L a principal aportación de este libro al estudio de las Brigadas Internacionales tiene su origen en la caída del Muro, que ha permitido a César Vidal sumar a la bibliografía existente la documentación de los archivos soviéticos, las entrevistas a interbrigadistas de los antes denominados países del Este y la incorporación de las revelaciones de antiguos responsables del KGB y otros organismos de la URSS. El resultado no puede ser más demoledor para una imagen que ante buena parte de la opinión, no entre los especialistas, continúa basándose en la prolongación de aquel romanticismo que contribuyó a colocar la guerra civil española en el primer plano de la escena internacional. La creación de las Brigadas Internacionales no fue producto de un movimiento espontáneo de simpatía mundial constituido por idealistas dispuestos a entregar la vida en defensa de la democracia, sino de la decisión personal de Stalin, fruto de intereses tan poco idealistas como cobrarse la ayuda. Su organización y control correspondió a las organizaciones comunistas. ésa es la realidad histórica documentada por la investigación de Vidal. A este respecto es imprescindible leer los documentos reunidos en el amplio apéndice de la obra.
Es innegable el tributo de valor y sangre de los miembros de las BI durante la Guerra Civil pero, como subraya Vidal, no luchaban por la República sino con vistas a acabar con ella. También desmiente que fueran decisivos en la batalla de Madrid, destaca la ineficiencia del mando, en su inmensa minoría comunistas, y la falta de disciplina y moral que derivó en un continuo goteo de deserciones combatidas con una represión feroz. En este notable trabajo se aborda la polémica cuestión del número de interbrigadistas. Por último, se describe el decisivo papel desempeñado por los interbrigadistas durante la II Guerra Mundial y la Guerra Fría.