Viajes imposibles (2): Panem, el país de Los Juegos del Hambre
Viajamos al Capitolio y sus trece distritos, conocidos por sus sangrientos juegos en los que dos adolescentes deben enfrentarse a un duelo a muerte.
16 julio, 2024 02:15En esta agencia de viajes no conocemos fronteras. Ni siquiera las del tiempo.
Hoy os proponemos un viaje al Capitolio y los trece distritos de Panem, conocido por sus sangrientos Juegos del Hambre, en los que dos adolescentes de cada distrito, siempre un chico y una chica, se enfrentan en una lucha a muerte en la que sólo puede quedar un superviviente.
Por cada ración extra de comida que solicite una familia, se introducirá una papeleta más con el nombre de uno de sus jóvenes, y tendrá así más posibilidades de participar en los Juegos.
Se trata del mayor espectáculo en directo del mundo, y todos los habitantes de Panem siguen con temor y emoción, primero el sorteo de quienes serán los muchachos que participen en la lucha, y luego el desarrollo de los propios juegos, en un escenario cuajado de trampas mortales y dirigido por los maestros de ceremonias del Capitolio.
Precisamente el Capitolio será nuestra primera visita recomendada, un lugar de ocio y abundancia, donde sus habitantes se dedican a todas las diversiones posibles, al cultivo del aspecto físico, las drogas recreativas, el flirteo y la moda. Está situado en algún lugar de lo que hoy son las Montañas Rocosas y los visitantes pueden esperar encontrarse a los más excéntricos personajes, empeñados todos ellos en ser muy especiales, vestir a la última y reírse de los pobres.
Porque en el Capitolio, cuanto más sufren los demás, más risa les da. Como curiosidad, que enseguida notaréis, sus habitantes suelen usar nombres clásicos, de Grecia y Roma, porque se consideran auténticos patricios.
Recomendamos especialmente la visita al palacio del Presidente, Protector o Dictador Snow, como queráis llamarle. En el Capitolio sólo hay que intentar pasárselo bien, teniendo buen cuidado, eso sí, de no bromear con la Policía.
En el Capitolio sus habitantes suelen usar nombres clásicos porque se consideran auténticos patricios
Acto seguido, sería buena idea ir al distrito uno, especializado en joyas y artículos de lujo. También es un buen lugar para pasar unos días agradables contemplando lo que no se puede uno comprar, o quizás lo que sí, según cada cual. Es un país boscoso, sus habitantes tienen nombres de joyas y se les distingue porque suelen ser rubios de ojos verdes. Como curiosidad para visitar, hay una máquina que convierte el grafito en diamante.
En el distrito dos se dedican a fabricar armas y a entrenar a la Policía. Se trata de un distrito más bien urbano, pero sus mayores atracciones son los ensayos con las armas y las demostraciones de los militares. No tiene mucho turismo, pero seréis bien recibidos y no hay que preocuparse de los carteristas.
El distrito tres es urbano e industrial. Tiene importantes fábricas de electrónica y automóviles, y sus habitantes son fáciles de reconocer por el tono ceniciento de su piel y su cabello oscuro. Sus ferias tecnológicas son muy interesantes para quien quiera probar los últimos avances tecnológicos, recreativos en su mayor parte, pues casi toda la producción se dedica a las tiendas del Capitolio.
El distrito cuatro es más rural, y se dedica preferentemente a la agricultura y a la pesca. Es probablemente uno de los mejores lugares para visitar, porque es rico, seguro, y su gente es amable, extrovertida y hospitalaria. Conviene probar su curioso pan de color verdoso, por las algas que le añaden a la masa.
El distrito cinco es el distrito de la energía, y sus habitantes se dedican a la producción de paneles solares, molinos de viento, y también centrales térmicas de todo tipo. Su paisaje es más bien seco, y sus habitantes suelen ser gente de tez bronceada. También es un buen lugar para pasar unos días, aunque carece de lugares atractivos de renombre y la comida es bastante mala.
