Ensayo

Historia de la literatura portuguesa

José Luis Gavilanes y Antonio Apolinario (eds.)

17 mayo, 2000 02:00

Cátedra. Madrid, 2000. 718 páginas, 4.400 pesetas

Su intención es claramente didáctica aunque su mayor defecto sea que asume métodos críticos e historiográficos que hay que empezar a poner en duda como constitutivos del canon

Antiguamente los escritores españoles si algo aprendían de Portugal era a amarla por su leyenda romántica. El "pueblo de suicidas", como lo llamó Unamuno, parecía haberse quedado a la deriva de la historia europea con sus colores viejos y sus ciudades crepusculares, con sus hombres, oscuros como sombras, soñando frente al océano. Era una forma más de desconocimiento, un atavismo de la ignorancia tan frecuente en la cultura y la literatura españolas. Los Cancioneros medievales eran leídos por encima del hombro. Camoens era un poeta épico sin interés, se desconocía la prosa de Vieira, la sabiduría narrativa de la historia de Herculano no era ni contemplada alguna vez entre nuestras lecturas. La cultura y la literatura española y portuguesa estaban alejadas por algo parecido al desdén, un motivo frecuente de la ignorancia.

Pero ciertamente desde la publicación entre nosotros de la obra de Pessoa, el interés por la literatura portuguesa parece vivir un momento de relativo esplendor, aunque a menudo se conozca de ella nombres como los de Saramago o Lobo Antunes que sólo muestran algo de su riqueza. Una riqueza que, sobre todo en el terreno de la poesía, adquiere unas calidades indudables.

Tal vez la publicación de esta Historia de la literatura portuguesa venga a suplir esta deuda. Una Historia... que, de forma tan completa y actualizada, estaba por hacer en nuestro país. Su intención es claramente didáctica, si entendemos por ello que intenta acercarnos a los principales movimientos y autores, a las obras más representativas, aunque su mayor defecto sea que asume métodos críticos e historiográficos que hay que empezar a poner ya en duda como constitutivos del canon, sobre todo en el panorama de lo contemporáneo. En este sentido es una Historia que vuelve a incidir en el discurso instaurado por la crítica y la enseñanza que acoge el canon establecido sin plantearse sus fracturas, ese repertorio de excepciones que forman la historia literaria. En este sentido, llama por ejemplo la atención que no se contemple de forma destacada la figura de una poeta extraordinaria como fue Sóror Violante do Céu, cuyos sonetos, liras o silvas, con esa mezcla emocionada y cerebral serían lo más depurado de la lírica del siglo XVII.

No hay duda sin embargo de que como introducción para lectores interesados, como sistematización para la consulta, esta obra posee interés. En sus mejores páginas no deriva en presentarnos un panorama compuesto de resúmenes, sino que atiende a los diversos juicios que sobre las obras ha señalado la crítica, relacionando además los factores literarios con los estéticos y los históricos. El carácter de "presentación general" de una época se equilibra al de reflexión sobre la misma y la materia abordada es capaz de darnos una visión no sólo didáctica de los autores o las obras. Otras veces, como ocurre con el período Ilustrado y Neoclásico, la reflexión sobre los temas y las formas predomina sobre lo propiamente historiográfico, quizá porque se ha estimado con buen criterio que en un período literariamente tan poco fértil en Portugal, era más pertinente acudir a delimitar los cambios estéticos y de mentalidad que se estaban produciendo. Por el contrario los "poetas realistas" del XIX son tratados desde su singularidad aunque hubiéramos querido un mayor análisis de cómo el realismo es otra forma de romanticismo, es decir, cómo en Guerra Junqueiro, y no digamos en Cesario Verde, sentimiento y realidad parten de un mismo aliento. Distintos enfoques que sirven para dar riqueza al volumen.

Todo esto se debe a la participación en esta Historia... de diferentes especialistas en cada uno de los períodos, un método que si bien lo dota de esa riqueza indudable, crea frecuentes desajustes. Y por supuesto diferentes alturas en cuanto a la calidad de los estudios recogidos, algunos de ellos repetitivos y tópicos: el tratamiento del barroco o de Pessoa nos sabe a poco.

Salvando esto, lo fundamental quizá es que poseemos una obra actualizada de la literatura portuguesa desde sus primeras manifestaciones hasta las más recientes, y que el lector español puede asomarse así, desde los últimos estudios críticos, a un panorama complejo y apasionante. Un panorama que partiendo de una cultura tan arrinconada como la portuguesa, incluso tan provinciana en muchos aspectos, ha sabido en sus mejores momentos conectar con lo mejor de la literatura occidental, con sus aventuras estéticas y espirituales. Una literatura que ha comprendido que siempre que en su historia se ha producido esa conexión se ha logrado favorecer la aparición de sus más grandes obras. ¿No ocurre lo mismo con la literatura española?