Image: Sigfrid Monleón: Gil de Biedma jamás renunció a los privilegios de su clase

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Letras

Sigfrid Monleón: "Gil de Biedma jamás renunció a los privilegios de su clase"

7 enero, 2010 01:00

Sigfrid Monleón

Juan Sardá
Tras títulos como La isla del holandés (2001) o La bicicleta (2006), el director Sigfrid Monleón (Valencia, 1964) presenta su película más ambiciosa, El cónsul de Sodoma, adaptación cinematográfica de la biografía sobre el poeta Jaime Gil de Biedma que escribió Miguel Dalmau. El filme, que se estrena cuando se cumplen 20 años exactos de la muerte del extraordinario poeta, llega precedido de una sonora polémica acorde, en cualquier caso, con la controvertida figura de Biedma, un outsider en tiempos del franquismo que no ocultó su homosexualidad y conjugó como pocos su condición de heredero de la alta burguesía barcelonesa con su izquierdismo. La Gauche Divine, ese grupo de cachorros de la burguesía que aunaron glamour y antifranquismo al que pertenecían el propio Biedma o Carlos Barral, también tienen un papel protagonico.

Pregunta.- ¿Cómo surge este proyecto?
Respuesta.- Yo sabía que el productor (Andrés Vicente Gómez) quería hacer una versión cinematográfica de la biografía de Biedma que había escrito Dalmau y fui yo quien le llamó para tratar de convencerle de que podía tirar adelante con este proyecto. La poesía de Jaime Gil de Biedma me acompaña desde hace muchos años, la conocía a fondo y tenía una idea bastante clara de lo que se podía hacer con ella. La cuestión es que lo convencí.

P.- ¿Y qué le dijo para convencerle?
R.- No se trataba de hacer un biopic al uso sino una ficción. No me interesaba realizar una película cien por cien realista sino penetrar en el universo poético e intelectual de Biedma y trabajar desde allí. La poesía de Biedma supone una búsqueda de la identidad, la creación de un personaje más allá de los límites convencionales que él mismo explora. Y yo quería mostrar esa evolución poética y personal, hasta llegar a una especie de nihilismo final en el que abandona la poesía porque ya es el personaje que estaba buscando. Una vez convierte el arte en vida, el primero deja de tener sentido.

P.- La poesía adquiere una importancia fundamental, escuchamos sus versos a lo largo de todo el filme.
R.- La poesía para mí siempre fue lo más importante. Concibo esta película como si fuera un musical, sólo que en vez de hacer canciones, tenemos los poemas. Jaime Gil de Biedma es sin duda uno de los mejores poetas en lengua castellana de todos los tiempos y debemos honrar su obra. Cuando ya era mayor los jóvenes le veneraban y su influencia ha sido fundamental para las nuevas generaciones, se deja sentir por todas partes. Creo que en ésta hay dos asuntos cruciales: el paso del tiempo y la cuestión amorosa.

P.- El sexo tiene un papel fundamental, cosa que algunos han criticado.
R.- Eso tiene que ver con su centaurismo. En España aún arrastramos una influencia católica y puritana muy fuerte y eso se deja notar. No creo que hayamos exagerado nada. La realidad es que tenía una actividad sexual frenética, algunas veces podía tener cinco amantes en una sola semana. Una barbaridad. Y le encantaba, como él mismo decía, "perderse en la oscuridad de la noche". De todos modos, el sexo es importante pero también mostrar cómo manejaba sus relaciones sentimentales, un aspecto en el que se ve claramente su condición de hombre carismático y lleno de luz pero que aal mismo tiempo podía ser muy desagradable. Además, tenía mal beber. Cuando estaba borracho podía ser la peor persona del mundo. Se controlaba con gente que no conocía y con sus amigos, y amantes, jugaba con la baza de que se lo perdonaban. Desde luego, no es una hagiografía.

P.- Toda esa promiscuidad podía llevarle a una cierta sordidez.
R.- Era un amante del lujo y el refinamiento, pero es cierto que algunos locales gays de la época podían estar relacionados con determinados ambientes peligrosos. De hecho, en una ocasión lo encontraron en su apartamento herido porque uno de los chicos que se subió a casa. Pero no creo que sea un personaje sórdido ni que la película, ni mucho menos, lo sea.

P.- ¿Cómo lleva algunas críticas recibidas por algunos de los amigos de Biedma?
R.- Esas críticas aparecieron antes de que comenzáramos a rodar, de gente que no ha visto la película. Siempre es difícil retratar a un personaje que aunque esté muerto sigue estando de una forma muy viva en la imaginación de tantas personas. Y no todo han sido críticas. A Luis Garcia Montero y Luis Antonio de Villena, que lo conoció muy bien, por ejemplo, les ha encantado.

P.- Hay una atención especial hacia la Gauche Divine...
R.- Algunos de los personajes de ese grupo han sido decisivos en el desarrollo cultural de este país. Me apetecía, además, salir de la imagen tópica que se da de la época franquista como gris y terrible. Eran espíritus libres y cultivados, desde luego se lo pasaron muy bien. Biedma pertenece a otra generación que ya no es la de los 50, muy marcados por la tragedia, y que vivió un cierto desarrollo económico y aperturismo al resto del mundo. Además, era de los pocos que había viajado muchísimo. Conocía un montón de países y dominaba perfectamente otras lenguas.

P.- Hay un Biedma especialmente intrigante, el hombre de negocios.
R.- Por lo visto era un negociante sensacional, muy duro a la hora de llegar a acuerdos. Eso tiene que ver con esas diferentes identidades del personaje, con sus múltiples caras, el carismático y el personaje desagradable, el poeta y el hombre de acción. Gil de Biedma, desde luego, jamás renunció a los privilegios de su clase.