El distrito seis es un distrito obrero, de clima frío y lluvioso, con abundantes bosques y montañas, donde la gente pasa dificultades y se porta de manera huraña con los visitantes. Sus habitantes suelen dedicarse a trabajos de mantenimiento en el ferrocarril, conducir camiones, repartir paquetes y labores de ese tipo.
En el Capitolio sólo hay que intentar pasárselo bien, teniendo buen cuidado, eso sí, de no bromear con la Policía
Es importante señalar la dificultad para encontrar alojamiento, así que hay que llevarlo todo bien planificado y aún así se corre el riesgo de que alguien no quiera atenderte y te quedes en la calle.
En el distrito siete se dedican a la agricultura y la minería, y su gente es conocida por su valentía y su astucia. El paisaje es muy boscoso, ideal para largas excursiones por el campo y para deportes de aventura, excepto el parapente. Y no sabemos explicar por qué, pero está prohibido.
El distrito ocho es urbano, se dedica a la industria textil y sus derivados, y es conocido por la insalubridad de sus viviendas, que necesitan una reparación urgente y muestran los efectos de la gran humedad del ambiente. Los visitantes no son bien recibidos, es difícil alojarse, el agua puede producir toda clase de afecciones gástricas y se come mal.
Pero como siempre hay gente que va de vacaciones a lugares de esas mismas características, hay que incluirlo en la lista de nuestros posibles destinos en este viaje. El distrito nueve es agrícola, centrado en los cereales.
Cuenta con grandes campos de trigo y praderas para el ganado. Es un lugar poco poblado, ideal para perderse o desaparecer un tiempo. De hecho, hay una importante lista de viajeros que desaparecieron en este distrito sin dejar rastro.
El distrito diez se dedica sobre todo a la ganadería y es el principal proveedor de carne del capitolio. Acostumbrados a matar animales, sus habitantes se manejan muy bien con espadas, navajas, hachas y cuchillos, y es un sitio un tanto peligroso. Aún así, ofrecen rutas a caballo y puede ser interesante para los aficionados a la naturaleza. Pero a la de verdad, con moscas, pulgas y olor a boñiga.
La autora de Los Juegos del Hambre pensó sus obras como literatura juvenil, pero su éxito fue enorme entre el público de todas las edades
Debe tener en cuenta también de que prácticamente no hay señalización de ningún tipo en este distrito. El distrito once se dedica a los árboles frutales y las hortalizas. La gente es muy pobre y trabaja todo el día a la intemperie.
Además, el terreno está cuajado de rastrevíspulas, unos insectos muy peligrosos. Hay gente que visita este lugar para hacer cursos sobre plantas medicinales, y lo recomendamos encarecidamente a los aficionados a este viejo conocimiento.
El distrito doce se dedica exclusivamente a la minería del carbón y es un lugar de miseria extrema. Su gente suele tener pelo oscuro y ojos grises, y nadie iba por allí hasta que Katniss Everdeen, representante de este distrito, ganó los 74º Juegos del Hambre.
El distrito trece es el más difícil de encontrar, pues en muchos mapas no aparece. Se dice que es un lugar devastado por un desastre durante una guerra, y su gente, posiblemente huyendo de la radiación, vive en refugios subterráneos. Es una zona militar protegida y resulta de muy difícil y peligroso acceso.
En general, estos distritos se corresponden con zonas actuales de Estados Unidos y Canadá, y están todos subordinados al Capitolio, que los gobierna con mano de Hierro. La autora de Los Juegos del Hambre, Suzanne Collins, pensó sus obras como literatura juvenil, pero su éxito fue enorme entre el público de todas las edades.
Colaboraron a ello, y mucho, las versiones cinematográficas de sus obras, especialmente la primera, Los Juegos del Hambre, dirigida por Gary Ross y protagonizada por Jennifer Lawrence.
Una chica guapa con un vestido de fuego y un arco en la mano siempre es un buen pasaporte para arraigar en la memoria colectiva. Crueldad, belleza, sangre y revolución. ¿Hay una fórmula más antigua y más segura?