Ensayo

Hijos del paraiso

Miguel Aranguren

26 diciembre, 1999 01:00

Ed, Martínez Roca. Barcelona, 1999. 282 páginas, 2,200 pesetas

Tres relatos largos, Los guardianes del agua, La sombra del Cóndor y Monzón sobre Bombay, se reúnen en este libro de Aranguren, cuyo trabajo desde 1994 en la fundación Codespa le ha llevado a conocer los escenarios en los que transcurre la acción de tres historias independientes. Diríamos con un tópico que los tres escenarios, Turkana (áfrica), los Andes e India, pertenecen a lugares dejados de la mano de Dios, pero en este caso justamente meteríamos la pata. Las tres historias tienen en común la presencia de misioneros, monjas o sacerdotes cuyas vidas entregadas a la ayuda humanitaria hacen posible la peripecia de los verdaderos protagonistas. Es el espíritu religioso, el sentido sobrenatural, encarnado por personajes secundarios pero imprescindibles, el gran tema de fondo y el centro del homenaje que Aranguren rinde con este libro. Así en el primero y más extenso de los relatos, Paula, una enfermera de Madrid, decide aventurarse dos meses en una misión sanitaria en un territorio desolado al norte de Kenia, Turkana. De pequeña había soñado con el áfrica hollywoodiense de Tarzán y de muchacha con la Kenia de Isak Dinesen. Pero Paula se encuentra implicada en una aventura junto a un ingeniero desarraigado y dos sacerdotes que luchan contra la enfermedad y el atraso de unas gentes nómadas, acostumbradas a la sequía y la amenaza de los moriles, bandidos etíopes asesinos. áfrica puede cautivarte. Pero "aquí sólo se aguanta durante toda la vida si Dios está de por medio", dice Antonio, uno de los sacerdotes.

El segundo relato narra la construcción de una central eléctrica por tres jóvenes ingenieros para unos pueblos andinos incomunicados, y el tercero la historia de una joven religiosa entre los pobres de Bombay. Ya pasó la época de los viajes gloriosos, de los descubridores, pero quedan por conquistar otras metas. Los tres relatos de Aranguren dan fe, con ojo crítico y buen oficio fabulador, de la lucha por el reconocimiento de la dignidad humana.