos para la decoración de los hombres de nieve.

Nada de bufandas de lana, gorros ni gafas. En la misma vena, no aprueba que se inserten zanahorias en las bocas de calabazas talladas, ni que se les claven con alfileres orejas de pepino.

Su madre considera que todo su cuerpo es una cicatriz crecida sobre una perfección anterior que busca en espejos, ventanas y tapacubos.

Los niños muestran sus cicatrices como medallas. Los amantes las usan como secretos a revelar. Una cicatriz es lo que ocurre cuando el mundo se hace carne.

Exhibir una herida, las orgullosas cicatrices de un combate, es fácil. Mostrar un grano es difícil.