Tantos tontos tópicos
Aurelio Arteta
27 abril, 2012 02:00
Aurelio Arteta (1945, Sanguesa, Navarra) a presentar una punzante reflexión sobre moralidad pública y ciudadana. En esta ocasión ha montado su aparato narrativo sobre lo que él denomina "los tópicos prácticos (es decir, los de naturaleza moral y política)", tópicos que inciden de modo directo en la vida cotidiana y que condicionan la sociedad en la que vivimos. Arteta, catedrático de Filosofía Moral y Política en la Universidad del País Vasco, ha seleccionado 24 tópicos morales y otros tantos políticos. La primera parte arranca con tópicos tan sugerentes como "Eres un moralista" para cerrar con "No tengo madera de héroe". La parte segunda, referida a unos tópicos políticos que, como el propio autor señala, tienen mucho en común con los morales, se inicia con "Una cosa es la teoría y otra la práctica" y "La política es asunto de los políticos". "Todos queremos la paz", una valiente reflexión cargada de luz, cierra un volumen que se lee con admiración.
El gusto de Arteta por afilar lo que denomina "figuras retóricas que adopta la mente colectiva" viene de antiguo. En este volumen toma la idea de tópico como una expresión que a fuerza de ser repetida se transforma en un cliché que cristaliza lugares comunes en esquemas esgrimidos para justificar nuestra posición en la sociedad. Desde la psicología social se ha prestado mucha atención a dos conceptos íntimamente emparentados con el término "tópico". "Estereotipos" y "prejuicios" han sido muy estudiados por distintos académicos interesados sobre todo en aspectos relativos a los prejuicios raciales y a la comunicación pública. El "estereotipo" es un concepto más simple que complejo, más falso que verdadero y es muy resistente al cambio y la verdad. "Estereotipo" y "tópico" son parientes de sangre, y lo mismo sucede con el "prejuicio" que, como señaló Gordon W. Allport en su magistral La naturaleza del prejuicio, es una actitud "a favor" o "en contra" de algo o alguien, cargada de emoción, y que se ha construido con pruebas insuficientes e incluso imaginarias.
Si Freud utilizaba los sueños para penetrar en el subconsciente, Arteta utiliza los tópicos para descifrar nuestro sistema de creencias. Su análisis tiene como primer marco de referencia la moral política y ciudadana del siglo XXI. En este sentido su libro constituye una sacudida a la pereza, a la dejadez e, incluso, a la cobardía como formas de vivir más fáciles y acomodaticias. Fuera muletas, atrévase a pensar, parece decirle al lector. En este perímetro amplio encontramos un tópico recogido por Arteta como "Sé tu mismo". Expresión que parece expresar autoestima pero que en realidad refleja "un yo prepotente cuyo más acariciado objetivo es permanecer inalterable". "Mi cuerpo es mío (y hago con él lo que quiero)" es uno de los eslóganes de combate del movimiento feminista que a menudo va acompañado del "nosotras parimos, nosotras decidimos". Ambas afirmaciones podrían parecer correctas pero, como señala el autor, no hay que estar tan seguros.
Pero este volumen tiene también un recinto interior, una ciudadela en la que Arteta ha librado muchas batallas. Esta no es otra que la levantada por el nacionalismo etnicista vasco. ETA y su sostén social han creado un universo cognitivo y cultural que nuestro autor rastrea y desvela una vez más. "Condenamos la violencia, venga de donde venga". He aquí una afirmación aberrante. El Estado Democrático está en su derecho de utilizar una violencia reglada.
Se despide este volumen con un tópico candente: "Todos queremos la paz". Un ejemplo de confusión moral. La paz en el País Vasco requiere adjetivos, requiere calificativos porque, como señala Arteta en sus últimas líneas, el daño cometido por unos y consentido por otros no puede olvidarse sin "rendir cuentas de su miserable pasado".
Tras el éxito de Mal consentido (Alianza, 2010), vuelve El gusto de Arteta por afilar lo que denomina "figuras retóricas que adopta la mente colectiva" viene de antiguo. En este volumen toma la idea de tópico como una expresión que a fuerza de ser repetida se transforma en un cliché que cristaliza lugares comunes en esquemas esgrimidos para justificar nuestra posición en la sociedad. Desde la psicología social se ha prestado mucha atención a dos conceptos íntimamente emparentados con el término "tópico". "Estereotipos" y "prejuicios" han sido muy estudiados por distintos académicos interesados sobre todo en aspectos relativos a los prejuicios raciales y a la comunicación pública. El "estereotipo" es un concepto más simple que complejo, más falso que verdadero y es muy resistente al cambio y la verdad. "Estereotipo" y "tópico" son parientes de sangre, y lo mismo sucede con el "prejuicio" que, como señaló Gordon W. Allport en su magistral La naturaleza del prejuicio, es una actitud "a favor" o "en contra" de algo o alguien, cargada de emoción, y que se ha construido con pruebas insuficientes e incluso imaginarias.
Si Freud utilizaba los sueños para penetrar en el subconsciente, Arteta utiliza los tópicos para descifrar nuestro sistema de creencias. Su análisis tiene como primer marco de referencia la moral política y ciudadana del siglo XXI. En este sentido su libro constituye una sacudida a la pereza, a la dejadez e, incluso, a la cobardía como formas de vivir más fáciles y acomodaticias. Fuera muletas, atrévase a pensar, parece decirle al lector. En este perímetro amplio encontramos un tópico recogido por Arteta como "Sé tu mismo". Expresión que parece expresar autoestima pero que en realidad refleja "un yo prepotente cuyo más acariciado objetivo es permanecer inalterable". "Mi cuerpo es mío (y hago con él lo que quiero)" es uno de los eslóganes de combate del movimiento feminista que a menudo va acompañado del "nosotras parimos, nosotras decidimos". Ambas afirmaciones podrían parecer correctas pero, como señala el autor, no hay que estar tan seguros.
Pero este volumen tiene también un recinto interior, una ciudadela en la que Arteta ha librado muchas batallas. Esta no es otra que la levantada por el nacionalismo etnicista vasco. ETA y su sostén social han creado un universo cognitivo y cultural que nuestro autor rastrea y desvela una vez más. "Condenamos la violencia, venga de donde venga". He aquí una afirmación aberrante. El Estado Democrático está en su derecho de utilizar una violencia reglada.
Se despide este volumen con un tópico candente: "Todos queremos la paz". Un ejemplo de confusión moral. La paz en el País Vasco requiere adjetivos, requiere calificativos porque, como señala Arteta en sus últimas líneas, el daño cometido por unos y consentido por otros no puede olvidarse sin "rendir cuentas de su miserable pasado".