Ensayo

En cuerpo y alma

Luis Escobar

20 febrero, 2000 01:00

Temas de Hoy. Madrid, 1999. 492 páginas, 2.400 pesetas

Estas memorias huyen de la introspección y son el recuerdo de sus actividades profesionales, salpicadas por los "saraos" de la vida social madrileña

Si Luis Escobar fue un bohemio, lo fue dentro de un orden: el del veraneo monárquico en La Granja, los cócteles en casa de marquesas y el levantarse tarde después de una noche gloriosa. Como González Ruano, además fue siempre un pagano católico, que es una definición inexacta para aproximarse a esa figura del vividor franquista atrapado por Chicote y el Club Puerta de Hierro. En la trastienda de su optimismo siempre guardaba el último minuto para dedicarlo a la vida social, porque para él, como hombre de mundo, la vida social, la sentimental y la profesional poseían fronteras indefinidas. Sus Memorias, por eso, son la biografía de la alta sociedad madrileña, de una parte del teatro español de esta época y, por supuesto, de las peripecias desvanecidas de su vida íntima y familiar.

Como le sorprendió la muerte cuando las estaba escribiendo, estas Memorias han quedado divididas en dos partes (una autobiografía y otra diarística) pero manteniéndose en ellas el mismo aliento. Un aliento que huye de cualquier introspección y se convierte en el recuerdo centelleante o en el rápido apunte sobre sus actividades profesionales, salpicadas por los imprescindibles "saraos" de la vida social madrileña de las últimas décadas. Hombre de teatro ante todo, fue sin duda uno de los que logró levantar nuestra escena en los duros años de la posguerra franquista sin romper con los presupuestos ideológicos imperantes.

Desde su dirección del teatro de Falange, por orden de Dionisio Ridruejo, hasta la dirección del María Guerrero o la posterior del Eslava, en estas páginas se repasa y se recuerda la historia de nuestro teatro desde la guerra civil, y la asunción de todas unas generaciones de directores y actores de primerísima línea: Narros, Rodero, Marsillach o Rabal. Eso sin contar sus conocidas interpretaciones cinematográficas, arte en el que tampoco se guarda sus opiniones: "Voy a ver El ángel exterminador de Buñuel, que como todas sus películas no me gusta nada. Si eso lo llegamos a hacer uno de derechas..." ¡Vaya plancha!

Sus posiciones políticas siempre fueron mundanas como si sólo quisiera defender con ellas a sus amigos y a su memoria familiar. La ideología para él era el trasunto de la amistad, del mundo "delicioso" que había creado. Por eso fue un conservador. Ese mundo en el que Luis Escobar, alternaba con la realeza, con ministros y políticos franquistas y con los personajes más destacados de nuestra democracia. Y en el que, como en todo, tuvo sus grandezas y miserias. Grandezas y miserias que también se reparten en estas Memorias, escritas con la misma levedad que la vida que vivió o que una noche en Bocaccio. Y con la misma sonrisa que todos recordamos.