Image: José Luis Rey gana el premio Loewe de Poesía por su libro Barroco

Image: José Luis Rey gana el premio Loewe de Poesía por su libro Barroco

Letras

José Luis Rey gana el premio Loewe de Poesía por su libro Barroco

Y Sergio Copete se lleva el de Creación Joven con su primer poemario, La ciudad de las delicias

11 noviembre, 2009 01:00

José Luis Rey. Foto: EFE

ELCULTURAL.es
El poeta cordobés José Luis Rey (Puente Genil, 1973) ha ganado por mayoría el Premio Internacional de Poesía Loewe, en su XXII edición, por su libro Barroco. Instantes después de hacerse público el fallo el autor comentaba al ELCULTURAL.es que se hallaba "muy contento" por el reconocimiento, sobre todo porque "cuenta con el jurado de poesía más ilustre de toda España y porque el libro será publicado por Visor".

Rey, accésit del Adonais y ganador también del Premio Gil de Biedma, ha parafraseado a Carlos Fuentes para explicar su sorpresa ante la decisión del jurado: "Su concesión es como un accidente feliz". Respecto a Barroco ha comentado que "enlaza con la poesía de los 70, en la que destacan Gimferrer, Siles y Carnero", autores a los que considera "sus grandes maestros". Y ha añadido: "Mi intención es recuperar la imagen, el ritmo y el esteticismo". Lejos de los postulados poéticos del realismo, asevera que su poemario "intenta reflejar la vida como escritora del mundo. Una especie de escritura barroca de todo lo que puede ser el mundo".

Rey también ha querido recordar a otro gran maestro, al poeta Pablo García Baena, uno de los creadores del grupo Cántico: "Es nuestro gran patrón. Cántico renovó el esteticismo de la poesía en España en los años 50 y 60, en un momento en el que primaba la poesía social que les ensombreció hasta que les rescataron los Novísimos, corriente a la que me siento más cercano. Nosotros somos más surrealistas un poco más irracionales".

Jaime Siles, miembro del jurado, ha resaltado la calidad de la obra ganadora y ha destacado dos títulos del libro ganador Culturalismo y Adiós a la experiencia, como metáfora de por donde va este poemario, al que ha calificado de "modernista en el que hay un realismo visionario", y en el que destaca el gusto por la imagen. "Es el libro con que el se solidifica a una nueva generación", ha sentenciado.

Huir de la retórica
Por su parte, el mallorquín Sergio Copete ha logrado, por unanimidad, el Premio a la Creación Joven con su poemario La ciudad de las delicias, en el que, según reconoce, "ha huido de toda retórica".

Para Luis Antonio de Villena, La ciudad de las delicias, es un libro de un filólogo clásico. "Es un libro inaugural, con una gran tensión lírica y brillante. Este premio ha descubierto a un joven poeta sabio y culto".

El premio a José Luis Rey (Córdoba, 1973), dotado con 20.000 euros y la edición de la obra en la colección Visor, y el concedido a Capote (Santa Ponsa, 1989), que percibirá 7.000 euros y la publicación del libro, ha sido dado a conocer hoy en el transcurso de un almuerzo al que acuden escritores y personalidades de todos los ámbitos.

El jurado que ha fallado los premio ha estado presidido por el director de la Academia de la Lengua, Víctor García de la Concha, y compuesto por Francisco Brines, José Manuel Caballero Bonald, Antonio Colinas, Jaime Siles, Cristina Peri Rossi (ganadora de la pasada edición, Jaime Siles y Luis Antonio de Villena.

POEMAS ESCOGIDOS DE LOS LIBROS GANADORES

De Barroco, por José Luis Rey

El alquiler

Viejos muebles usados, cuánto os quiero.

Esta nube Luis XV, estas paredes

cuyo azul ya no hay forma de cubrir

por más que nos vayamos y por más.

Yo qué puedo saber de tantas cosas,

Egipto de mi vida. Pero a veces

cavo y cavo en la luz, aquí tenéis:

dormir es propiedad, pero es tan caro.

Por eso, sin dinero,

vivimos. Qué más da. Y sin dinero

volamos sobre el mar de la madera.

Y una veta de pronto, una pronunciación

de otra vida allí cruje, entre las patas

astilladas y dulces, y el armario

ya no quiere guardar las olas dentro.

La carcoma no puede con la casa.

Y, desde luego, yo no

la pienso arreglar: bastante oro

sale ya por los grifos si me ausento.

Yo qué puedo saber quién hubo aquí.

Yo que todo lo he visto por segunda

vez, yo que todo

lo he tenido ya usado,

os quiero, muebles míos, qué más da.

En la casa alquilada mi niñez

pintó los muebles y sonaban solos.

Y las mesas flotaban en el cielo nocturno.

En el desván del aire

se han encerrado todos y allí cenan.

Pero hemos abierto más ventanas.

Hace tanto calor al otro lado.

De La ciudad de las delicias, por Sergio Copete

En recuerdo de Darío

Caminando de tanto en tanto llegamos al cementerio

a honrar el recuerdo de nuestro amigo Darío,

de todos los jóvenes de Barcelona el más hermoso él,

el más ideal.

Que venía del sur lo decían sus ojos

y la sal de sus modales y sus miembros,

pero era su elegancia la de un príncipe y su sensualidad extrema.

Pero esto tan sólo lo recordamos nosotros,

Pues de él tan sólo permanece esta lápida,

Erguida con austeridad cristiana por sus padres, que dice:

"Aquí descansa nuestro hijo Darío, de 19 años,

lo juramos, Señor, de corazón puro,

que su juventud y nuestros lamentos

lo rediman de sus pecados".

Es, sin embargo, aunque hermoso, un epitafio injusto.

Los que le vimos gozar sin miedos y apasionadamente

hubiéramos mencionado algo, alguna cosa,

en nuestro mejor castellano,

sobre sus ojos negros y la luz de las velas.