Ensayo

La memoria insumisa

Nicolás Sartorius y Javier Alfaya

28 noviembre, 1999 01:00

Espasa. Madrid, 1999. 436 páginas, 2.500 pesetas

Los autores proporcionan un amplio repaso de la dictadura de Franco en todos sus aspectos. La atroz represión, desde los fusilamientos a la tortura. La alienación a través del nacionalcatolicismo. La práctica de la censura. El carácter violento del régimen

Hay mucho de personal, de caricatura y de verdad, así, todo mezclado, en este ensayo. El primer ingrediente está en la trayectoria de los dos autores, reputados luchadores antifranquistas que experimentaron la persecución, que vieron la destrucción causada por la represión en muchos compañeros, tanto en el aspecto vital como en el físico, y que ahora reaccionan a través de este libro contra lo que consideran olvido y ocultación en la memoria histórica de los españoles de un régimen político ultrarepresivo, que sumió a España en el atraso social y económico, y que hundió unas expectativas de progreso cultural y educativo encarnadas en el ideal liberal-democrático de la generación que hizo posible la Segunda república.

El retrato en blanco y negro no está en su crítica feroz de la dictadura del general Franco, rigurosamente acertada, sino en la manipulación de la historia de España, sobre todo en su interpretación, particularmente en cuanto al siglo XIX y al período de la Restauración. Ahí está la visión paranoica de unos historiadores a sueldo de la derecha que están manipulando el pasado para acreditarle unos antecedentes limpios de fascismo. En primer lugar está el hecho de que esos historiadores, me refiero a los profesionales, llevan a cabo una revalorización de la tradición liberal española desde unas investigaciones que se remontan a la década de los setenta. En segundo lugar, es lógico que el centro-derecha esté interesado en reconocerse en una tradición que, entre otras cosas, le pertenece históricamente, ¿o acaso Espartero, Cánovas, Sagasta o Canalejas pertenecen al patrimonio de la izquierda? El fondo de la cuestión es que los autores participan de una concepción de España hija de la historia marxista de los años sesenta y setenta, caracterizada por la existencia de un fracaso secular en el que una España retrógrada, una suerte de prefranquismo que viene de la noche de los tiempos, se ha dedicado sañuda y permanente a perseguir todo lo que ha significado progreso. Es una visión en la que las clases medias brillan por su ausencia ante un binomio que lo explica todo, el de clases populares oprimidas-oligarquía insaciable, y donde la derrota del carlismo cuelga de la nada, no vaya a ser que las clases medias liberales tengan "algún" mérito. Una concepción, en definitiva, que no sirve para explicar el actual presente español, de no ser que se quiera atribuir en exclusiva al desarrollismo o a la etapa felipista.

Pero estos serios reparos de carácter histórico quedan superados por el verdadero objetivo del libro y su preocupación fundamental, la de reconstruir una memoria que fundamente "una sólida conciencia democrática" en los españoles. La Transición, un proceso enormemente meritorio, obligó a adoptar algunas convenciones, del todo legítimas, para la reconciliación, con el fin de superar los enfrentamientos del pasado y facilitar el camino hacia una democracia real. Si no antes, ahora es el momento de recordar esos olvidos y condenar, desde todo el espectro político, una dictadura sanguinaria que prolongó innecesariamente la división de los españoles entre vencedores y derrotados durante cuatro décadas. L Os autores proporcionan un amplio repaso de la dictadura en todos sus aspectos. La atroz represión, desde los fusilamientos a la tortura. La alienación de las mentes a través del nacionalcatolicismo. La extensísima práctica de la censura, con aspectos chuscos incluidos. El carácter permanentemente violento de la dictadura, como se muestra en los últimos fusilamientos y en la actuación del Tribunal (especial) de Orden Público. A la luz de este libro y de otras investigaciones locales, la apertura de archivos y la indagación del ingente material ya disponible, permite aventurar que habrá sobrecogedoras conclusiones.

Por debajo de todo el ensayo fluye un emocionado homenaje a todos los luchadores que sufrieron años de cárcel y perdieron la vida en su lucha por la libertad en España. Constituye un material más para la reconstrucción de esa "conciencia democrática" de los españoles. Sin embargo, nada puede ser peor que utilizar este digno proyecto como arma arrojadiza entre los partidos. Si las investigaciones históricas desenpolvan culpas, como así debe ser, que sean las de todos y que sean de personas concretas, ni de una agrupación política concreta actual ni de un familiar de los verdugos por la pura relación de parentesco.