Edmundo Paz Soldán

Hace dos años, tras publicar Iris, una novela distópica de notable dificultad, Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, Bolivia, 1967) anunció que estaba escribiendo unos relatos con los mismos personajes y escenario, el planeta Iris, que ayudarían a entender la narración. Visiones es el resultado y lo cierto es que ha valido la pena la espera, pues lo que en la novela resultaba abrumador por incomprensible, en estos cuentos adquiere pleno sentido, quizá porque desarrolla aspectos que en la novela apenas pudo sugerir o bosquejar.

En efecto, sin necesidad de leer la novela quien se sumerja en estos relatos descubrirá un mundo apocalíptico, sumido en una guerra que todos han perdido ya, en la que, por ejemplo, un juez profundamente corrupto ha de convivir con los fantasmas de todas sus víctimas, inocentes o no, que claman justicia. Con una niña mágica que sueña el futuro, y que prefiere ayudar a su padre muerto antes que buscar remedio a las penas económicas de la familia con sus poderes. Con un soldado que sufre un ataque de locura y sube a un techo para tirotear a quien sea, ignorando que un dron le está espiando. Y vuelve a encontrarse con el capitán Reynold de la novela, convertido ahora en gobernador de la Casona, acabado y borracho, y con el implacable dios Xlött, y con el Perímetro, y con los kreols, los irisinos, los pieloscuras, y los insurgentes de Orlewen...

Que Paz Soldán no les confunda: bajo el disfraz de la distopía y la ciencia ficción, el narrador boliviano retrata en estos espléndidos cuentos realistas un presente inquietante, y bastante más reconocible de lo que quisiéramos admitir.