Ensayo

El negocio de la libertad

Jesús Cacho

13 febrero, 2000 01:00

Foca. Madrid, 2000. 654 páginas, 2.950 pesetas

Según Cacho, el factor que determina negativamente la situación española es la pretensión de un grupo de comunicación cuasi hegemónico, encabezado por Polanco, que trata de mejorar su posición alcanzada gracias a las ventajas obtenidas en la etapa de González.

La lectura de este apasionante libro, que se lee de corrido, como una novela, deja un sabor agridulce. Por un lado, está la nefasta panorámica que muestra de los mundos jurídico, político, económico y periodístico, salvo unas cuantas excepciones. Por otro, la satisfacción de que todo pueda ser conocido con pelos y señales por los ciudadanos, para que puedan hacerse una idea y utilizar su derecho democrático al voto en consecuencia. Por eso, hay que subrayar la importancia que tiene que la editorial se haya propuesto sacar a la luz el impactante trabajo de Jesús Cacho, una obra trufada de una información que anonadará al lector.

Lo que empezó siendo un relato de la lucha de poder que se escondía detrás de la "guerra digital", acabó con el autor pasando revista al período de gobierno de José María Aznar. Jesús Cacho lo centra sobre el eje que supuso el descarnado enfrentamiento entre el gabinete popular y el binomio constituido por el grupo Prisa, su componente más activo y en forma, y el PSOE, este último, aunque no en plena crisis debido a sus buenos resultados electorales, en difícil situación debido al lastre de un pasado con facturas judiciales por pagar y a la debilidad en el liderazgo externo e interno, consecuencia de un aparato enquistado que obstruye la salida hacia una renovación real y profunda del socialismo español.

Todo empieza con la ajustada victoria del PP en las elecciones del año 1996 y la "dulce derrota" de Felipe González. Mientras la oposición y el grupo de comunicación que lo ampara, liderado por Jesús Polanco, establece su estrategia de inmediato retorno al poder sobre la base de la corta vida del gobierno Aznar, la misión que éste se propone es tan simple como difícil: durar. Sobre el escenario de estas expectativas, esas dos fuerzas ciclópeas van a enzarzarse en una lucha cuyos ecos ocuparán el lugar preferente en los medios de comunicación. Por debajo de esas turbulencias político-mediáticas, la sociedad española comienza a disfrutar de una etapa de bonanza económica fruto del buen hacer del gobierno.

Según Jesús Cacho, el factor que determina negativamente la situación española es la pretensión de un grupo de comunicación cuasi hegemónico, encabezado por Jesús Polanco, que trata de mantener y mejorar su posición de preeminencia en el mercado de la comunicación, alcanzada gracias a los privilegios y ventajas obtenidas en la etapa de Felipe González. éste, en una suerte de relación simbiótica, colabora en la labor, aunando esfuerzos con vistas a minar las esperanzas de perduración de los populares. Para Jesús Cacho, felipismo y Prisa forman de este modo el eje de un sistema de poder corrupto.

La apuesta era tanto de predominio como de supervivencia. Con lo que no contaba el grupo de comunicación, dando por descontada la debilidad del gobierno Aznar, es con la inmensa capacidad de maniobra que da la disposición del poder ejecutivo, lo que, a la postre, junto a una aceptable gestión, le va dando la victoria en la labor de descuaje de lo que se ha dado en denominar felipismo.

En este marco de durísimo enfrentamiento, Jesús Cacho va detallando los distintos asaltos del combate. El intento de creación desde el gobierno de un grupo mediático anti-Prisa, unido al desarrollo de las plataformas digitales, con su particular guerra; los zigzagueos de Antonio Asensio; las tribulaciones de Juan Villalonga al frente de Telefónica, que acaba posibilitando la creación del citado grupo de comunicación adicto al gobierno; las fulminantes reacciones del grupo Prisa,...

Todo esto mezclado con los episodios judiciales (Segundo Marey, Perote, Sogecable, el juez Javier Gómez de Liaño...), los cambios de equipo en plena marcha (Baltasar Garzón), la ración de espionaje (papeles del Cesid), el terrorismo de estado (GAL), las intervenciones (Banesto), el papel de los grandes banqueros (Emilio Botín, Ybarra, Amusátegui...) y la función desempeñada por un sinfín de protagonistas de lo más variado (Mario Conde, Manuel Prado y Colón de Carvajal, Javier de la Rosa, Antonio García Trevijano, el juez Navarro, Pedro J. Ramírez, Luis María Anson, Sabino Fernández Campos, Juan Alberto Belloch, Juan Luis Cebrián, Rafael Vera y José Barrionuevo, Alfredo Pérez Rubalcaba, Joaquín Almunia, José Borrell...).

Seguramente este nuevo trabajo de investigación del periodista Jesús Cacho volverá a ser un éxito de ventas como lo fueron sus anteriores libros, pues tiene todos los ingredientes que atraen al lector.