Image: Filósofos griegos, videntes judíos

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Ensayo

Filósofos griegos, videntes judíos

Ignacio Gómez de Liaño

29 marzo, 2000 02:00

Siruela. Madrid, 2000. 379 páginas, 4.250 pesetas

Nos dice el autor que esta obra no tiene por papel primordial el de analizar la filosofía y la videncia de ambas culturas, como el título a primera vista parece sugerir, sino que se propone unas metas mucho más sutiles, que son las que le proporcionan originalidad

Ignacio Gómez de Liaño (Madrid, 1946), profesor de Estética y escritor, da un nuevo salto hacia delante en sus investigaciones ensayísticas, no mucho después de habernos ofrecido Musapol (Seix Barral, 1999), su última novela, en la que, por cierto, y desde el ámbito de lo estrictamente creativo, se nos ofrecen algunas claves que conectan con el libro que ahora nos presenta: Filósofos griegos, videntes judíos. Atrás queda una obra ya muy copiosa para su edad, que partió precisamente de un tipo de género literario inusual y nada ortodoxo -recreación entre lo literario, lo filosófico y lo histórico-, del que fue expresión el primero de sus libros, Los juegos del Sacromonte (Editora Nacional, 1975).

Vino luego otra muestra de estricta creatividad, su novela Arcadia (1981), con intensos momentos de lirismo ya desde su luminoso arranque, pero siempre traspasada la trama por esa riqueza de pensamiento que, en sus momentos cimeros, solemos reconocer como "novela de ideas".

Pero es, sobre, todo a partir de su obra El idioma imaginario (1983), donde la obra de Ignacio Gómez de Liaño se ahonda hasta crear un sistema de ideas que fija un mundo que le es propio y que tiene por fin algo que se nos especifica en el prólogo de este libro de hoy: la búsqueda de "los resortes fundamentales de la percepción humana, [...] modos utilizados históricamente por el hombre a fin de entender el mundo y de entenderse a sí mismo".

Este propósito ambicioso, que compendia, por atenernos a los resultados de su exposición, una filosofía y una teofanía, maduró luego en El círculo de la sabiduría, dos gruesos volúmenes también editados por Siruela en el año 1988, llenos de osadas teorías pero a la vez fundamentados en tradiciones concretas y, sobre todo, en unos conocimientos sincréticos, muy del gusto y saber del autor. Se sustentaban entonces en las conexiones Occidente-Oriente, como en el volumen que hoy comentamos se establecen entre el pensamiento griego y el pensamiento judío.

Nos dice también el autor que Filósofos griegos, videntes judíos, no tiene por papel primordial el de analizar la filosofía y la videncia de ambas culturas, como el título a primera vista parece sugerir, sino que se propone unas metas mucho más sutiles, que son las que proporcionan originalidad al texto.

Otra vez es "el arte de la memoria" el "gozne" que une a ambas culturas y a sus autores. Un arte sustentado en "visualizaciones" que, a su vez, originan "visiones". En el mundo griego todas estas imágenes tendrán un sentido más didáctico y educador y en el mundo judío más religioso, o específicamente místico.

Es, pues, la suya una investigación (o aventura) que no tiene estrictamente su base en ese momento decisivo que fue el de la conexión de un determinado helenismo con un determinado judaísmo, sino que, a la manera de una cadena iniciática, se propaga en el tiempo como vía de conocimiento fértil. No es raro, por ello, que Ignacio Gómez de Liaño llegue a poner ejemplos modernos -Arthur Rimbaud, André Breton- que remiten a referentes como Cumas, Delfos, Ezequiel o Qumrán.

él no hará ese seguimiento en el tiempo -aunque, en otros de sus estudios, se haya detenido, de manera particular, en el Renacimiento, o en nombres como el de Athanasius Kircher- sino que se mantiene fiel a los postulados del título de su obra. Pero está bien que nos haya señalado esa conexión con lo actual de un tema que, para los no iniciados, pueda parecer tan remoto como fantástico.

Como ya sucediera en El círculo de la sabiduría, en esta obra que cierra su trilogía, Ignacio Gómez de Liaño combina muy bien el estudio de los autores y textos claves para su exposición (Simónides, Pitágoras, Platón, Aristóteles, Ezequiel, Enoc, textos bíblicos en general), con los sistemas de ideas, los diagramas y simbolismos que ellos generan. Lo que lleva consigo una progresión -de las ideas a las visiones, de lo racional a lo místico-, que subraya el sentido abarcador de su exposición y que tiene su remate en el estudio de la "ideología de Qumrán", en el misticismo esénico.

El fuerte sentido gnóstico de lo estudiado se fija en este último "gozne" de lo esenio. Y sin olvidar nunca lo que en la obra hay de "filosofía práctica que enseñe al hombre a medir sus sentimientos con la regla de las figuras, los lugares, los conceptos". (A ello cooperan las ocho representaciones gráficas que acompañan al texto).

No nos queda sino subrayar cuanto, de manera sintética, ya señalamos al presentar a los lectores El círculo de la sabiduría: Filósofos griegos, videntes judíos, este nuevo libro de Gómez de Liaño supone un hito no sólo dentro del pensamiento iniciado español -el que quiere ir más allá de la erudición retórica y del pensamiento ya trillado-, sino también del internacional. Nos alegra que sendas o caminos que se abrieron fuera de nuestras fronteras, se hayan ensanchado en las páginas de un autor español, con tanta claridad, fundamento e inspiración.