Image: Última hora de la edición en catalán

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Letras

Última hora de la edición en catalán

23 abril, 2010 00:00

En 2009 también fue Larsson el autor más vendido en catalán, con 100.000 ejemplares

Este 23 de abril, los libros y las rosas vuelven a seducir a los lectores. Sin embargo, y a pesar de las generosas ayudas de la Generalitat, el libro en catalán sigue sin despegar. Los datos de 2009 no están aún procesados, pero fuentes oficiosas apuntan a unos 8.500 nuevos títulos, una cifra casi idéntica a la de 2008 (8.507), con una facturación de 255,56 millones de euros ese año. El Cultural habla con responsables institucionales, editores y autores para tomar el pulso a la edición en catalán. Enrique Vila-Matas, Pere Gimferrer, Rafael Reig, María Dueñas y Antonio Soler nos confiesan qué libros les gustaría regalar y que les regalasen hoy. Pero el Día del Libro es mucho más. Es el día de Cervantes, así que revisamos las últimas novedades del premiado este año, el poeta mexicano José Emilio Pacheco; publicamos el último relato de Amos Oz, parte de las Escenas de la vida rural que lanza este lunes Siruela, y la Última palabra es para Jordi Puntí, autor de Maletas perdidas, una de las sorpresas editoriales del año.

