'Ignorancia. Una historia global': el libro de Peter Burke que puede leer el erudito y el necio
La maestría de Burke se manifiesta en esa habilidad para hacer fácil lo complejo y convierte un tema incómodo en atractivo y brillante.
21 enero, 2024 01:55Siendo congruentes, un libro sobre la ignorancia debía tener todas sus páginas en blanco. Esto es algo más que una broma, como reconoce el propio autor de este libro. Si ya es difícil hablar sobre lo que se sabe, ¿cómo se puede abordar lo que no se sabe? ¿Sabemos lo que no sabemos? Si se piensa bien, nos adentramos aquí en una contradicción irresoluble: ¿cómo delimitar lo que no sabemos? A menudo, ni siquiera somos conscientes de lo que desconocemos.
El tema de la ignorancia presenta desafíos insólitos, nos fuerza a preguntas distintas a las que suscita cualquier otro asunto. Supone, literalmente, penetrar en territorio ignoto, sin luces y sin brújula. Las paradojas se prolongan hasta en los términos concretos en que se materializa este libro: quien trata de desentrañar la ignorancia es un sabio como Peter Burke (Stanmore, Reino Unido, 1937), uno de los más eminentes historiadores vivos, especialista en historia cultural y autor de una impresionante bibliografía que incluye algunas referencias imprescindibles para cualquier estudioso de las ciencias sociales.
Es difícil pensar en alguien más antitético a la ignorancia que la figura de Peter Burke. Sin embargo, lo más curioso y atractivo de este ensayo es que esas discordancias se diluyen y se resuelven del modo más sencillo. La maestría de Burke se manifiesta en primer término en esa habilidad para hacer fácil lo complejo. Su exposición no es solo didáctica y ordenada, sino de una claridad y precisión asombrosas.
Consigue acotar un asunto que amenaza siempre con desbordarse: la ignorancia siempre será más inabarcable que el conocimiento; bien podría decirse de ella lo mismo que Einstein decía de la estupidez humana, que es infinita. Burke consigue además trasmutar un tema abstruso e incómodo en atractivo y brillante. Su libro puede leerlo con provecho desde el erudito al ignorante. Nadie debe darse por ofendido: el lector pronto constata que ignorantes somos todos.
No es casual, pese a todo lo expuesto (o precisamente por ello), que la ignorancia haya adquirido en los últimos tiempos rango de tema privilegiado en la historia cultural. Varios son los libros que han aparecido sobre el particular, poniendo así de relieve una paradoja más: en contraposición a épocas pretéritas en que el saber se resentía de la precariedad de fuentes y medios, lo que caracteriza la ignorancia de nuestra época es exactamente lo contrario.
Este ensayo de Burke no es solo didáctico y ordenado, sino de una claridad y precisión asombrosas
Estamos perdidos y agobiados por una información inabarcable. De este modo, un saber que se dispara en múltiples direcciones implica necesariamente una ignorancia imparable en todos los ámbitos posibles. Cada uno de nosotros es cada vez más ignorante respecto al conjunto de conocimientos que ha logrado la humanidad.
Todo esto lo expone Burke con gran capacidad sintética, pues, en menos de 400 paginas (aunque con un amplio apartado de notas finales), consigue tratar casi todos los aspectos posibles de la ignorancia. El libro se estructura en quince capítulos, divididos en dos bloques. El primero, “La ignorancia en la sociedad”, parte de unas definiciones de la ignorancia y su consideración en el pasado, para abordar luego sus aspectos históricos, filosóficos, científicos y religiosos.
El segundo bloque pone el foco en las “Consecuencias de la ignorancia”, perspectiva que se ilustra con un tratamiento específico de la ignorancia en la guerra, los negocios, la política y los desastres. En consonancia con las directrices expuestas, sus conclusiones son forzosamente ambivalentes. El acuerdo casi unánime de la humanidad en combatir la ignorancia no empece que las luces de esta era de inteligencia artificial generen nuevas y quizá más siniestras sombras.