Ensayo

Cuando hablaba dormido

Á. Vargas Llosa

16 enero, 2000 01:00

Grijalbo. Barcelona, 1999 359 páginas, 1.700 pesetas

El Oxford Universal Dictionary, en su segunda acepción del término entrevista, sitúa el origen de ésta en el periodismo norteamericano de 1869. Desde entonces, en mi opinión ya desde mediados del XIX, la entrevista se ha convertido en un género glorioso. J. Pulitzer, en sus años de director del "World" de Nueva York, publicó entrevistas que han quedado como trozos de historia, en las que insistía, quizá porque era ciego, en la necesidad de dar al lector el detalle cotidiano y la corporeidad del entrevistado como marco de sus opiniones. Con este libro de entrevistas realizadas en Miami en la segunda mitad del año pasado, álvaro Vargas Llosa entra de lleno en un género tan espectacular como peligroso. Vargas Llosa (Lima, 1966), ha escrito 31 entrevistas hechas para la radio que conforman un mosaico instructivo y lleno de reflejos de tres tonos: el del poder, la cultura y la ciencia.
Lo mejor es abrir este volumen por la mitad, como las sandías. Las entrevistas que inician la segunda parte son para el recuerdo. La primera de ella a Isabel Allende. De pronto aparece una escritora arrogante -"yo creo que los editores españoles no leen los libros, simplemente los imprimen"- e indiscreta, al revelar que la hija de su marido, drogadicta, murió de sobredosis en la época en que falleció su hija Paula. Vargas Llosa ofrece una cara distinta de Allende, una amiga de sus padres tan poderosa que no ve la necesidad de la mentira, ni siquiera del disimulo. La segunda entrevista de esta parte dedicada a la cultura es con J. Bayly. Aquí ya no estamos ante el chico homosexual y escandaloso difundido por la propaganda, sino ante una cabeza valiente tan articulada como llena de valores. El capítulo de los políticos lo encabezan Aznar y Tony Blair y lo cierran Fernando de la Rúa y Zedillo. Todos primera línea pero con la lección bien aprendida, entrenados para no ir más allá de su conveniencia. Por último, los científicos cierran, sólo con las entrevistas a D. Cavallo y a M. Patarroyo, un volumen lleno de ideas y líneas de fuerza.