Ensayo

El gusto

Valeriano Bozal

26 diciembre, 1999 01:00

Visor. 170 páginas, 1.500 pesetas. Necesidad de la ironía. Visor. 112 páginas. 1200 pesetas

Aunque en las introducciones de sus libros Bozal insiste en que no está escribiendo de estática, suele acabar hablando de ella. En este caso se trata de dos breves pero espléndidos libros, de enfoques bien distintos, e indudables concomitancias. El primero, dedicado a El gusto, apareció en una primera versión italiana en 1996, y ha sido revisado y ampliado para la presente edición. El segundo es Necesidad de la ironía. El nexo principal entre ambos libros es la revisión del proyecto moderno: "Fundar un gusto autónomo es un rasgo decisivo de la modernidad". El gusto para Bozal es "un sistema de preferencias individual o colectivo". En los juicios de gusto se expresa un sujeto que se constituye a sí mismo configurando un mundo en experiencias comunitarias e intersubjetivas. Ello da lugar a una estética del placer compartido en el goce de la belleza, pero también a una estética de la lucidez, a medida que se quiebra la categoría de belleza; que emerge lo feo y lo negativo, el "mal sublime" destructivo, que el sujeto moderno vive su ausencia de fundamento con un heroísmo desprovisto de nostalgia, de consolación o de huida. Se da así lo "patético moderno", expresado en una serle de figuras grotescas, imágenes de la ausencia de sentido.

De esa necesidad de la lucidez surge la Necesidad de la ironía, un libro que el autor recomienda se lea en clave de estética política y que, por eso mismo, constituye una verdadera rareza hoy día. SI en el anterior la constatación misma del carácter histórico del gusto le imponía un recorrido histórico, aquí el texto obedece a la necesidad de expresar una experiencia desnuda y comprometida, que se sostiene en sí misma sin la muleta de la cita. La antigua "teoría crítica" es reconducida ahora bajo la forma de la "resistencia de la teoría". Se trata de revisar la modernidad desde la duda, es decir, la ironía misma. Y así Bozal muestra cómo el sentimiento de agrado que suscita lo pintoresco se degenera en el kitsch de la sociedad de consumo; cómo la experiencia de lo absoluto en lo sublime se banaliza en lo "pompler" y se aliena en lo totalitario. La ironía es la resistencia de la mirada lúcida: dice lo que son las cosas en lo que no son. No quedamos excluidos de ella, pues nuestro destino es ser lo que no deberíamos ser.

Ello da lugar a unos extraños descreídos que no pueden permitirse el lujo de ser escépticos, y que tienen la "necesidad" de decir cosas como las que Bozal ha expuesto tan brillantemente en este libro.