La escuela de Barcelona
Esteve Riambau y Casimiro Torreiro
20 junio, 1999 02:00¿Paisajes desde el metro? España respiraba con los reprimidos pulmones de la dictadura, Edigsa editaba discos en catalán, los barcelone-
ses tenían torticolis de tanto mirar hacia el resto del mundo. No es ningún secreto: la EdB es el resultado de una rebeldía y una servidumbre hacia el modelo de los idealizados "nuevos cines europeos", especialmente la "Nouvelle Vague". Si hubo una escuela de Nueva York, ¿por qué no podía haber una de Barcelona? "Glamourosa" por definición, la "gauche divine" necesitaba reproducir el ejemplo warholiano en Tuset Street y el célebre Bocaccio. ¿Y Madrid? No era un paisaje moderno.
¿A quiénes han visitado los críticos, profesores universitarios e historiadores Riambau y Torreiro? A todos, protagonistas y actores secun-
darios. A Joaquín Jordá, que explica, jocoso, la reunión que tuvo una delegación de la EdB con el director General de Cinematografía y Teatro, García Escudero; a Ricardo Bofill, que intentó imprimir las coordenadas espaciales de la arquitectura en celuloide puro; Pere Portabella, el financiero del grupo; Carles Durán, o la fuerza motriz; y Jacinto Esteva, el diletante con talento que convirtió a "Dante no es únicamente severo" en la película manifiesto de la EdB, impecable materialización de las experimentaciones formales de estos barceloneses obsesionados por la vanguardia. Aparecen también, las musas -Romy, Serena Vergano, Teresa Gimpera-; Vicente Aranda; Jorge Grau; Jaime Camino; Gonzalo Suárez y etc. El caudal de datos y miradas de este impecable libro es inabarcable. Si acompañamos a Torreiro y Riambau en este kilométrico viaje en metro prologado por un divertido Enrique Vila-Matas, llegaremos a varias conclusiones: a) se puede escribir un ensayo cinematográfico con el rigor y la fluidez de una novela, y b) El color y el calor de la EdB no se han apagado. Y no es fácil retener la luz, la visión de un caleidoscopio. Riambau y Torreiro lo han conseguido. Chapeau.