La era de la perplejidad. Repensar el mundo que conocíamos
Varios autores. OpenMind/BBVA. Madrid, 2018. 432 páginas
27 abril, 2018 02:00Manifestación por la igualdad social en Nueva York. Imagen del libro La era de la perplejidad
Para resolver con solvencia un reto de tales dimensiones ha sido necesario recurrir a veintitrés especialistas escogidos entre las cabezas mejor amuebladas del momento. En la veintena de contribuciones que conforman este volumen la preocupación común ha sido tratar de entender y clarificar las grandes incertidumbres que asoman en el horizonte para anticipar las respuestas más adecuadas.
La acelerada revolución tecnológica nos acerca el futuro de un modo sorprendente. La biomedicina, las tecnologías de la información, la ecología y el cambio climático, la economía y la globalización han producido una realidad compleja, controvertida y cambiante. La mezcla de todo ello produce, en el mejor de los casos, equilibrios inestables en los que las reglas del juego cambian a gran velocidad. De ahí que mantener constante y productiva la relación entre bienestar material, valores éticos y procesos de innovación se haya convertido en una tarea enrevesada.
Se articula esta obra en cuatro partes enlazadas entre sí. En la primera se desarrolla una panorámica general dedicada al análisis de los efectos de la computación sobre el conjunto social. En su texto, que da inicio al volumen, Francisco González contempla la aceleración del cambio tecnológico actual como un incierto vector de transformación que "podría llevar nuestra economía, nuestra sociedad [...] a cambios de una magnitud incluso mayor que la revolución neolítica o la Primera Revolución Industrial, y a una velocidad muy superior". En su opinión es evidente que la inteligencia artificial, la robótica, las biociencias, las nanotecnologías y el perfeccionamiento de los algoritmos replantearán de modo radical valores, creencias y modos de vida. Y todo ello modificará el sistema financiero.
En el segundo tramo se cierra un poco el foco y se traslada a los cambios que se dan en la política. Aquí se disecciona la irrupción del populismo en la vida parlamentaria, el rechazo ciudadano de instituciones que hasta ahora se creían válidas y el malestar que se observa en diversos movimientos sociales. La contribución de Jan-Werner Müller advirtiendo que el populismo no debe ser entendido como una forma de antielitismo sino como la afirmación de que ellos, los populistas, son los representantes genuinos del pueblo, es clarividente. En su artículo, José Luis Pardo examina cómo han ido creciendo, a partir de 1970, los ataques al Estado de bienestar hasta llegar al malestar que tantos ciudadanos sienten hoy. Diana Owen rastrea las nuevas compañías de medios de comunicación surgidas al calor de internet e ilustra sus efectos al hilo de las elecciones que llevaron a Trump a la presidencia de Estados Unidos. Una cruda crítica al neoliberalismo a cargo de Simon Springer cierra esta segunda parte.
Las nuevas formas de guerra, el feminismo, el desafío del islamismo, el fin de un mundo unipolar y el desarrollo de Latinoamérica conforman la tercera parte. Las cifras dedicadas a gasto de defensa equivalen al 2,2 por ciento del PIB mundial pero, como señala John Andrews, lo irónico es que la era digital está desarrollando "ciberarmas" de bajo coste y alta efectividad. Expertos norteamericanos e israelíes diseñaron el virus informático que retrasó meses, incluso años, el programa nuclear iraní, lo que contribuyó decisivamente al acuerdo con Irán de 2015.
Para enmarcar es el texto de Nayef Al-Rodhan. Su objetivo es diseccionar la historia y la geopolítica del mundo arabomusulmán. Su lectura clarifica el papel del petróleo en el Golfo, el nacimiento del estado de Israel y las consecuencias, tras la Primera Guerra Mundial, del desmembramiento del Imperio Otomano. Su análisis de la guerra Irak-Irán, los ataques del 11-S y la invasión de Irak e Irán son espectaculares. En el último tercio del capítulo, señala que "los déficits de dignidad personal y colectiva fueron la causa subyacente de las revoluciones". Se refiere a las rupturas sociales y políticas que viene sufriendo Oriente Medio desde antes de la Primavera Árabe. Esta apelación a la dignidad es de enorme importancia porque en un tiempo en el que las ideas se substituyen por imágenes con demasiada frecuencia, las emociones han cobrado una importancia que antes no tenían. Si alguna pega se le puede poner a este volumen es su escaso interés por el papel de las emociones en la era digital.
Por último, emergen las cuestiones económicas que conforman el basamento de la perplejidad, la inseguridad y el descontento actuales. Estos postreros artículos revisan las consecuencias que la globalización y el cambio tecnológico tienen sobre el crecimiento, la distribución de la riqueza y, lo más importante, sobre el empleo. Zia Qureshi no ve el futuro con demasiado optimismo. En su opinión el cambio tecnológico es disruptivo. Las principales economías están ralentizando el crecimiento de la productividad y, al mismo tiempo, la desigualdad de rentas está aumentando. En el triángulo "cambio tecnológico", encabezado por los avances en las tecnologías digitales, "productividad" y "distribución de la riqueza" está fallando algo. Nick Srnicek y Helen Hester trasladan la crisis del empleo derivada de la automatización al creciente problema de la atención a la asistencia de las personas. El envejecimiento de la población, la incorporación de la mujer al trabajo y otros factores plantean problemas de índole doméstica que con demasiada frecuencia son desatendidos o subestimados. Entre las posibles soluciones propuestas señalan la conveniencia de "reducir los niveles de exigencia doméstica".
Una cuidada edición en la que no faltan fotos, gráficos y oportunos resúmenes que completan un contenido de indudable valor intelectual y hacen de estas páginas un libro a conservar.