C-Castro

C-Castro

Letras

sylvia

12 mayo, 2017 02:00

Celso Castro

Destino. Barcelona, 2017. 128 páginas. 18€. Ebook: 9,99€

Hacía tiempo que no leía una historia de amor fou, de pasión desesperada y total, tan angustiosa y divertida como sylvia, de Celso Castro (La Coruña, 1962).

Autor de culto (Vila-Matas advirtió de su “subversiva valía” al comentar otra de sus novelas, El afinador de habitaciones), Castro es poeta y colaborador habitual de diversas revistas de poesía. Es también un narrador original que domina las distancias cortas: sylvia, por ejemplo, tiene 128 páginas, y su novela anterior, entre culebras y extraños (Destino, 2015) 160, sin que la brevedad implique que se trate de obras menores por su densidad.

Castro además domina un estilo propio que contribuye a que el relato discurra con naturalidad: los comienzos de capítulo carecen de mayúscula, también los nombres propios, así que el monólogo del protagonista fluye en torrentera, al ritmo de sus sentimientos.

Y si algo tiene esta novela es eso, sentimientos desatados, violentos. Un joven poeta de veintidós años, enfermizo, con crisis nerviosas y cierta propensión a golpear paredes y gentes, a cortarse las venas y a consumir todo tipo de drogas que se le ofrezcan, se enamora de sylvia, editora de una revista de poesía diez años mayor que él. Con el amor comienza la persecución, la conquista, la celebración desaforada del amor, pero también los celos. Porque “cuando eres tan feliz, contraes una deuda con la vida [...] y esa deuda la acabarás pagando” (p. 73). Y vaya que la paga: a pesar de su pasión, sylvia sigue enamorada de un antiguo amor, daniel de maría, en el que se refugia cuando su unión con el joven poeta comienza a quebrarse. Si a ello unimos su dramática historia familiar entenderemos el dolor y la angustia que arrastran al protagonista, “el más amable y profundo de los idiotas” (p. 67).

Lo que salva al relato de convertirse en un culebrón (“yo la seguía llorando, completamente roto y desolado, y suplicándole -sylvia, no te vayas... no te vayas, mi amor” p. 81) es el sentido del humor, absurdo y feroz, de Castro, que lo relativiza todo. Ese humor, ese goce que proporcionan unas páginas de escritura y ritmo brillantes, ese arrebato también literario, merecen lectores dignos de tanta pasión.