Álvaro Pombo. Foto: EFE/ J.J. Guillén

Álvaro Pombo. Foto: EFE/ J.J. Guillén

Letras Premio Cervantes

Álvaro Pombo: "Miguel de Cervantes Saavedra era un pringado genial"

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En silla de ruedas y portando su característico gorro de lana ha entrado Álvaro Pombo (Santander, 1939) en la Real Academia de España menos de 24 horas después de haber sido galardonado con el premio literario más importante de las letras españolas.

"Hace frío", ha dicho el escritor santanderino nada más aterrizar en el atril. Llega "de milagro", según él, debido al mal tiempo que recorre de nuevo toda España, pero contento, algo abrumado por haber recibido el Premio Cervantes de forma casi unánime por parte de los académicos. 

"Cervantes no tuvo ningún premio”, ha recordado el escritor al comenzar la rueda de prensa. "Le plagiaron la segunda parte del Quijote y le metieron en la cárcel. Miguel de Cervantes Saavedra era un pringado, un pringado genial. Un pobrecillo que tuvo una vida apedreada, pero fue un hombre extraordinario, inteligente y valiente”, prosigue Pombo, haciendo gala de su gran sentido del humor y de esa ironía afilada, por la que ha sido premiado.

El autor de El héroe de las mansardas de Mansard o El metro de platino iridiado ha dicho que cree que la ironía es "cervantina" y que, además de ser un recurso literario, "es un sentimiento de segunda", no como el amor o el odio. Para utilizar bien la ironía "tienes que no tenerlo creído", ha subrayado. Aunque la ironía es algo de "persona mayor", porque "cuando eres joven te lo puedes creer, tienes la fuerza, la luz solar " para hacerlo. 

"La ironía puede ser mortal para el irónico, porque significa no tomar nada en serio. La ironía es un arma de dos filos. La utilizaba Sócrates para desarmar a los sofistas. ‘Solo sé que no sé nada’ es una buena descripción de la ironía”, ha asegurado, dejando entrever ese poso filosófico que siempre le acompaña.

Graduado en Filosofía por la Complutense y Bachellor of Arts por el Birberk College de Londres, dónde estudiaba “una filosofía muy científica pero que admiraba a los clásicos", Pombo ha reconocido que "los filósofos tienen derecho a machacarme la cabeza", porque, en sus novelas, él se vale "del color y no del fondo" de la filosofía. “La filosofía que yo he admirado es la filosofía clásica de Platón y Aristóteles, pero también de Sartre, su filosofía es la que más uso en mis novelas”. Aun así, ha advertido: "No soy filósofo, soy narrador. Pero soy un aficionado fiel a la filosofía y a la teología". 

Pombo, cuyo segundo idioma es el inglés, ha asegurado que, a pesar de desenvolverse muy bien con el anglosajón, su relación con la lengua española es "más viva y más divertida". "La lengua española es una lengua de muchas patrias, no solo la castellana. Es el don de lenguas". 

Durante la rueda de prensa, el escritor se ha referido a uno de los conceptos claves de su obra, "la sustancia", que comenzó a gestar en su debut narrativo Relatos sobre la falta de sustancia (1977). "Yo lo uso como metáfora de persona que no tiene agarre pero viene etimológicamente de Aristóteles", ha señalado. "En España la falta de sustancia se usa también para el cocido", ha bromeado.

El fallo del jurado destacó este martes del escritor su "extraordinaria personalidad creadora, su lírica singular y su original narración", además de su "notabilísimo nivel como poeta y ensayista, a lo que se une ser uno de los grandes novelistas del español".

Pombo ha dado pinceladas del discurso, que titulará Diferencias o variaciones sobre 'El licenciado Vidriera, en referencia a una de las novelas ejemplares de Cervantes. "Voy a hacer una disertación sobre cómo se puede hacer una fenomenología de la fragilidad en un cuento como 'El licenciado Vidriera'".

A su juicio, esa novela es "una variación más sobre el tema de que los locos dicen las verdades" y recuerda que Cervantes nunca dijo que El Quijote estaba loco, sino que utilizaba una no siempre bien entendida ironía diciendo que era "ingenioso".

A sus 85 años, el santanderino ha asegurado que los 125.000 euros del premio "los va a ahorrar con parsimonia". Ha reconocido sin apuro que "le han venido muy bien" porque "ando muy mal de dinero". "A la gente modesta, como yo, el dinero se va muy rápido. El dinero se ríe de mí. Mi madre decía que yo iba a ser un manirroto de viejo y eso no es verdad. Es que no he llegado a nada. El dinero no cunde, pero este espero que sí, porque es lo último que voy a ganar", ha concluido.