Jane Austen, Benito Pérez Galdós, Miguel de Unamuno, Oscar Wilde y Agatha Christie. Ilustración: Rubén Vique

Jane Austen, Benito Pérez Galdós, Miguel de Unamuno, Oscar Wilde y Agatha Christie. Ilustración: Rubén Vique

Letras

Diez escritores convertidos en Sherlock Holmes: de Dickens y Jane Austen a Galdós y Unamuno

Numerosos autores han encontrado un nuevo filón narrativo para la novela negra: transformar a maestros de la literatura universal en detectives.

25 junio, 2024 01:57

Con notables precedentes en todo el mundo, esta suerte de juego literario cuenta en España con un autor de prestigio como Luis García Jambrina, que hace unos meses publicaba El primer caso de Unamuno (Alfaguara).

Jambrina, que ya en 2008 inauguró una serie policiaca protagonizada por Fernando de Rojas, el autor de La Celestina, tiene claro que convertir en detectives a estos genios no solo aporta interés a la trama, "pues son figuras muy complejas y poderosas, cada una a su manera", sino que, añade, "a través del proceso de investigación, los vamos conociendo también a ellos y sus respectivas épocas, llenas de conflictos, sucesos y cambios".

Cuenta el escritor que eligió a Fernando de Rojas "por tratarse de una figura muy enigmática de la que no sabemos casi nada. También por su condición de converso y su carácter heterodoxo". Y no se equivocaba: del éxito de la serie dan cuenta los 30.000 ejemplares vendidos del primer título, El manuscrito de piedra, y los 15.000 en cuatro meses del segundo, El manuscrito de nieve.

El caso de Unamuno es distinto, subraya, porque, aunque sabemos muchas cosas del filósofo "también hay grandes misterios, como el de su muerte. Se trata de un personaje muy complejo y controvertido, paradójico y atractivo, con muchas aristas y muchos recovecos. Y, sobre todo, muy valiente e insobornable, movido siempre por la búsqueda de la verdad, como un auténtico detective".

Quizá por eso, la serie constará de cuatro novelas más. Tras El primer caso, la siguiente se desarrollará en torno a 1917, "un año en el que pasaron muchas cosas en España y en el mundo, y Unamuno se verá implicado en algunas de ellas. Eso lo llevará a tener que investigar unas muertes extrañas". Sin embargo, ahora se encuentra terminando el siguiente "manuscrito" de Rojas, que se desarrolla en la Roma del final de los Borgia, por la que pululan muchos españoles.

Según García Jambrina, Unamuno es un personaje "movido siempre por la búsqueda de la verdad, como un auténtico detective"

Por su parte, Lorenzo G. Acebedo, seudónimo bajo el que se oculta supuestamente un escritor que abandonó en su juventud los estudios teológicos por el retiro monacal, y, tiempo después, el retiro monacal por una mujer, eligió como protagonista de La taberna de Silos (Tusquets, 2023) y de La Santa Compaña (Tusquets, 2024) a un humanísimo Gonzalo de Berceo, retratado en sus páginas como un monje trapacero, bebedor y algo lujurioso.

Cuenta Acebedo a El Cultural que quería hacer novela negra histórica "frente a la policiaca histórica de Eco, y busqué un tipo con aire de Bogart. Lo más cercano a una gabardina era el hábito monacal. Berceo encajaba perfectamente en el perfil". Explica además que es un apasionado de la obra del monje-poeta, "en la que, bajo su religiosidad, he encontrado una exaltación hedonista de los placeres de la vida.

Junto a ello, lo poco que sabemos de su biografía permite imaginar andanzas y aventuras diversas del personaje y construirle una personalidad cínica, desencantada, con la que retratar las miserias de una época lejana que repiten las de nuestro tiempo".

En esta segunda aventura, Gonzalo de Berceo debe marchar a Santiago de Compostela para participar en la celebración del jubileo. Allí, en la Catedral, en plena misa mayor, será testigo de cómo un arcediano, presa de un delirio místico, se interpone al paso del botafumeiro, que lo destroza ante los despavoridos ojos de los fieles que abarrotan el templo, lo que, unido a los extraños casos que están diezmando el cabildo de la catedral, lleva al arzobispo, antiguo compañero de estudios de Berceo, a pedirle ayuda.

Pero si los escritores/detectives citados se encuentran en plena madurez, muy distinto es el caso del coprotagonista de Prim. El asesinato de la calle del Turco, de Nacho Faerna (Espasa, 2014), pues se trata de un joven periodista canario llamado Benito Pérez Galdós. El Galdós de Faerna acaba de publicar su primera novela y vive apasionado por el teatro y por la vida cotidiana de la Villa hasta que comienza a investigar el magnicidio de Prim.

También resulta arrebatadoramente joven, ingenua y rebelde la siguiente protagonista, una Jane Austen de diecinueve años que demuestra cómo lo mejor de estos relatos de thriller histórico combinan la ficción con datos reales, tanto de los escritores convertidos en personajes como de las épocas en las que vivieron.

Tras publicar Jane Austen investiga, Jessica Bull subrayaba que "su personaje estaba dominado por una feroz pasión por la justicia"

Así, en Jane Austen investiga, de Jessica Bull (Lumen, 2024), nos encontramos a la autora de Orgullo y prejuicio en un baile, esperando ansiosa que Tom Lefroy, el gran amor de su vida –y quien inspiró el personaje de Darcy–, le proponga matrimonio. La aparición del cadáver de madame Renault, una sombrerera, no sería demasiado grave, dada la insignificancia social de la muerta en esos momentos, si no fuese porque el hermano de la escritora, Georgy, es acusado del crimen después de que la policía encuentre en su poder un collar de la difunta.

