Casa de Cartón. Madrid, 2014. 148 páginas, 14 euros
Un viaje del nacimiento a la muerte. Así podría resumirse esta primera novela de la sevillana Beatriz Rodríguez Delgado (1980), aún a riesgo de no decir nada de este libro que sorprende a cada página y que resulta todo un descubrimiento. La autora estructura su historia a partir de escenas independientes, casi fogonazos de la existencia de su protagonista. Podría haber escrito un libro de relatos si no hubiera elegido un nexo sutil pero persistente entre episodios. Los distintos capítulos son presentados con el nombre de una técnica pictórica -dripping, grisalla o lápiz, por citar algunos- cuyos procedimientos trata de emular la autora en cada fragmento. Hay que añadir un estilo meticuloso, atrevido con el lenguaje, que busca al lector menos conformista.
Sin embargo, lo mejor es el calado psicológico de los personajes. Se comprende que eso es lo que pretendía su autora al presentarnos este mosaico de tramas: abordar un estudio profundo de las psicologías de sus actores. Lo hace con imaginación desbordante, que le lleva a idear historias que mucho tienen de leyenda, con una sutileza muy poco común. En uno de los capítulos, unos adolescentes reparan por primera vez en la belleza de un amanecer. El lector entiende lo que ese pequeño gesto significa: han crecido. No necesitamos más explicaciones. Léanlo.