Granada y Paco Ibáñez mantienen viva la palabra de Rafael Alberti
- La Universidad de Granada organiza el Congreso 'Y con el ancla una estrella', que conmemora el centenario de la publicación de 'Marinero en tierra'.
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Tuvo que ser en Granada, la ciudad en la que Rafael Alberti al fin entró, como vaticinara en la inolvidable Balada que inmortalizó Paco Ibáñez. Fue el 24 de octubre de 1980. El poeta, un mito civil transmutado en estrella del rock, defendió el Estatuto de Andalucía en uno de sus encendidos mítines que corresponden a su regreso del exilio. Cumplía de esta forma con la solicitud de Federico García Lorca, el poeta insigne de Granada, que en 1925, año en que Alberti se alzó con el Premio Nacional de Literatura por Marinero en tierra, instaba a su colega a venir a la ciudad de la Alhambra.
La Asociación Colegial de Escritores en la Universidad de Granada conmemora ahora el centenario de la publicación de su ópera prima, datada en 1924. La efeméride, por cierto, coincide con los 25 años de su muerte. El congreso Y con el ancla una estrella, dirigido por la catedrática Remedios Sánchez, no solo se ocupa del libro, evocador y neopopularista, una obra que ya sugiere las señas de identidad de toda su producción poética; también se ha desempeñado, a lo largo de todas sus actividades, en ponderar la dimensión de su figura.
María Asunción Mateo, autora de Mi vida con Alberti (Almuzara, 2023) y viuda del poeta, desgranó su personalidad en la conferencia inaugural el pasado lunes. Jaime Siles, Anna Caballé y Francisco Javier Díaz de Revenga abordaron la relevancia del Premio Nacional de Poesía como herramienta para la visibilización de los poetas en la misma jornada, clausurada con un colofón insuperable: la actuación de Paco Ibáñez en la Biblioteca Provincial de Granada.
El cantautor, responsable de musicar algunos de las composiciones más emocionantes del autor de Sobre los ángeles, silenció el abarrotado salón de actos con su magnética voz, más profunda si cabe al filo de sus 90 años. Como sucede con todo aquello que sabe a última vez, quienes presenciaron el acto todavía no han desatado el nudo de su garganta. Justo antes del recital, Allen Josephs, experto en la obra de Lorca, y Francisco Morales Lomas, de la Universidad de Málaga, bucearon también en las aguas del pasado, dando cuenta de la amistad entre el autor de Romancero gitano y el poeta marinero.
Alberti prefería hablar de "tradición popular del arte" antes que de "poesía popular", pues su obra en verso no se comprende sin su incursión en la pintura —aquí están sus inicios como creador— y en la música, sobre la que investigó con ahínco. No en vano, de su obra siempre se ha destacado, además de su indudable capacidad para construir sugerentes imágenes, un oído privilegiado tanto para la poesía como para la prosa, una musicalidad casi imbatible. De lo popular, en fin, se ocuparon José María Barrera y Fanny Rubio en la segunda jornada del congreso, la del martes.
El primero desveló las influencias de las composiciones anteriores a Marinero en tierra, esencialmente permeadas por el ultraísmo, por más que poco después Alberti regenara de esta corriente. En Marinero en tierra, aseguró Barrera, "el poeta imita la manera popular, pero no llega a igualarla", puesto que hay una decisión de conservar los influjos ultraístas, vino a decir. "La primera vanguardia es parte de la Generación del 27", concluyó el catedrático.
Fanny Rubio, por su parte, resaltó la figura de Bécquer como referencia quintaesencial en la obra de Alberti. Él mismo reivindicó haber encomiado al autor de Rimas y leyendas antes que Cernuda, a quien se atribuye poco menos que su rescate, deslizó la catedrática. Bécquer es, por cierto, el "Huésped de las nieblas", título de la parte central de Sobre los ángeles, recordó Rubio. Y apostilló: "Alberti no es tan espontáneo como parece cuando lo leemos", sino que su escritura, autoconsciente, está absolutamente determinada por sus lecturas.
Un poeta de nuestro tiempo
En la línea de su poética siguieron ahondando Joaquín Pérez Azaústre, María Ángeles Pérez López, Manuel Francisco Reina y Raquel Lanseros, aunque esta última intervino por videoconferencia. Pérez Azaústre, que arrancó su reflexión con los poderosos versos de A golopar, achicó la distancia entre su poesía comprometida y su poesía lírica. Y es que la primera alberga "destellos profundamente humanos", mientras que el intimismo de la segunda no renuncia al civismo y la solidaridad. Por cierto, "Alberti siempre ocupa el territorio de una pérdida", resolvió el poeta.
María Ángeles Pérez López se detuvo en el asombro que le produjo leer el homenaje que Alberti hizo a los cómicos del cine mudo en el libro Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos. La poeta, además, aludió al título de un ensayo de Berta García Faet, El arte de encender las palabras, para definir el estilo del autor de Cal y canto. Pérez López no quiso pasar por alto la impronta actual que conserva su obra. "Dialoga con su tiempo de un modo prodigioso", avanzó, pero también con el nuestro, y lo demostró con una performance que entronca con el mensaje ecológico actual. Rafael Alberti. Greenpeace era el título.
Reina, por su parte, celebró "un congreso justo y necesario", al tiempo que ensalzaba el carácter pionero de Alberti, que en lo popular poético se anticipó a todos. Incluso con la reivindicación de Góngora se adelantó a sus colegas de la Generación del 27. Su obra es, además, un pozo de conocimiento. "Alberti enseñaba poesía" en sus composiciones, aseguró, principalmente porque en su producción literaria confluye toda la tradición hispanoamericana.
Hubo tiempo también, en la jornada del martes, para analizar la dimensión de la figura de Alberti desde sus colaboraciones en prensa. La periodista Amelia Castilla y el poeta Carlos Aganzo, participantes en la mesa redonda Los escritores en los periódicos junto al cronista que firma esta pieza, convinieron que la Transición era un momento más propicio que el actual para que un escritor —y más si tenía la estatura de Alberti— presentara por entregas (en El País) los capítulos que iban a formar parte de sus memorias, La arboleda perdida.
Entonces había mayor interés por absorber cultura, se concluyó. Con su modesta capacidad, el congreso de la Universidad de Granada ha contribuido a cerrar esa brecha. Aplazado este miércoles por la DANA, se espera que la programación se reanude el martes y miércoles de la semana próxima.