Wendy Brown, filósofa estadounidense, durante la charla en el Festival de las Ideas. Foto: La Fábrica Comunicación

Wendy Brown, filósofa estadounidense, durante la charla en el Festival de las Ideas. Foto: La Fábrica Comunicación

Letras

Wendy Brown y la crisis de los valores del mundo actual, en el Festival de las Ideas

La filósofa estadounidense reflexiona sobre el nihilismo, la política, la verdad, las narrativas cuestionables y las universidades.

19 septiembre, 2024 16:38

¿Cómo ha llegado la política a convertirse en un patio de recreo para demagogos y vanidosos? ¿Y por qué la universidad corre por su parte el riesgo de convertirse en una zona de guerra ideológica o de lucha cultural? ¿Qué ha sido de los valores en la política y de la verdad en la investigación o la educación?

Estas son las preguntas que Wendy Brown (California, 1955) se pregunta en su último libro, Tiempos nihilistas: Política de la Tierra del siglo XXI (Lengua de trapo, 2023). El enorme escenario del Festival de las Ideas, en la plaza de España de Madrid, acogió ayer por la noche a la filósofa estadounidense para reflexionar sobre la relación entre conocimiento y política, y la ética de la responsabilidad en tiempos de crisis democrática.

"Solo quiero decir que es un placer estar aquí. Quiero ofrecer un agradecimiento especial a los que luchan contra el genocidio en Palestina", afirmó rompiendo el hielo. Algunos minutos antes, el escenario estaba dominado por la charla de Eva Illouz sobre el populismo contemporáneo y las reacciones políticas a los atentados de Hamás del 7 de octubre.

En las últimas semanas, la socióloga franco-israelí fue criticada por sus posiciones en contra del movimiento civil para frenar el genocidio en Gaza. Durante su acto, un grupo de personas protestó en medio del público, agitando una kufiya, el tradicional pañuelo arábigo que simboliza la solidaridad, la liberación y la libertad palestinas.

Así, Wendy Brown, tomó la palabra delante de centenas de personas reafirmando, en primer lugar, su actitud en contra del genocidio. Posicionada, empieza a reflexionar acerca de las crisis de valores del mundo en que vivimos. "Lo que Weber entendió profundamente fue que los valores que usamos para orientarnos en el mundo estaban en peligro", afirma la filósofa. "¿Por qué? Porque lo que la ciencia y la razón nos ofrece es una forma cada vez más poderosa de entender cómo funcionan las cosas, pero no cuál es su valor".

Más conocimiento y menos significados

En el curso 1918-19, con la Primera Guerra Mundial modificando la fisonomía del Zeitgeist, el espíritu de la época, un grupo de estudiantes de la Universidad de Múnich invita a Max Weber a impartir una conferencia sobre La ciencia como vocación. En ese momento histórico, la democracia estaba perdiendo su prestigio y en el horizonte empezaban a verse los regímenes totalitarios que marcaron el siglo XX.

El libro Tiempos nihilistas es una reflexión sobre los valores con Weber de fondo. Wendy Brown explora cómo el nihilismo afecta la política y la vida contemporánea, inspirándose en la obra del sociólogo alemán. La tesis que sostiene la filósofa es que vivimos en una época caracterizada por la pérdida de valores y la erosión de significados trascendentales. Lo que Weber definía como modernidad. 

Wendy Brown, filósofa estadounidense, durante la charla en el Festival de las Ideas. Foto: La Fábrica Comunicación

Wendy Brown, filósofa estadounidense, durante la charla en el Festival de las Ideas. Foto: La Fábrica Comunicación

El resultado, según Brown, es un mundo que tiene "más conocimiento y menos significado, más información y menos comprensión de qué y cómo valorar lo que sabemos". Esto es lo que Weber y Brown llaman nihilismo. "No nihilismo en el sentido de pánico o desesperación ordinaria, sino nihilismo como un mundo cada vez más vacío de significado, cada vez más vacío de valor".

"La crisis que Weber identificó parece una cosa pequeña en comparación con la nuestra", afirma contundente. La idea de verdad está en un estado de crisis radical, amplificada por las tecnologías modernas y la proliferación de "verdades contestadas", especialmente en el ámbito político. El valor se convierte en una cosa barata y vulgar que todos usan y despliegan para encubrir una voluntad de poder y de lucro.

Esto implica la necesidad de que los seres humanos reconozcan que son la fuente de valor, no Dios, no la naturaleza, no los hechos, no la ciencia, no la tecnología, no el conocimiento. "Producimos valor y tenemos que discutirlo, deliberarlo y perseguirlo como una forma de organizar el mundo".

Narrativas cuestionables

Sin embargo, no hay hechos no interpetados, las narrativas y las perspectivas juegan un papel crucial en la construcción del significado. "Nuestras narrativas, que están informadas por valores, son contingentes", lo que significa que son cuestionables y no absolutas.

Al referirse a la crítica del genocidio en Palestina, Brown aclara que "es una posición informada por un conjunto de valores, por un relato histórico, un conjunto de estudios fácticos y empíricos, y por un desafío a un conjunto de marcos que negarían esto. Pero al mismo tiempo, sé que el argumento que quiero sostener, la posición que quiero asumir, es cuestionable. Y odiamos eso. Queremos que nuestra posición sea absolutamente verdadera".

Wendy Brown, filósofa estadounidense, durante la charla en el Festival de las Ideas. Foto: La Fábrica Comunicación

Wendy Brown, filósofa estadounidense, durante la charla en el Festival de las Ideas. Foto: La Fábrica Comunicación

El gran desafío que recibimos de Dostoievski y Tolstói es aceptar que nuestras posiciones están influidas por convicciones apasionadas y contextos históricos. "En un mundo donde los hechos y las verdades están cada vez más sujetos a la interpretación y a la disputa, el nihilismo se vuelve un reto para la democracia". 

Espacios públicos 

Weber decidió separar la universidad de la vida política. "La universidad es un dominio para aprender y reflexionar", afirma la filósofa. Un espacio seguro para cuestionar y explorar ideas. Sin embargo, la política es el ámbito de la lucha, "un lugar terrible para la reflexión, ya que es donde luchas por tus valores y no donde puedes pausar y deconstruir". Según ella, no se puede confundir el espacio cívico abierto con el hogar.

"En casa, uno puede negarse a escuchar ciertas cosas, pero en un espacio cívico, la libertad de expresión debería prevalecer". En este sentido, los espacios académicos no son espacios emocionalmente seguros. Ahora, la pregunta difícil es: ¿Qué sucede cuando tienes un profesor que insiste en un enfoque político, ya sea sobre raza, Palestina, capitalismo, neoliberalismo, género, política reproductiva, cosmología?

"En mi opinión, creo que es realmente importante poder cuestionar la pedagogía de un profesor o el currículo de un profesor. Pero tiene que hacerse de manera responsable y de tal manera que haya una posible respuesta a ello, no solo una simple refutación". Así reivindica que "tenemos que hacernos más fuertes. Tenemos que ser más valientes. Tenemos que convertirnos en mejores pedagogos".

Aunque Tiempos nihilistas ofrece una crítica contundente, Brown busca un camino hacia una política que pueda recuperar el significado. Por esto, su tesis aboga por reconocer la contingencia de los valores y la necesidad de deliberar sobre ellos, en lugar de imponer verdades absolutas.