El nacimiento de Carmen
Carlos Serrano
23 enero, 2000 01:00El conjunto del mismo lo forman una docena de estudios sobre algunos de esos "lugares de la memoria" españoles: bandera, himno, rotulación de calles, fiesta nacional. No hay mucho nuevo en las páginas dedicadas a estas cosas, aunque Serrano las aborda con una amplitud de perspectiva que permite poner en relación el caso español con otros, o tomar en consideración junto a símbolos nacionales oficiales otros alternativos como la Internacional; igualmente, lo hace con un rigor escrupuloso en la precisión de los detalles que abulta más que algún pequeño descuido (Cromwell, muerto muchos años antes, nada tuvo que ver directamente con la Revolución de 1688); o ciertas omisiones. La mayor extensión del volumen se dedica a los monumentos patrióticos, centrándose en los dedicados a personajes de la guerra de Cuba y, por ser un período que Serrano conoce muy bien, aporta noticias y sugiere conclusiones interesantes, aunque no siempre sea fácil seguirle.
Serrano se orienta claramente por el modo de escribir historia que hace su objeto de los discursos o modos de expresión y símbolos de grupos sociales o culturales y su deconstrucción, y haciéndolo deriva frecuentemente en ejercicios retóricos que pueden ser brillantes pero no siempre esclarecedores y que más que explicar parecen a veces contentarse con el "cosi é si pare vero", dando de lado a aspectos prosaicos pero básicos. Así, la profusión monumental a fines de la Restauración, además de con supuestas necesidades de reafirmación discursiva en el espacio público, ¿no tendrá algo que ver con presupuestos municipales más saneados entonces? A ello une un gusto por el tono chacotero que puede servir de recurso distanciador o de vínculo cómplice con aquellos lectores que lo encuentren chistoso, pero poco explica sobre las razones de fondo de todo un proceso cultural y político. Por eso en parte, los capítulos sobre cármenes y montserrats que tantas sugestiones contienen dejen cierta insatisfacción y no muchas certidumbres sobre si las modas onomásticas del pasado fueron o no vehículos de nacionalización.