Cuando hablaba dormido
Á. Vargas Llosa
16 enero, 2000 01:00Lo mejor es abrir este volumen por la mitad, como las sandías. Las entrevistas que inician la segunda parte son para el recuerdo. La primera de ella a Isabel Allende. De pronto aparece una escritora arrogante -"yo creo que los editores españoles no leen los libros, simplemente los imprimen"- e indiscreta, al revelar que la hija de su marido, drogadicta, murió de sobredosis en la época en que falleció su hija Paula. Vargas Llosa ofrece una cara distinta de Allende, una amiga de sus padres tan poderosa que no ve la necesidad de la mentira, ni siquiera del disimulo. La segunda entrevista de esta parte dedicada a la cultura es con J. Bayly. Aquí ya no estamos ante el chico homosexual y escandaloso difundido por la propaganda, sino ante una cabeza valiente tan articulada como llena de valores. El capítulo de los políticos lo encabezan Aznar y Tony Blair y lo cierran Fernando de la Rúa y Zedillo. Todos primera línea pero con la lección bien aprendida, entrenados para no ir más allá de su conveniencia. Por último, los científicos cierran, sólo con las entrevistas a D. Cavallo y a M. Patarroyo, un volumen lleno de ideas y líneas de fuerza.