Margaret Atwood rebaja el pánico por la victoria de Trump: "La gente no va a aceptar una dictadura"
- La autora de 'El cuento de la criada' vuelve a la ficción después de un lustro con 'Perdidas en el bosque', una compilación de quince relatos.
- Más información: Margaret Atwood: "Ojalá mis novelas siempre sean distopías y no profecías"
Las distopías que han encumbrado a Margaret Atwood (Ottawa, Canadá, 1939), revelándola como una de las escritoras más subversivas del panorama internacional, no son incompatibles con un carácter dúctil. Galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2008 y autora de la imperecedera El cuento de la criada, novela que tuvo una segunda vida con su trasvase a serie de televisión, Atwood vuelve a la ficción después de publicar, hace ya un lustro, Los testamentos, una continuación de su obra más celebrada.
Esta vez aterriza en las librerías con un libro de cuentos, Perdidas en el bosque (Salamandra), y la creación de algunos de ellos corresponde al cumplimiento de las peticiones que le hicieron algunos lectores. Uno de los quince relatos que componen esta selección está dedicado a George Orwell, uno de sus grandes referentes.
La autora de ciencia ficción más aclamada de los últimos años recrea una entrevista con el autor de 1984 a través de una médium, peripecia que, a buen seguro, encandilará a sus seguidores. "En el relato os daréis cuenta de que Orwell sigue fumando", ha bromeado Atwood en la rueda de prensa online que ha servido para presentar su libro a los medios de comunicación en español.
En otro de los cuentos, inspirado —también a petición de algunos lectores— en el Decamerón de Bocaccio, invierte el personaje de la obediente Griselda para resaltar su impaciencia. Este tipo de relatos corresponden a la segunda parte del libro, en la que encontramos caracoles vestidos de personas y madres convertidas en brujas, mientras que "otros proceden de material que creías que podías incluir en una novela y luego no terminan entrando", según ha reconocido la autora.
Las secciones primera y tercera, las que abrochan el libro, corresponden, en buena parte, a experiencias personales e incluyen importantes reflexiones sobre el matrimonio, el envejecimiento, la pérdida y la muerte. La tensión distópica, no obstante, sigue siendo marca distintiva en la literatura de Atwood, y sobre ello ha disertado a lo grande. "¿Hasta qué punto existimos en un espacio que ya no está ahí? ¿Y en un futuro que aún no ha sucedido? También podemos preguntarnos si existe el presente", ha dicho.
En tiempos delirantes como los que vivimos, ¿las distopías han perdido su sentido?, le preguntamos. "No, porque siempre podría ser peor", sentencia. Aunque esboza una sonrisa, es consciente de la gravedad de su pronóstico y pasa a explicar que "el siglo XIX era una época de utopías, porque siempre creían que podía ser mejor. Avanzaban hacia el progreso médico, soñaban con poder volar, habían creado el sistema de alcantarillado, aparece la bicicleta, el automóvil, la máquina de escribir… ¿Por qué no iban a ir las cosas cada vez mejor?" En todo caso, las utopías "pueden ser un poco aburridas", concede, porque "no hay crisis".
La situación cambia, según su criterio, con la Gran Guerra. "El futuro no iba a ser tan halagüeño como habían imaginado en Europa y América del Norte", apunta Atwood, que señala la aparición de la primera novela de ciencia ficción, La guerra de los mundos, que presenta un futuro horrible. Después, está la novela We, que vaticina el horror estalinista, y paralelamente tiene lugar la II Guerra Mundial. A mediados de siglo proliferan las distopías, pues "la gente pensaba que en cualquier momento podía morir por una bomba atómica. Poco después se detiene la fiebre distópica, mientras que "ahora hay un diluvio", afirma Atwood.
"Kamala Harris no ha tenido mucho tiempo y, además, es una mujer. Mucha gente tenía miedo de tener una presidenta"
El cambio climático, la situación de las mujeres y el riesgo del totalitarismo son algunas de las materias más frecuentadas en esta nueva ola. La valoración de las elecciones estadounidenses era, por tanto, una cuestión a tener muy en cuenta en la rueda de prensa de esta tarde. "La campaña ha sido breve y Kamala Harris no ha tenido mucho tiempo", ha justificado la escritora. "Además, es una mujer y mucha gente tenía miedo de tener una presidenta, y además de color. Temía que les hiciera a ellos lo que ellos habían hecho a gente como ella", ha asegurado.
De todos modos, "las afiliaciones de clase han cambiado. Antes los demócratas representaban a los trabajadores y los republicanos, a los ricos; ahora es al revés", opina Atwood. ¿Y qué hay de las consecuencias de la victoria de Trump? "Depende de si podemos creer en algo de lo que dice Trump, porque miente tanto…", desliza la autora. Y añade: "Dice que va a construir campos de concentración para llevar a los demócratas y a los inmigrantes. Está por ver si el pueblo americano lo acepta y cuánto hay de verdad en todo lo que ha dicho. Creo que la gente no está dispuesta a aceptar una dictadura".
Atwood concede que "las implicaciones para Europa no parece que sean buenas", además de que "esto va a crear mucha ansiedad para la gente que vive cerca de Ucrania". Sin embargo, en líneas generales se muestra tranquilizadora: "No es para tirarse desde un puente, no hay nada perdido".