Editar en catalán no parece ser, hoy por hoy, un buen negocio, por la crisis general y porque sólo uno de cada cinco lectores de Cataluña lee habitualmente en la lengua de Ramon Llull, a pesar de las subvenciones de la Generalitat, de la política educativa y de la presión de los más radicales, que silencian a muchos autores castellanohablantes que prefieren el mutismo a la confrontación. Los datos son implacables: editar en catalán resulta más caro, las tiradas son menores (3.000 ejemplares como media) y los más vendidos son bestsellers internacionales como Larsson, libros sobre fútbol, o traducciones de éxitos castellanos. La crisis ha pasado factura también. Así, Anagrama ha reducido significativamente el número de títulos y sólo lanza seis al año “y en coedición con Ampuriès”, explica Jorge Herralde; DVD o La Esfera ya no editan en catalán, y Jaume Vallcorba, editor de Acantilado y de Quaderns Crema, prefiere no dar datos, quizá porque los títulos que triunfan en catalán tienen poco que ver con los clásicos que él edita. Incluso Tusquets, que no se beneficia de ninguna subvención tripartita porque no publica suficientes novedades en catalán, sólo lanzó cinco en 2009, y facturó el pasado ejercicio 250.000 euros con su colección Ull de Vidre. Estancamiento del sector Noventa y siete editoriales publican hoy en catalán, pero no de forma exclusiva, pues la mayoría también lo hace en castellano. Cuentan con las subvenciones de la Generalitat de Cataluña a todo libro editado en catalán (y aranés), que superarán en 2010 los 3.200.000 euros, según Oriol Izquierdo, director del Institució de les Lletres Catalanes (ILC). Estas ayudas se conceden de acuerdo con el Gremio de Editores, por una parte como apoyo a proyectos concretos, y por otra para compra de ejemplares destinados a las distintas bibliotecas de la Comunidad. El mecanismo, explica Izquierdo, es muy sencillo: los editores proponen los títulos, una comisión técnica los analiza y son las propias bibliotecas las que piden los libros que les interesan. También hay ayudas a librerías, y se colabora en la promoción del libro catalán en distintas Ferias internacionales... Jordi Farré, vicepresidente de la Asociación de Editores en Lengua Catalana, reconoce que “el mercado del libro en catalán está en una situación de estancamiento como puede deducirse por el número de títulos editados (8.507 en 2008) y por la facturación (255,56 millones de euros, una facturación que supuso un incremento de un 1% respecto a 2007). En la actualidad, tan sólo uno de cada cinco lectores de Cataluña lee habitualmente en catalán, por lo que son necesarias políticas activas de promoción de los libros en lengua catalana”. Síntomas de buena salud Los editores en catalán comparten ese diagnóstico, avalado por las cifras de la última encuesta de Hábitos de Lectura de Cataluña, según la cual el 76'5 por ciento de los lectores lo hacen en castellano, mientras el 22'2 por ciento elige el catalán, si bien son los jóvenes entre 14 y 18 años quienes más frecuentan esta lengua, como consecuencia quizá de la política lingüística impulsada por CiU y el Tripartito. El editor y escritor Enrique Murillo apuesta por el optimismo: “Portugal tiene unos nueve millones de habitantes, y no genera unas ventas ni la mitad de las del libro en catalán, con una población de siete millones. Es un síntoma de buena salud. Ahora estamos atravesando un momento de crisis, pero el libro en catalán resistirá bien porque ya hay auténtica adicción de un enorme sector de lectores a leer en su lengua materna, tanto los autores catalanes como los traducidos de los demás idiomas”. Sin miedo alguno, Félix de Azúa, asegura que “sin esas subvenciones que pagamos los ciudadanos no existiría el libro-en-catalán como artefacto de la causa nacional. Volvería a ser, como antes, una producción de calidad y escrita por gente como Foix, Riba, Carner, Espriu, Pla, Sagarra, Rodoreda, Villalonga, etc. Pero eso no le interesa al gobierno catalán. Lo que quiere es una enorme cantidad de producto, aunque no lo lea nadie”. Por eso, insiste, no aumentan los lectores en catalán. Porque “a muy poca gente le gusta verse obligado a leer lo que mandan las autoridades. La politización de la literatura y de la lengua es funesta para ambas. Los pobres escolares catalanes tienen el mismo síndrome de asfixia que teníamos nosotros con el franquismo. Observe lo sucedido con los doblajes de cine al catalán: si no se le obliga, el público lo rehúye”. Otros, como el poeta Alex Susanna, reconocen que el libro en catalán sufre los efectos de la crisis, “pero también el de un proceso de globalización uniformista y en muchos sentidos alarmantemente empobrecedor. No hay ningun tipo de conciencia ecolingüística y de lo imprescindible que es preservar este patrimonio. Por si fuera poco, en España falta conciencia de su caràcter pluricultural y plurilingüístico, cuando ésta es una de sus principales bazas y riquezas”. Xavier Mallafré, director general del Grup 62, explica que en 2009 editaron 400 novedades (incluyendo juvenil y adulto), con una facturación de 30 millones de euros, pero que sufrieron una reducción del quince por ciento de las novedades editadas en catalán para el segmento de lectores adultos respecto 2008 y hubo un crecimiento de las novedades infantil y juvenil para el mismo período. ¿Su bestseller en catalán? El de todos, y en todos los idiomas: Stieg Larsson y su Els homes que no