Jessica Bull explicaba poco después de publicar la novela que había preferido apostar por una Austen joven y no por la imagen tradicional y adusta de la escritora porque está convencida de que, a pesar de su inevitable candidez, la mujer de carne y hueso fue "esa brillante observadora de la naturaleza humana, dominada por una feroz pasión por la justicia a la que todos sus lectores conocemos y amamos".

Claro que no es esta la primera incursión de Jane Austen/ personaje al otro lado de la ficción: en 1996 Stephany Barrow comenzó a publicar la serie The Jane Austen Mistery, en la que Barrow se presentaba como mera trascriptora de unos ficticios manuscritos perdidos de Austen en los que la escritora resolvía enigmas y crímenes, emulando el estilo de sus novelas reales y relacionando las tramas con los hechos ciertos de su vida.

Compuesta por quince novelas de un gran éxito en Gran Bretaña, en la última, Jane and the Final Mistery (Jane y el misterio final), publicada en 2023, una Austen al borde de la muerte resolvía el asesinato de un alumno de un exclusivo internado masculino.

Desde 2020 también las hermanas Brontë protagonizan su propia serie de novelas policiacas, Brontë Sisters Misteries, firmadas por Bella Ellis. Hasta el momento son media docena de títulos en los que Charlotte, Emily y Anne se unen para resolver inquietantes misterios que tienen como escenario su Yorkshire natal, desde puntos de vista complementarios, cuando no opuestos, íntimamente relacionados con las muy distintas maneras de entender la vida y las relaciones de cada una de las hermanas.

Otro genio victoriano, Charles Dickens, coprotagoniza junto al superintendente Sam Jones una serie de once novelas de misterio escritas por J. C. Briggs. En la última, The Waxwork Man (El hombre de cera, 2023), el autor de Oliver Twist está visitando la Cámara de los Horrores de Madame Tussaud cuando se cruza con el juez Quarterman, famoso por su crueldad en los tribunales.

La sagacidad de arthur Conan Doyle le convirtió en compañero de aventuras de otro inesperado detective de ficción, Oscar Wilde

El juez le invita a su mansión, donde dice tener una galería de figuras de cera mejores y Dickens descubre que todas son imágenes de mujeres condenadas a muerte o que murieron en circunstancias brutales. Pero el día siguiente, Quarterman es hallado muerto en su galería, con el rostro deformado por el terror. Y aunque se supone que la causa fue una apoplejía, Dickens decide investigar.

Inevitablemente, del mismo modo Arthur Conan Doyle ha seducido a varios narradores que no han dudado en convertir al "padre" de Sherlock Holmes en su detective predilecto. Es el caso de Bradley Harper, que en 2018 publicó A Knife in the Fog: A Mystery Featuring Margaret Harkness and Arthur Conan Doyle. En esta novela nos encontramos con un Conan Doyle de veintinueve años que ejerce la medicina de día y escribe de noche.

Desengañado por el poco éxito de su primera historia de Sherlock Holmes, Un estudio en escarlata, decide abandonar la literatura, pero el ex ministro Gladstone le pide que vaya a Londres para asesorar durante un mes a la policía en su búsqueda de Jack el Destripador. Al equipo se une su antiguo profesor de cirugía, Joseph Bell (base real de Sherlock Holmes) y Margaret Harkness, una escritora que les sirve de guía y compañera...

La sagacidad de Conan Doyle le convirtió además en compañero de aventuras de un inesperado detective de ficción, Oscar Wilde, en novelas como O. W. y una muerte sin importancia (Plata Ed., 2008), y O. W. y el club de la muerte, ambas de Gyles Brandreth (Plata Ed., 2009). En la primera, Wilde encuentra el cadáver desnudo y degollado de Billy Wood, un bello modelo adolescente, y decide resolver el crimen con la ayuda de Conan Doyle.

En la segunda, en una reunión del club Sócrates propone jugar al "asesinato": cada uno de sus invitados debe escribir en un papel el nombre de la persona a la que desearían matar. Lo malo es que pocas horas después, comienzan a morir los señalados y Conan Doyle deberá ayudarle a descubrir al asesino... si no quiere que Wilde sea el siguiente.

La madre de Miss Marpple y de Hercules Poirot también ha resultado una excelente investigadora y espía en manos de Andrew Wilson, que la ha convertido en protagonista de cuatro novelas.

En la primera, A Talent for Murder (Talento para el asesinato), ofrece una explicación alternativa para los bien documentados once días "perdidos" de Agatha Christie en diciembre de 1926 (que él relaciona con el espionaje), mientras que la segunda, A Different Kind of Evil (Una clase diferente de mal), presenta a Christie en enero de 1927, ya recuperada de lo ocurrido el año anterior, y de nuevo convertida en agente encubierto del servicio secreto británico.

Mientras viaja en barco hacia las Islas Canarias, es testigo de la muerte de un hombre arrojado por la borda, y de otra muerte espantosa al llegar. Solo su ingenio y sagacidad evitará que los crímenes queden impunes, jugando, eso, sí, con datos reales y mucha, desbordante imaginación.