Ensayo

Arcadias sevillanas

José Daniel M. Serrallé

7 junio, 2000 02:00

Diputación de Sevilla, 2000 221 página

Arcadias Sevillanas es el primer libro en prosa de José Daniel M. Serrallé, poeta sevillano autor de tres libros de poemas: Salón de Embajadores (1984), Luna en la niebla (1991) y Aves nocturnas (1997). Con esta obra nos acerca de un tiro a siete poetas sevillanos y a los pueblos de su infancia y adolescencia en un viaje que es más bien paseo literario. Serrallé bucea en la edad más poética de la vida, en "lugares de la memoria que en verdad no existen", y lo hace para recuperar su propia infancia y para invitarnos a todos a esa nostalgia, a flanquear las puertas de la Arcadia. El precio del pasaje no es poco: cierto desencanto de la edad adulta, este lugar al que tanta prisa teníamos por llegar, ignorantes de que íbamos "a ninguna parte".

La Arcadia queda, para el poeta Javier Salvago, justo al este de la infancia y concretamente en Paradas, donde una plaza con su nombre y un libro de cerámica ofrece unos versos suyos. Tal vez alcanzó tal honor, aparte de por sus versos, por influencia del fantasma de su abuelo. Para Rafael Adolfo Tellez Cañada Rosal es un pueblo sin memoria: "No me acuerdo de nada madre, no me acuerdo de nada". Ya el aire pesa sobre el recuerdo de la Estepa de Rafael Juárez en cuya casa nada funciona. Tampoco la bicicleta. Enrique Baltanás, en Alcalá de Guadaíra, nos rescata la sensualidad de las sorpresas del convento: la muerte de un pájaro, "los ramilletes de niñas que salían del colegio y sus piernas blanquecinas". "Todos fuimos dioses" en nuestra arcadia, y Fernando Ortiz en los veranos de Valencia de la Concepción, donde lanzó un petardo bajo los pies menudos de la niña que amaba. No se es niño impunemente en san Nicolás del Puerto, el pueblo de Manuel Sánchez Chamorro. Alberto García Ulecia en Morón de la Frontera es carne vencida por la nostalgia. Vio la capa de un rey mago y oyó los disparos de la caza del tigre. Creer en imposibles: eso es lo que añoramos de la infancia.