Viaje a Oxiana
Robert Byron
1 noviembre, 2000 01:00Es posible que en su momento un libro de viajes como éste aportara una tesis fundamental, una nueva visión del arte persa. Los monumentos más admirados por Byron son el resultado de una fusión entre la antigua civilización iraní y los pueblos de estirpes nómadas procedentes de la cuenca del Oxus e incluso de más allá. Leído hoy, resultan de un interés muy minoritario sus abundantes descripciones de mezquitas y demás tesoros arqueológicos. Realmente hace falta un talento de gran calibre para ser capaz de transportar al lector a algún punto de emoción con una prosa modelada de piedras, ladrillos y azulejos. Byron era gracioso y muy ameno en sus rápidos frescos humanos y tenía talento, pero no tanto. Hay que convivir con demasiada erudición para disfrutar de estas estampas entre la aventura y la comedia, o de alguno de sus comentarios crueles, como el que le dedica a un santo, Ansari, que murió apedreado por unos chiquillos cuando hacía sentencia. "Uno siente cierta simpatía por aquellos muchachos, pues Ansari era un prodigioso pelmazo".