Esta novela comienza con una espera en un hospital. Juan Sebastián Cárdenas (Popayán, Colombia, 1978) pertenece a esa nueva estirpe de narradores colombianos que bien podría tener a la Rosario Tijeras de Jorge Franco por abanderada: los descendientes que renegaron del realismo mágico para abrazar un realismo brutal. En esta novela, la vida parece un asunto sin remedio. La historia está emparentada con cierto cine estadounidense, pero nos ahorra la violencia extrema. Puede que haya algo de road movie, algo de Tarantino, algo de los Coen y de Cronenberg, pero el resultado no es hijo de ninguno de ellos. El escenario es latinoamericano y universal: podría ser cualquier urbe tanto como Bogotá. Y la historia existe, pero sin proponérselo: un hombre se lanza a un deambular por la ciudad tras la muerte de su hermana.
Lo más interesante de esta primera novela es su planteamiento estético, la sobriedad de su estilo, que tan bien se adapta a una trama de perfiles desdibujados, en la que los personajes no tienen nombre y el escenario es un fondo tan vulgar que forma parte de nuestra propio paisaje. Los lectores celebrarán la valentía y el buen hacer del autor.