estimaven les dones, del que “vendimos cerca de 100.000 ejemplares”. Por su parte, Tusquets celebra los 20.000 ejemplares vendidos de Soldats de Salamina, de Cercas, traducido del castellano, y los 10.000 de un clásico de Verdaguer, En defensa propia. No es lo habitual: en general, si un libro en castellano suele tener una tiradade 6.000 ejemplares, en catalán lo normal es que no alcance los 3.000 (2.992 fue la media de 2009). Populares y bestsellerosos Nuria Tey, responsable editorial de los sellos catalanes de Random House Mondadori, recuerda que en el año pasado publicaron catorce títulos en catalán, con una facturación de 1.500.000 euros, la misma que el año anterior. Eso sí, Tey sostiene que “para RHM el sello catalán Rosa dels Vents es muy estable. Esta facturación cumple las expectativas.” Al otro lado de la edición, Isabel Obiols, responsable de La Magrana, uno de los sellos más destacados que editan sólo en catalán y que pertenece a RBA, explica que en 2009 su sello lanzó cuarenta novedades, que facturó 2,2 millones de euros brutos, y que “en 2009 congelamos el número de novedades como primera reacción ante el ambiente de crisis económica. Este año volveremos a subirlo un poco”. Entre sus grandes éxitos de ventas, destaca Cuina x solters, de Isma Prados (90.000 ejemplares); La filla del Ganges, de Asha Miró (90.000 ejemplares) o El curiós incident del gos a mitjanit, de Mark Haddon (56.000 ejemplares). Y destaca un dato que otros editores confirman: “el mercado del libro en catalán está creciendo en los apartados infantil-juvenil y en el espectro del libro más popular y bestselleroso”. Edi.cat, apuesta pionera En realidad, son pocas las editoriales independientes que se dedican sólo a publicar en catalán, y, entre ellas destaca Angle, que lanzó en 2009 45 nuevos títulos con una facturación de casi dos millones de euros (1.933.638 PVP), y un bestseller muy significativo: Barça, el mejor año de nuestra vida, del que se han vendido 18.500 ejemplares. Cossetaria se mueve también en cifras similares: en 2009 editaron 85 títulos, que facturaron un millón de ejemplares, y su éxito de ventas fue La cuina de l'Àvia Remei, de Remei Ribas, “del cual hemos vendido 46.000 ejemplares”, a pesar de lo cual su gerente, Jordi Ferré, confirma que “el mercado del libro catalán está estancado y la crisis se ha notado especialmente en las devoluciones de libros que han aumentado”. Lo mejor es que Angle, Bromera y Cossetania han creado Edi.cat, una plataforma pionera del mercado catalan de distribución y venta de eBooks para afrontar el reto del libro digital que en estos momentos incorpora fondos de más de quince editoriales distintas y se está convirtiendo en un portal de referencia del libro digital en catalan. En paralelo, los mismo editores han montado el portal edibooks.com para la distribución y venta de contenidos en lengua castellana. Los autores, por su parte, navegan entre la incertidumbre, el miedo a la polémica y la buena voluntad. Hay quien, como Román Gubern, reconoce que escribe en castellano, lee en catalán y que la literatura en catalán goza de buena salud, sobre todo porque los lectores más jóvenes carecen de prejuicios y se inclinan por lo que les interesa sin tener en cuenta el idioma porque tienen “la inmensa suerte de ser bilingües. Lo malo es cuando los políticos intentan desnormalizar la realidad”. Politización de la lengua Sánchez Piñol, Javier Calvo, Jordi Carrión o Ignacio Vidal- Folch, en cambio, prefieren no opinar, por falta de datos o porque, como dice Nuria Amat, “este asunto de tan politizado y corrupto me produce urticaria. Aquí hay un pacto establecido de no entrar jamás en este tema”. El mallorquín Valenti Puig es más contundente: “Lo que en sus orígenes se consideraba, bienintencionadamente, como una prótesis para ayudar a andar mejor, ahora es un elemento estructural de la parálisis de la cultura catalana. La cultura de la dependencia genera dependencia y coarta la creatividad” Por eso no aumentan los lectores en catalán. Porque, dice Puig, “la prioridad ha sido, en términos lingúisticos y literarios, cuantitativa y no cualitativa. ¿Dónde están los Villalonga, Pla, Ferrater, Rodoreda, Espriu o Joan Sales de hoy? Todo ha quedado en manos de un juvenilismo fulminantemente senecto. No hay un público adulto porque no hay escritores adultos”. En cambio, Miquel de Palol encuentra que las ayudas al catalán son aún insuficientes, y que “el libro en catalán, como la cultura catalana en general, parte de una desventaja institucional y mediática que hace necesaria una atención especial para su difusión”. A otros, como al poeta Masoliver Ródenas, le preocupan más que las ayudas de la Generalitat “cómo las utilizan las editoriales, a qué autores favorecen, etc. Por otro lado, está la realidad de los presupuestos, nunca demasiado generosos con lo cultural. Las ayudas deberían ser para estimular a los lectores, no para proteger a los editores”. Los efectos de la política de inmersión lingüística están claros. Así, el editor Sergio Gaspar confirma que “se han cometido errores, pero el máximo error hubiese sido dejar que decidiese exclusivamente el mercado. Quienes defienden el mercado diciendo que nunca se equivoca, deberían recordar la reciente crisis inmobiliaria y financiera. Quienes afirman que el mercado es una equivocación, deberían hacer un curso urgente de democracia y libertad”. Y, sobre todo, leer. En castellano y en catalán.