Image: Diagnóstico: cáncer

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Ensayo

Diagnóstico: cáncer

Mariam Suárez

21 junio, 2000 02:00

Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. Barcelona, 2000. 233 páginas, 2.300 pesetas

Mariam Suárez narra con un enorme talento. Su autobiografía se lee con facilidad, incluso se diría con gusto si no fuera por la doble tragedia que nos hace presenciar. Pese a todo, el mensaje es de valor

En febrero de 1982 le fue diagnosticado un cáncer a Cristina de Areilza. Una leucemia que trató de curar en el Hospital Villejuif de París y que dejó retratada en un espléndido y trágico libro, Diario de una rebeldía, editado por Espasa Calpe. Cristina de Areilza, hija de uno de los políticos más articulados de la Transición, supo transmitir la crudeza de una lucha tremenda contra una enfermedad a la que creía poder vencer. No fue así.

Pero la enfermedad no vence siempre, cada vez menos, ahí está Susan Sontag, víctima de un cáncer que supo analizar en un ensayo sugestivo y brillante. Hoy sigue, tanto en su labor intelectual como en la defensa de causas justas. A esta épica de amazonas sin pecho debe pertenecer Mariam Suárez. A los veintinueve años, en noviembre de 1992, madre de una hija de dos años y embarazada de gemelos, se descubre en un viaje a Londres un bulto en el pecho al que no se le da la importancia que tiene. Operada el veintiséis de enero de 1993, la biopsia descubre un tumor maligno inflamatorio. En Houston prevén dieciocho días de vida y en la Clínica Universitaria de Navarra alargan la esperanza hasta los tres meses. No mucho, pero la quimioterapia da resultado, Mariam Suárez consigue alumbrar a uno de sus hijos y su cáncer de mama con infinitas metástasis se reduce hasta permitir que a los pocos meses en Durham (Carolina del Norte) le hicieran un autotrasplante de médula ósea.

De vuelta a España, radioterapia y más operaciones. En 1994 extirpación de un pulmón, dos años más tarde vuelta a radiar y operar. Pero la ordalía no había cesado, otro bulto en el pecho descubierto por casualidad y otra vez Pamplona y quirófano. Ni la enfermedad ni Mariam Suárez se rinden, se toman descansos para volver a enfrentarse. Así hasta hace tres meses, momento en el que el quirófano es el escenario de una mastectomía bilateral y radical que lleva aparejada la extirpación de ovarios.

Mariam Suárez narra con un enorme talento. Su autobiografía se lee con facilidad, incluso se diría con gusto si no fuera por la doble tragedia que nos hace presenciar. En primer lugar su propio dolor: sus lágrimas, la angustia de sentir la muerte cerca de la mano. En segundo término, el esfuerzo agotador de sus padres, su marido y su hermano mayor, que se constituyen en compañía y apoyo permanente. Por si ésto fuera poco, su madre ha sido víctima, como antes lo fue su abuela, de un cáncer que la mantiene postrada. Pese a todo, el mensaje es de valor y esperanza, hay colores e incluso opiniones sobre aspectos médicos, aunque aquí sí caben discrepancias.